Victor Sánchez, quien asiste al Centro de Rehabilitación de Ciegos cada día encuentra más obstáculos y peligros en las calles.
Fotos EDH/ René Estrada
Las personas que hurtan las tapas de hierro de los medidores de agua crean una nueva clase de obstáculos para los ciegos.
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Para Norma Chapetón
las ventas en andenes y paradas de buses se vuelven un obstáculo para su movilidad.
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No videntes de todas las edades son víctimas de los obstáculos en la vía publica y no todos ellos van escoltados por un asistente.
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El mal estado de las calles y el descuido de las alcaldías generan pozos y charcos de considerable profundidad donde los no videntes pueden caer.
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A lo largo de todas las calles del Centro Histórico se puede ver como los vendedores han ocupado y obstruido las aceras de la ciudad.
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Estructuras de cemento y hierro ponen en peligro a los transeúntes en la acera frente a la Iglesia San Francisco.
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Las ventas colocadas en las aceras tienen recipientes con aceite hirviendo y planchas calientes que representan un peligro potencial para los no videntes y peatones en general.
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Comúnmente se pueden encontrar más de un tipo de obstáculo en los pasos peatonales.
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Las ventas improvisadas empujan a los peatones y no videntes a desplazarse por las calles dejándolos expuestos a accidentes.
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