“Me siguieron tres veces en el lapso de un mes", lo que las mujeres esconden en sus carteras para defenderse

Melissa Martínez, 30 años, interprete de señas. “Me siguieron tres veces en el lapso de un mes, las mismas personas con distintos carros hasta que estuvieron a punto de subirme a un carro junto con mi hija, pero gritamos y había una patrulla cerca y nos soltaron”. La pareja de Melissa le compró gas pimienta después del intento de secuestro en Mejicanos. Antes ya andaba su juego de llaves y un recipiente de colágeno en forma de lápiz para defenderse. Ella tiene la percepción de que el trabajo de las autoridades es deficiente, pero esta puede mejorar si las víctimas dan datos concretos sobre sus atacantes, En su caso, sus secuestradores fueron capturados porque ella memorizó el número de la placa del carro en que pretendían raptarlas. Un agente le dijo que uno de los capturados era un mexicano ligado a trata de blancas. Foto EDH/ Menly Cortez

Ruth Tobar, 29 años, Técnico en arsenal quirúrgico. “Hace un par de años iba de la universidad a mi casa y me asaltaron en el bus. El conductor vio todo y no hizo nada. Luego un amigo me consiguió una manopla y yo compré una navaja”, dice Ruth. Ella recuerda que hace unos años sufrió una agresión de un compañero de estudios, quien la tocó pero ella uso la manopla en defensa propia.

Ella dice que no hay seguridad para las mujeres en la calle y que cuando ella acudió a la Policía no hicieron nada y solo la enviaron a poner la denuncia. Foto EDH/ Menly Cortez

María José, 31 años, comunicadora institucional. “Uso frecuentemente Uber y he pensado que, si me ataca un conductor, rociarlo con perfume en los ojos podría darme tiempo de escapar”. Ha sufrido algunas agresiones en la calle en las cuales no ha sabido cómo reaccionar; durante ataque la víctima se paraliza. Ella está cree que para las mujeres es más peligroso andar en la calle porque hay factores, como las conductas culturales, el lugar, la ropa y la hora, que las hacen más vulnerables. Foto EDH/ Menly Cortez

Alejandra Valle, 23 Años, egresada de Relaciones públicas. “Si hasta el momento no he usado estas herramientas no significa que ahora sea más seguro, estamos en una situación vulnerable en la que los hombres creen que tienen el poder de propasarse, de seguirte, de tocarte e incluso de matarte; ellos siempre ven como un chiste el miedo y el peligro en el que nos sentimos expuestas las mujeres y los niños”.

Valle lleva estos objetos desde que sufrió acoso y tocamientos en el transporte público, decidió llevar consigo objetos para defenderse, entre estos una tijera. Foto EDH/ Menly Cortez

Mónica Barrientos 32 años, actriz de teatro. “Los cuerpos de seguridad minimizan las denuncias de acoso. Luego las afectadas son revictimizadas porque las juzgan por la ropa que usaban. Hasta los policías acosan”, dice la actriz.

Ella lleva en su cangurera gas pimienta casero que preparó con acetona, pimienta y chile. A veces lleva también una navaja. Decidió armarse desde que sufrió tocamientos por un pasajero en el transporte público. La navaja se la regaló un amigo al enterarse de lo que le pasó. “Cuando ese hombre me tocó solo tenía las manos para defenderme y no hubiera sido suficiente si hubiera pasado a más”, recuerda. Foto EDH/ Menly Cortez

Marcela Escolán Romero, 38 Años, Abogada: “Aunque hay leyes que actualmente nos protegen, no hay mecanismos reales que protejan a las mujeres en las calles y tampoco es prioridad del estado”. Romero lleva consigo unas tijeras, que usa para hacer bordados como pasatiempo, y un sacacorchos porque cree que es fácil de utilizar y de ocultar. “He sufrido acoso verbal y determinadas actitudes de transeúntes me hacen sentir que me están siguiendo. Aunque hasta el momento no ha utilizado estos objetos, llevarlos conmigo me da seguridad”. Foto EDH/ Menly Cortez

Claribel Dimas, 24 años, psicóloga. “Ni policías ni militares dan seguridad y la gente cuando ven agresiones a una mujer en la calle, no dicen nada. Hay una apología de violencia a la mujer”, afirma Claribel.

Aunque anteriormente llevaba consigo navajas para papel, ahora ha optado por usar una aplicación de seguridad para mujeres llamada Sister. Esta permite enviar su ubicación en tiempo real a sus contactos preferidos cuando hay una amenaza. También graba video, audio y toma fotografías que guarda inmediatamente en la nube. “Ya la he utilizado una vez que sentí claramente que me seguían”, dice.

Hace algunos años cuando estudiaba en la universidad, camino a casa la siguió un carro oscuro y por temor se resguardó en una tienda. Desde entonces siempre lleva algo para defenderse. Foto EDH/ Menly Cortez