Crónica desde las protestas en Guatemala: “La Plaza se llenó de gas”

Una joven narró a El Diario de Hoy su experiencia en la manifestación pacífica contra el presupuesto 2021 en Guatemala y la brutalidad con que respondió la Policía.

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Imagen de los gases lacrimógenos que afectaron a los manifestantes durante las protestas en Guatemala. Foto / AFP

Por Sofía Ferreira

2020-11-22 4:23:32

El consejo comenzó como broma: “por el virus usemos doble mascarilla y una careta, además llevemos cada una un pañuelo, por si el Gobierno tira lacrimógenos”. Reímos. No sospechábamos que el consejo era una premonición.

Las cuatro amigas que fuimos a la Plaza de la Constitución íbamos por distintos motivos: una quiere que Giammattei renuncie, otra por ejercer su libertad de expresión, la otra quiere que se modifique la ley electoral y con ello en Guatemala podamos votar por cara en las elecciones legislativas. Yo quiero que el presidente vete el presupuesto, que es fiscalmente insostenible y estos deben de ser tiempos de austeridad.

Llegamos a la Plaza a las 2:30 p.m. Camino a ella vimos por Twitter que dos oficinas del Congreso (a cuadras de la Plaza) habían sido quemadas por unos vándalos. La Plaza nos pareció pacífica, por lo que decidimos quedarnos. A casi dos horas de estar allí escuchamos que las personas en la tarima solicitaron una valla humana para que los antimotines no llegaran a la Plaza. Descartamos la idea de que los antimotines nos hicieran algo, la Plaza estaba llena y en paz.

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Minutos después escuchamos ruido que venía en dirección del Congreso. Dos de mis amigas vieron cómo cayeron dos bombas lacrimógenas cerca nuestro. Yo no las vi caer, solo vi cuando la Plaza se llenó de humo. Alguien gritó, “corran, que hay lacrimógenos”. Nos agarramos de la mano y comenzamos a correr. Pensaba que era una falsa alarma, que corríamos por gusto, no podía ser que nos tiraran lacrimógenos cuando los ciudadanos en la Plaza NO estábamos haciendo nada más que ejercer nuestra libertad.

Poco a poco comencé a sentir molestias. Al parar de correr nos revisamos y las cuatro estábamos bien, la triple protección en contra del coronavirus funcionó. Los demás tenían los ojos y cara rojas y se quejaban del ardor.

Regresamos a la Plaza. Los dirigentes de la manifestación convocaron a una caminata hacia el Congreso. Fuimos. Estábamos nerviosas, la lluvia no nos dejaba ver bien y anochecía. Nuevamente hubo gritos de “corran, los antimotines”. Corrimos y por miedo nos fuimos, ya nos habían reprimido sin justificación.

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Nos refugiamos de la lluvia en un restaurante. Escuchamos gritos desde las calles aledañas, vimos pasar a muchos corriendo y los dueños del restaurante cerraron las cortinas metálicas. Por Twitter nos enteramos que la policía estaba capturando y golpeando a ciudadanos. No lo podíamos creer. La manifestación ya se había disipado y en la noche la policía estaba capturando a transeúntes que no estaban haciendo nada más que caminar en una de las principales calles de Guatemala.

Nos quedamos dos horas más, hasta estar seguras de que la policía ya se había ido. Intercambiamos llamadas con los amigos que estaban en la Plaza, queríamos saber si el otro estaba bien y que no estaba en la cárcel. La pregunta que en cada llamada nos hacíamos era: “Si lo de la Plaza fue una manifestación pacífica, ¿por qué nos reprimieron con gases lacrimógenos?”