El desesperado llanto de una niña salvadoreña: “Quiero a mi papá…”

Un audio dado a conocer en la web, que te quiebra el corazón al escuchar a los niños llorando al ser separados de sus padres en la frontera entre México y EE. UU.

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elsalvador.com

Por Agencias

2018-06-18 8:29:40

El portal ProPublica reveló que obtuvo un audio desde dentro de las instalaciones de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU., donde se escucha a los niños llorar mientras un agente bromea: “Aquí tenemos una orquesta”. El sonido deja escuchar la desesperación de una niña inmigrante salvadoreña que pide a su padre y que llamen a su tía para que la recoja “lo más pronto posible”.

“El desesperado llanto de 10 niños centroamericanos, separados de sus padres un día la semana pasada por las autoridades de inmigración en la frontera, hace una escucha insoportable. Muchos de ellos suenan como si estuvieran llorando tan fuerte que apenas pueden respirar. Gritan “Mami” y “Papá” una y otra vez, como si esas fueran las únicas palabras que conocen”, escribe en su despacho ProPublica.

El agente que bromea pregunta a dos pequeñas de dónde son y una le responde que de El Salvador y la otra de Guatemala.
La niña salvadoreña llora diciendo que “me quiero ir con mi tía. Tengo el número de ella. Me lo puedo de memoria. ¿Y mi mami después que venga a traer mi tía a venir lo más pronto posible para irme con ella?”. Una de las custodias le dice que primero coma.

Entre tanto, las lágrimas inconsolables de los niños tras ser separados de sus padres en la frontera sur de EE. UU. fue lo que llevó a Antar Davidson a renunciar la pasada semana a su empleo en el albergue Estrella del Norte, de Tucson (Arizona), lugar que califica como “un lugar gris” y muy parecido a una “prisión”.

 

Davidson no puede olvidarse de tres hermanos brasileños que recientemente habían sido separados de sus padres en la frontera y que, al llegar al albergue, les dijeron que ni siquiera podían abrazarse entre ellos para superar el duro momento que estaban viviendo.

“Los niños acaban de pasar el trauma de ser separados de sus padres, lloraban fuertemente, y a mí me ordenaron decirles que tendrían que dormir separados y, por política del albergue, no podían tocarse entre ellos”, relata a Efe Davidson, también de origen brasileño.

Recuerda muy bien cuando el mayor de estos hermanos, de 16 años, le preguntó que cómo mostrarse “fuerte” mientras sus hermanas, de 10 y 6 años de edad, lloraban desconsoladamente por “no saber dónde estaban sus padres”.

“Fue cuando decidí renunciar y, de alguna manera, hablar para que la gente sepa lo que está pasando”, dice sobre un centro que, en su opinión, no brinda el apoyo psicológico que requieren estos menores y que es operado con personal poco capacitado.

Este trabajador recuerda que parte de su familia también llegó a Estados Unidos como refugiados y por este motivo le había interesado trabajar en este centro y ayudar a los niños migrantes.

Cuando los niños son separados de sus padres en la frontera, estos son entregados al Departamento de Salud y Servicios Humanos, que tiene contrato con 100 albergues en 17 estados, donde actualmente hay más de 11.000 niños.
Uno de ellos es el Estrella del Norte, que hasta esta pasada semana acogía a unos 280 niños y jóvenes, 70 de ellos menores de 13 años.