Márcia Martins era una asistente social de Brasil, madre de un niño de cuatro años y una bebé de nueve meses, ella esperaba separarse pronto de su esposo y mudarse con sus hijos a otra localidad.
Pero un día, recibió una llamada de sus suegros, ellos la invitaron a su casa, le prometieron abrir una cuenta bancaria para la manutención de los niños y una casa donde podría vivir con sus hijos.
Ella aceptó, así fue como el pasado 2 de octubre la pareja de ancianos pasó por ella, le dijeron que le mostrarían la casa que habían alquilado y la llevaron a una vivienda situada en el barrio Río Pequeño, ubicado en los suburbios de San Pablo, según la publicación del periódico brasileño O Globo.
Un bebé fue enterrado vivo, nueve horas después lo encontraron porque escucharon su llanto
Fue abandonado en una zona boscosa de Montana.
“La llevaron en coche hasta la casa que habían alquilado 12 días antes. La invitaron a recorrerla y probablemente al llegar a la última habitación la golpearon en la cabeza y luego la enterraron viva”, dijo a la prenda Mario Sergio Oliveira Pinto, detective de la policía.
El cadáver fue encontrado el 5 de noviembre, en la última habitación de la casa. El cuerpo estaba en una bolsa de plástico, cubierta por tierra y una placa de hormigón.
Los exsuegros de la víctima estaban detenidos como sospechosos de la desaparición de Márcia, ahora las autoridades creen que deben de ser acusados de secuestro, homicidio y ocultación de cadáver.
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En las últimas horas, la Policía se enteró del suceso y logró recuperar el cadáver
Las autoridades aseguraron que todo señala a que el asesinato fue premeditado porque los abuelos estaban obsesionados con los nietos y se querían quedar con ellos. Prueba de ello es que habían pedido a los menores que los llamaran “papá y mamá” en lugar de abuelos.
“Tenían el deseo de criar a los niños como si fueran suyos”, declararon las autoridades.
Según las investigaciones, el esposo de Márcial no tiene implicaciones con el asesinato. Los suegos niegan que hayan cometido el asesinato, a pesar que la casa donde encontraron el cadáver estaba a su nombre y de las demás pruebas que tiene la policía. Este es un crimen que ha conmocionado y causado indignación en Brasil.