Estas son las serpientes venenosas que habitan en El Salvador
En el país existen 58 especies de estos animales, de ellas solo 7 son venenosas: la cascabel y el cantil producen el 80% de las mordeduras. Toma en cuenta esto para poder identificarlas si alguna se acerca a tu hogar.
Coral o coralillo: Serpiente de tamaño pequeño a mediano, que puede alcanzar 115 cm en longitud, aunque el promedio de individuos adultos está entre 50 y 75 cm. Cuerpo relativamente robusto, con cabeza mediana y muy poco diferenciada del cuello. La coral es tricoloreada: con anillos completos que siguen la siguiente secuencia: rojo-crema-negro-crema. El anillo rojo es apenas más largo que el negro y el crema puede ser sustituido por tonos blancos o amarillo claro.
Falso Coral: es una serpiente no venenosa que a menudo se confunde con el coral y por ello frecuentemente la gente los mata. Su semejanza a una especie venenosa le da una ventaja de supervivencia frente a depredadores que la confunden con una venenosa. La diferencia en la coloración que pude dar la clave para reconocerla es que el color amarillo de sus anillos está encerrado entre dos franjas negras. En cambio el coral tiene el color negro encerrado entre dos franjas amarillas. La clave es “negro al centro, venenosa, amarillo al centro es inofensiva”.
Víbora cascabel, Serpiente de cascabel centroamericana: La serpiente de cascabel centroamericana (Crotalus simus) es una especie de serpiente venenosa que pertenece a la subfamilia de víboras de foseta. Vive en México y América Central. Foto/AFP
Un niño y una señora fueron mordidos por una cascabel, ambos se encuentran en condiciones de salud estables, según las autoridades hospitalarias de La Unión. Foto EDH/Insy Mendoza
Víbora cascabel, Serpiente de cascabel centroamericana: Su nombre científico significa “nariz plana”, probablemente en alusión a su cabeza relativamente contundente comparado con la del género Bothrops. Foto/AFP
Víbora cascabel, Serpiente de cascabel centroamericana: Es la serpiente más peligrosa de El Salvador. Según datos del Minsal, el 50% de mordeduras se atribuye a esta especie. Foto/Ignacio Yufera
Cantil, cantil de agua o víbora castellana: El 82% del total de mordeduras registradas por el sistema de salud público son realizadas por este tipo de serpientes. EDH/Vladlen Henri?quez
Cantil, cantil de agua o víbora castellana. Según dato del ministerio de salud, esta es la segunda especie más peligrosa en nuestro país con un 32% de las mordeduras provocadas en humanos. Foto EDH/Vladlen Henri?quez
Tamagás Cerrophidion wilsoni: La coloración del cuerpo se compone de un color de fondo bronceado, marrón, gris o marrón grisáceo, con una estrecha franja vertebral blanca, amarillo o marrón óxido y 24-40 manchas de color marrón oscuro hasta casi negro que se oponen o alternan a lo largo la franja vertebral. Las manchas tienen bordes blancos finos que se extienden en un ángulo recto desde la línea vertebral. Foto Cortesía/Josiah Townsend
Tamagas Hembra Cerrophidion. Foto/ Jose? G. Martínez Fonseca
Tamaga?s Negro Porthidium ophryomegas: Las hembras son más grandes que los machos y a menudo miden más de 60 cm de longitud, mientras que los machos suelen tener una longitud de aproximadamente 45 cm. En un caso excepcional, se informó que una hembra midió 77 cm de longitud. Foto/Bernard Dupond
Tamagás negro Porthidium ophryomegas. Los adultos son relativamente delgados y tienen por lo general un tamaño de 40 a 60 cm de longitud. Foto/Bernard Dupond
Un Tamaga?z mordió a un niño en el patio de su casa en La Unión. Foto EDH/Insy Mendoza
Timbo o Mano de piedra: El nombre de la especie es derivado del latín occiduus que significa “al oeste”. Es una subespecie de serpiente venenosa que pertenece a la subfamilia de las víboras de foseta. Foto/Patrick Gijsbers
La serpiente marina amarilla: es una especie de saurópsido escamoso de la familia Elapidae2? de hábitos acuáticos que habita en el océano Pacífico.
Es considerada poco agresiva, pero su veneno es tóxico para el hombre. Foto EDH/Cortesía
La serpiente marina amarilla: Su mayor distintivo es su intenso color amarillo de la parte inferior del cuerpo y la cola aplanada a modo de aleta que le permite nadar.
Se alimenta de peces y viven en las aguas cercanas a la costa. Según investigaciones del Ministerio de Salud, no se conocen casos de mordedura de esta especie en humanos en El Salvador. Foto EDH/Cortesía
