INFOGRAFÍA: Así fue el dramático rescate de los niños en la cueva de Tailandia

Equipos de rescate con buzos de varios países lograron "lo imposible" al rescatar a los doce niños y al entrenador que quedaron atrapados en una cueva del norte del país el 23 de junio.

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elsalvador.com

Por Agencias

2018-07-11 9:24:54

Un maestro de los niños que pasaron atrapados en la cueva en Tailandia había dicho que los pequeños se estaban jugando “el partido de su vida”.

Cuatro de los escolares salieron de la cueva el domingo, otros cuatro el lunes y el resto lo hizo el martes.

Ekapol Chantawong, el entrenador de los menores, que tienen entre 11 y los 16 años y juegan en el equipo juvenil de fútbol “Jabatos Salvajes”, fue el último en abandonar la caverna a las 18.48 hora local (11.48 GMT).

“Hicimos posible lo imposible”, anunció entre aplausos Narongsak Ossottanakorn, portavoz oficial de la misión, a periodistas de todo el mundo congregados en el lugar de los hechos, que también celebraron el paso del helicóptero que trasladaba a Ekapol hasta el hospital provincial de Chiang Rai, donde se reunirá con el resto de la camada.

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Los 12 chicos y su entrenador, que fueron rescatados en tres fases entre el domingo y el martes, "se cuidaron muy bien en la cueva"?, señaló el inspector de salud pública Thongchai Lertwilairatanapong en una conferencia de prensa en el hospital de la ciudad de Chiang Rai, donde se recuperan.

Los trece integrantes de la escuadra juvenil permanecerán durante al menos una semana en cuarentena en el hospital provincial de Chiang Rai para someterse a un completo chequeo de salud y reponerse. No obstante, los médicos permitieron anoche, como una medida excepcional, que los familiares puedan abrazar a los rescatados.

Hasta ahora habían tenido que verlos a través de un cristal porque, tras más de dos semanas atrapados en la cueva, se encuentran con las defensas bajas y pueden enfermar con facilidad.

Los doce escolares y el entrenador, de 26 años, se internaron en la gruta tras un entrenamiento de fútbol, cuando una súbita tormenta comenzó a inundar la cavidad y les cortó la salida.

La madre de uno de ellos dio la alerta al ver que su hijo no regresaba, pero no los encontraron hasta nueve días más tarde, hambrientos y débiles, en una caverna a cuatro kilómetros de la entrada.

Los guardabosques del parque nacional donde se encuentra la gruta hallaron las bicicletas de los niños, pero el primer intento de búsqueda quedó abortado por la crecida de las aguas estancadas en el complejo subterráneo.
Las autoridades desplegaron un millar de militares para las tareas de rastreo de los desaparecidos, a los que se sumaron centenares de voluntarios internacionales, entre ellos un español.

El grupo ha tenido que aprender a bucear en cuestión de días, una tarea difícil si se tiene en cuenta que muchos no sabían nadar.

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Para la arriesgada misión, los buzos colocaron a los escolares una máscara especial que cubre toda la cara y permite respirar de una manera más natural, así como comunicarse con los rescatadores.

Dos buzos, uno delante y otro detrás, ha acompañado a cada uno de ellos por un laberinto de galerías parcialmente inundadas, con desniveles y visibilidad nula.

El rescatado ha llevado una máscara que le cubre la cara, con la que respira más fácilmente y que le permite hablar con los buzos, quienes le van indicando qué hacer.

El grupo ha seguido una guía tendida, pero una parte importante del trayecto ha sido bajo el agua, y se tomó un descanso en el campamento B, situado a unos 2,5 kilómetros de la entrada.