Cristopher, el aficionado salvadoreño que arriesga su vida en cada partido por su amor al FAS
El aficionado santaneco ha encontrado en FAS la desconexión a su realidad, animando a su equipo a pesar de cada obstáculo debido a la fibrosis quística que padece.
Cristopher Monroy no es un aficionado cualquiera, por “su” FAS ha sorteado todo un calvario en cada estadio que ha visitado. Foto EDH/ David Martínez
Su fiel aliado para animar a los tigrillos es un tanque de oxígeno. Foto EDH/David Martínez.
Cristopher padece fibrosis quística desde que tenía apenas tres meses de edad, y desde ese entonces comenzó la batalla contra la enfermedad. En una ocasión los médicos le dieron 20 meses de vida. Foto EDH/ David Martínez
Esta travesía ha sido más llevadera con su esposa Daneth Chávez, su acompañante en la salud y en la enfermedad y su cómplice de “locuras”. Foto EDH/David Martínez.
Sin embargo, los inconvenientes son parte de su diario vivir, como la necesidad de cargar el tanque para oxigenar mejor sus pulmones para alentar a los tigrillos ya sea de locales o visitantes.
A pesar de cualquier problema de salud a este santaneco lo mueve su pasión por el FAS. Foto EDH/David Martínez.
Este amor viene desde su padre pues desde los 3 años es asiduo visitante a los estadios adonde juega el tigrillo. En sus recuerdos está el equipo de leyendas: Jorge “Mágico” González, Guillermo Rivera, Fulgencio Bordón, William Osorio, “Fito” Meléndez padre y otros que le dieron la mayor alegría de su vida, el bicampeonato de las temporadas 94-95 y 95-96. Foto EDH/David Martínez. Foto EDH/David Martínez.
La mayoría de recuerdos de su infancia son las constantes visitas a hospitales, que, en ese entonces, no contaban con los medicamentos adecuados para estabilizarlo. Foto EDH/David Martínez.
Sin embargo nada lo detiene y él sigue asistiendo a los estadios a apoyar a su amado FAS porque, como él lo afirma, “FAS es la desconexión con su realidad”. Foto EDH/David Martínez.
Y celebra cada victoria del equipo santaneco. Foto EDH/David Martínez.
Él sabe que los excesos son perjudiciales, pero a veces es difícil contenerse. Un gol, una buena jugada, un buen momento, todo es motivo de celebración para Cristopher. Foto EDH/David Martínez.
Tiene una familia y un empleo a medio tiempo que ha conseguido con mucho sacrificio y un negocio familiar que atiende junto con su esposa para subsistir y comprar sus medicamentos. Foto EDH/David Martínez.
Ahora a los 33 años mira para atrás, le agradece a Dios y reafirma sus ganas de vivir, de seguir ayudando a su familia y, sobre todo, de seguir “amando” a FAS. Foto EDH/ David MartínezFoto EDH/David Martínez.
