El motor de muchas mamás son los hijos y eso le consta a cualquier mujer que ante los más temibles obstáculos de la vida, saca la fortaleza que existe en su interior para derribar los miedos y mejorar el rumbo de las cosas.
Andrea es una joven madre de familia de 23 años de edad, que ha experimentado en carne propia la incertidumbre de enfrentarse a un futuro incierto, mientras se encontraba en una importante etapa de su vida.
“Nuestra historia (junto a su pareja) inicia en el año 2014, por el mes de febrero, cuando recibimos la noticia más hermosa del mundo”, recuerda Andrea.
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En aquel entonces, ella y su actual esposo eran universitarios que se abrían a las puertas de la paternidad, con la llegada de su primogénita Isabella María.
“Le hicimos frente a toda situación que generó la noticia de mi embarazo, y al encontrarnos desempleados, decidimos no quedarnos de brazos cruzados”, afirma.
La aventura de sus vidas comenzó en ese momento, materializaron una idea que dio paso al proyecto de emprendimiento “I Bella “.
Este es un negocio de productos y servicios, que les proporcionó, desde aquel momento y hasta la actualidad, los medios para salir adelante.
El día que inauguraron el local de “I Bella” fue un momento inolvidable y un sueño.
Aunque Andrea estaba estudiando, nunca pensó que su hija iba a ser un obstáculo. Por el contrario, descubrió que era tan fuerte y valiente como nunca había imaginado.
“Al ver que el salario no alcanzaba para las exigencias cada vez más grandes de nuestra hija y de la familia, decidí emprender el viaje en el que me encuentro ahora, ser una madre, esposa y emprendedora y llevar comida a la mesa de mi hogar, apoyar con los gastos y llevar mis estudios a la par, ya que tampoco los he dejado de lado, y aunque ha sido una dura batalla diaria, no me quejo de nada.
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Estoy completamente orgullosa de este esfuerzo, porque he dado todo lo que tengo, sobre todo mi amor”, expresa convencida.
A su lado, no faltó el apoyo incondicional de toda la familia, en especial su abuela, quien cuida de la pequeña cada vez que es necesario.
Andrea sabe que nada ha sido fácil en tres años. “Me despierto temprano y no paro de trabajar todo el día”, comenta. “A veces salgo a las 7:00 a.m. y en la madrugada todavía estoy trabajando. Llevo a la par la tienda y el servicio de eventos, eso demanda bastante tiempo. Cada día se exige más de sí misma “soy una persona estricta con mi trabajo, firme, que le gusta hacer todo bien y no quedar mal con los clientes”, aclara.
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También se describe como alguien sumamente organizada, proactiva, luchadora, responsable, alegre, solidaria y servicial.
Ahora sus responsabilidades a penas le dan un respiro. “Lo más difícil es que casi no veo a Isabella por el trabajo y el estudio, pero todo es para ella y cuando llego a casa sus gritos de alegría y risa por verme es lo que me llena de alegría y me motiva a seguir”.
Bendita maternidad
“La maternidad cambió mi vida, porque había alguien por quien luchar”, expresa la joven.
“Sí, hubo obstáculos y muchos, pero como pareja nos unimos y nada nos pudo separar”. Pese a todo pronóstico, los ahora esposos gozan de tener más de lo que hubieran imaginado, gracias a Isabella, y son una familia donde no falta amor, comprensión, apoyo y fuerzas.
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Ella sabe que para ser padres, no se trae de un manual bajo el brazo, pero “con la ayuda y consejos se logra serlo”, además, está convencida que a los hijos hay que darles el mejor ejemplo, convertirse en su confidente, apoyarles en sus sueños y corregirlos cuando sea necesario.
Ahora que ha pasado esa etapa de la vida y continúa experimentándola, sostiene que lo importante es no darse por vencida. “Mamás, saquen las ganas y fuerzas de sus hijos. Jamás digan no lo lograré, porque con fe y la ayuda de Dios todo es posible y se puede lograr ”, expresa.