Hablar de la Plaza Alegre es transportar por el tiempo a las generaciones de salvadoreños que disfrutaron del sano esparcimiento familiar que el lugar ofrecía entre las décadas de los 70, 80 y 90.
El proyecto de Grupo Roble estuvo ubicado sobre el Paseo General Escalón, en San Salvador, donde ahora está el centro comercial El Paseo.
En el centro de diversiones había una variedad de atracciones mecánicas como carros chocones y máquinas de videojuegos, según muestran algunos anuncios que se publicaron en El Diario de Hoy, entre estos uno con fecha del 10 de enero de 1976.
Sin embargo, el afán de chicos y grandes por visitar el sitio lo acaparaba el popular tobogán gigante, en el que se deslizaban sobre sacos, para no rasparse, aunque habrá quienes tendrán sus anécdotas de cuándo se salían de esos costales.
Muchos coinciden en la opinión de que valía la pena subir varias gradas para tener la dicha de lanzarse por el Tobogán de Plaza Alegre.
Por ser el favorito, para subir a este juego, incluso, había promociones en temporadas festivas, tal y como lo muestra este anuncio de El Diario de Hoy del 2 de agosto de 1985.
Además, aparte de los momentos familiares y tardes interminables, algunos salvadoreños guardarán otro tipo de recuerdos, entre estos el haber experimentado en el lugar su primer beso.
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Según algunos usuarios de redes sociales, la Plaza Alegre acostumbraba a innovar su entretenimiento y fue la encargada de traer por primera vez al país reconocidos videojuegos de la época como: las Tortugas Ninjas, Arcade, Street Fighter 1, Donkey Kong, Star Wars, PacMan, Michael Jackson, Star Trek y Mortal Kombat.
Este sitio, también, fue el primero en implementar el food court en El Salvador, en el que cada visitante ordenaba la comida en el lugar de su preferencia y compartían en familia o con amigos.
Pero este centro de entretenimiento cumplió su ciclo y cerró sus puertas al público, aunque se desconoce la fecha exacta, hay quienes señalan que el motivo fue el conflicto armado que vivió El Salvador a inicios de los 90.
Muchos lamentan aún que haya desaparecido este lugar de esparcimiento y recuerdan con nostalgia el espacio que marcó su infancia o su vida familiar.
