“Hay días que solo vendo 3 o 4 dólares en el día, la estoy pasando bien mal”, sorbetero de Osicala
Simón Eliseo Sorto, mejor conocido como "Don Cheyo", se dedica a vender helados para llevar el alimento a su padre, un señor de 93 años de edad quien padece varias enfermedades.
Por Yessica Hompanera
2020-08-08 9:30:12
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Don Cheyo, de 51 años, junto a su padre José Sorto, de 93, viven de posada en la habitación de una casa antigua ubicada en el caserío Los Peraza, del cantón Agua Zarca, en Osicala, Morazán Foto EDH/ Yessica Hompanera
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Don Cheyo, atiende a su padre que prácticamente ya no ve nada. Foto EDH/ Yessica Hompanera
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Antes de la pandemia ganaba entre $10 y $15 diarios, ahora dice que apenas y reúne $3 dólares con los que debe mantenerse él y su padre, un señor de 93 años. Foto EDH/ Yessica Hompanera
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En este lugar solo hay una cama vieja para dormir y dos hamacas, hay una pequeña estufa para cocinar, un lazo donde colocan sus sencillas prendas de vestir y un cajón de madera donde guardan los pocos víveres que tienen.Foto EDH/ Yessica Hompanera
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Lo más difícil para él es luchar contra las bajas ventas y tener presente que en tiempos de crisis las personas no quieren gastar su dinero en helados, sino en otras necesidades. Foto EDH/ Yessica Hompanera
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Antes de la llegada del virus, la época del calor representaba un beneficio para este hombre, ya que incrementaba sus ventas y fácilmente abordaba un bus para visitar diferentes municipios de Morazán. Foto EDH/ Yessica Hompanera
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El panorama cambió drásticamente para este vendedor de helados desde que se ordenó la cuarentena obligatoria, ya que se quedó sin la posibilidad de salir a vender. “En la cuarentena dejé de vender por casi dos meses, eso fue duro, no tenía dinero para comprar ni tortillitas, mi papá me pedía comida, y era duro para mí no tener nada que darle”, expresó don Cheyo entre lágrimas. Foto EDH/ Yessica Hompanera
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Con la pandemia la clientela se ha visto reducida y eso afecta sus ingresos. Foto EDH/ Yessica Hompanera
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Con el sonido de la corneta, anuncia las paletas y los sorbetes por los caseríos Pueblo Viejo, Los Méndez, Las Lomas y El Llano, lugares más cercanos que él recorre a pie los días martes, jueves y sábado con el propósito de conseguir para la comida. Foto EDH/ Yessica Hompanera
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Simón Eliseo Sorto, de 51 años, debe caminar hora y media para ir al lugar donde le entregan los helados y luego camina más horas para venderlos. Foto EDH/ Yessica Hompanera
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El vendedor de sorbetes que vive de posada en una vieja casa en el cantón Agua Zarca, en Osicala, dice que fue censado pero que nunca recibió los $300 de ayuda del Gobierno. Foto EDH/ Yessica Hompanera
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Ya han pasado 18 años desde que don Eliseo decidió vender helados y durante este tiempo ese ha sido el único medio de subsistencia en medio de la escasez y pobreza, pero en estos tiempos de pandemia ese único medio de supervivencia ha quedado paralizado. Riesgo de quedarse sin vivienda Foto EDH/ Yessica Hompanera