Burj AI Babas es un pueblo de ensueño, parece salido de un cuento de Disney. Tiene 587 castillos de estilo francés construidos, todos están abandonados; otros 113 están en proceso de construcción.
De acuerdo a una publicación de elpais.com, todo empezó en 2011, un grupo de inversionistas del grupo turco Sarot tenían entre sus manos un gran negocio, un proyecto que sería envidiable para cualquier otra constructora e inmuebles que todo mundo querrían adquirir, pero solo un grupo selecto de personas podría hacerlo. Así fue como deforestaron una gran área verde, proyectaron diseños ostentosos que cumplieran con las exigencias de un público específico y empezaron a crear un enclave para las élites, este fue llamado Burj Ai Babas.
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Ahora Burj Ai Babas es el nuevo paraíso fantasma del norte de Turquía. La urbanización está situada entre Estambul y Ankara, bastante cerca del pequeño municipio de Mudurnu situado a las orillas del mar Negro. El complejo urbanístico está entre las pintorescas montañas de la provincia de Bolu.
El lugar estaba pensado para que albergara, al menos, 700 castillos de estilo francés destinados para la clase alta de los países del golfo pérsico. Según Naci Yoruk, arquitecto consultor del proyecto, los clientes eran de Catar, Bahréin, Kuwait, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
Los castillos están colocados en hilera y cada uno tiene una superficie aproximada de 225 metros cuadrados, el cliente tendrá la posibilidad de adecuarlos a su gusto. En el centro de la urbanización está un edificio central, estilo clásico, para acoger centros comerciales, restaurantes, comercios, servicio de guardería y gimnasios.
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Cualquiera persona querría vivir en un castillo semejante a los de Disney o los de dinastía europea, entonces, ¿por qué están deshabitados?
Cuando el proyecto empezó en 2011 fueron vendidas decenas de villas a inversores árabes, en 2014 las construcciones dieron inicio, se llegó a terminar 587 unidades, casi el 80% de lo planeado. Pero en 2016, los clientes fueron incapaces de pagar los créditos que debían y la constructora se quedó sin dinero para seguir invirtiendo, muchas operaciones tuvieron que ser anuladas justo cuando se estaba apunto de terminar. Luego, la construcción fue declarada en bancarrota y el complejo urbanístico fue abandonado con una deuda de 27 millones de dólares.
Mehmet Emin Yerdelen, presidente del grupo constructor aseguró que 7.5 millones de dólares de lo adeudado por los clientes no se pudieron recuperar. Se supone que la crisis se dio por el desplome del precio del petróleo, pero otros dicen que es por la tensión política entre Arabia Saudi y Turquía.
Las criticas al proyecto
Muchos consideran que se trata de un retroceso a los idearios de la ciudad moderna y que el complejo es un fiasco inmobiliario. Los habitantes de la ciudad de Madurnu, propuesta por la Unesco en 2015 como bien cultural, consideran que la urbanización no encaja con la identidad del lugar y pone en peligro la calidad del paisaje de Bolú, ya que los diseños no tienen ninguna relación con el estilo otomano de los municipios de los alrededores.
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A pesar de estas criticas, el grupo Sarot opera con todos los permisos del Estado y la constructora tiene la esperanza de vender 100 castillos, pagar su deuda e inaugurar parcialmente el proyecto en este año.
