Mexicanos buscan en la Santa Muerte un conjuro contra la pandemia del COVID-19
Con las manos elevadas hacia el cielo, devotos mexicanos rezan frente a una descomunal estatua de la Santa Muerte, una calavera a la que ahora piden protección frente al coronavirus y su azote económico.
Por AFP
2020-10-12 3:49:10
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Con las manos elevadas hacia el cielo, devotos mexicanos rezan frente a una descomunal estatua de la Santa Muerte, una calavera a la que ahora piden protección frente al coronavirus y su azote económico. Foto AFP/ CLAUDIO CRUZ
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El ritual transcurre en Tultitlán, vecino de la capital, donde fue levantada la imagen de fibra de vidrio de 22 metros de altura para idolatrar a la parca. Foto AFP/ CLAUDIO CRUZ
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Así como la marginación y sus peligros llevan a muchos a abrazar a la Santa Muerte, también la pandemia alienta el fervor por esta figura representada con filosa guadaña. Foto AFP/ CLAUDIO CRUZ
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La veneración se extiende a lugares como el populoso barrio de Tepito, en Ciudad de México, bastión del culto donde cientos visitan su altar el primer día de cada mes. Foto AFP/ CLAUDIO CRUZ
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La veneración se extiende a lugares como el populoso barrio de Tepito, en Ciudad de México, bastión del culto donde cientos visitan su altar el primer día de cada mes. Foto AFP/ CLAUDIO CRUZ
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Allí, donde pocos usan cubrebocas y el tumulto impide el distanciamiento, abunda el olor a marihuana y la venta de estatuas, escapularios y veladoras de la cadavérica. Foto AFP/ CLAUDIO CRUZ
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En su misticismo, algunos se tatúan a la Santa Muerte en el cuello o el pecho, y adoctrinan a niños. Foto AFP/ CLAUDIO CRUZ
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Según historiadores, el culto se remonta al siglo XVIII, cuando indígenas adoraban a un esqueleto en el centro de México. Foto AFP/ CLAUDIO CRUZ
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Durante dos siglos se mantuvo en secreto, y en los años 1950 volvió a la luz especialmente en Ciudad de México, con una migración rural forzada por la pobreza, explica Bernardo Barranco, sociólogo de las religiones. Foto AFP/ CLAUDIO CRUZ
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Pero el catolicismo, que considera la muerte un estado y no la personifica, condena esta práctica. Foto AFP/ CLAUDIO CRUZ