La noticia que le da paz a las familias de los soldados desaparecidos

Las autoridades encontraron cuatro fosas clandestinas en La Señita, Changallo, Ilopango.

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Por ??scar Iraheta

2017-03-17 1:20:01

El miércoles a las 7:30 de la noche Juan Turbín dejó de cenar y corrió a contestar el celular con la esperanza que lo ha hecho en los últimos cinco meses. Llamaba un coronel de la Fuerza Armada para informarle que “en un 90 por ciento de certeza”, el cadáver del hijo de Juan había sido encontrado junto a tres cuerpos más en una barranca en el sector conocido como La Señita, en el cantón Changallo, en el municipio de llopango.

Se trata del soldado Saúl Humberto Turbín Gómez, de 24 años, quien junto a sus compañeros de armas Leonidas Enrique Morales Morán, de 22 años; Nelson Omar Díaz López, de 22, y Wilfredo Pérez López, de 26, fueron secuestrados por un grupo de pandilleros de la Mara Salvatrucha el 11 de octubre de 2016, en la colonia  Vista al Lago, del mismo municipio.

Fuentes de la Fuerza Armada y la Fiscalía corroboraron a El Diario de Hoy que después de realizar varias investigaciones, se ha confirmado que los soldados han sido localizados enterrados entre árboles y maleza de la zona.


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Después de recibir aquella llamada de dos minutos, don Juan sacó su vieja agenda y buscó los números de los padres de los otros militares. Logró dar la noticia a dos más sin quebrarse en llanto. En cada llamada hubo sentimientos entre alegrías y dolor. Relata que se mantuvo fuerte para no abonar más al dolor de las familias.

Sin embargo, después don Juan colgó y se echó a llorar. Hasta ayer no había parado de hacerlo.  En sus palabras, siente una tristeza mayúscula en su corazón.

“Hasta pensé en quitarme la vida. Pero luego pienso que tengo otros hijos y eso me detiene”, expresa mientras limpia sus lágrimas.

Don Juan no salió ayer a trabajar en la agricultura. Se quedó esperando a tener más noticias de su hijo. Sin embargo, ya no hay. La Fuerza Armada le informó “que debe esperar a que se realicen las exhumaciones” y luego iniciarán los trámites de entrega de los cadáveres.

“Esperamos que hoy no nos mientan, que todo esto sea cierto. Hemos vivido casi seis meses de dolor y angustia. Esto es algo desgarrador. Quiero enterrar a mi hijo como un héroe, como lo era. Tener un lugar donde ir a llorarlo”, expresa el doliente.


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El agricultor recuerda que su hijo tenía muchos sueños de superación, por eso tomó la decisión de ser soldado y servirle al país. Después de ver que en dos años la agricultura le había dejado pérdidas a Saúl Humberto y su padre, decidió ir a presentarse al cuartel. Tenía claro que la vida militar era dura pero era lo que había escogido.

Ayer don Juan miraba con tristeza la modesta casa que su hijo nunca terminó de construir. Está forrada de plástico, bambú y piso de tierra.
“No pudo finalizar la casita que tanto quería para su esposa y su hijo. Qué desgracia que su hijo le nació enfermito y murió mientras él no estaba. No lo pudo enterrar al niño mi pobre hijo”, relata el padre del soldado.

LA MUJER QUE DELIRA Y AFIRMA QUE SU ESPOSO ESTÁ VIVO

La esposa de Nelson Omar Díaz López está enferma, según lo dicen sus familiares. Dicen que la desaparición del soldado la dejó al borde de la locura. Se quedó sólo con su hijo que procreó con el militar.

“Ella necesita ayuda, después que Nelson fue reportado como desaparecido le surgió una desesperación terrible. Ella dice que él la está llamando y que quiere que vaya donde está él… nos da mucha tristeza ver cómo sufre”, relata una pariente del soldado.

La madre adoptiva de Nelson Omar recuerda cómo fue la última vez que vio al militar. A pesar de que no era su madre biológica, afirma que lo quería más que a un hijo.


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“El amor se gana, y él lo hizo Cuando yo regresaba de vender hace muchos años, me esperaba siempre el niño y me hacía y decía ???tómese este cafecito, mamá’. Eso lo recuerdo y me destroza”, declara la señora hundida en la tristeza y llanto.

El drama de las otras familias de los militares es similar.

En todas hay mucha pobreza y necesidades económicas mayúsculas. Huérfanos, madres, esposas y abuelas están llorando.
Hasta los hombres no logran detener la angustia.

Todos coinciden que quieren a sus soldados, aquellos que fueron asesinados cobardemente por pandilleros en Vista al Lago.