Corría el 6 de julio de 1970 y el mítico mago salvadoreño Francisco Rubén Girón, en la farándula reconocido como Francis Fanci, se proponía a superar al ilusionista estadounidense, Houdini.
¿Cómo lo haría?, el plan era que el mago Francis Fanci escapara de un baúl, el cual estaría sumergido en las profundidades del lago de Ilopango.
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En encierro en la estructura de madera y el agua no serían las únicas dificultades: Francis Fanci estaría esposado de pies y manos, dentro de un costal de lona.
"No hubo cómo practicar, no teníamos donde, el baúl y menos el carro para transportarlo", relata Adolfo Gómez, representante del mago Francis Fanci en aquel entonces.
Gómez añade que la idea de realizar ese escape fue inquietud de Francis Fanci en franca intención de superar a Houdini.
"Éramos un grupo de amigos los que andábamos con él, mi hermano por ejemplo fue quien hizo la campaña publicitaria, unos folletitos impresos en la imprenta de mi papá", continúa Gómez.
Con un grupo de curiosos, de lo más escépticos, en los alrededores el ansiado escape del mago inició.
Como estaba planeado, esposado de sus extremidades, dentro del costal y el baúl, Francis Fanci fue sumergido.
En el primer instante el baúl no se hundió, al parecer los agujeros eran demasiado pequeños y el agua no entraba lo suficiente, en ese momento los colaboradores pidieron a los asistentes le agregaran peso.
En cuestión de segundos, la histórica ilusión y hazaña se había materializado.
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Tras el público emergieron los dedos alzados en señal de victoria del mago Francis Fanci.
La reacción inmediata de los curiosos fue revisar el baúl, el cual estaba completamente cerrado, inmediatamente hubo gran euforia y levantaron en hombros al mago Francis Fanci.
Las llaves de los candados permanecieron en todo momento en poder de periodistas y público, y tras el escape del mago fue abierto el baúl, en su interior estaba el saco cerrado con las esposas.
Otra burla de a la muerte
El sábado 1 de septiembre de 1990, frente a varios periodistas y curiosos, Francis Fanci estuvo presente y vivo en su "funeral", cuando decidió enterrarse en el Parque de Pelota Saturnino Bengoa.
De acuerdo con archivos de El Diario de Hoy (EDH), el mago se compró un ataúd, abrieron un hoyo de cuatro metros de profundidad y ante cámaras, penetró la tierra. Quedó conectado con el exterior sólo a través de un tubo PVC para respirar. Ahí, solo y acalorado, escoltado por hormigas y sin alimento permaneció siete días.
Pasada la semana, ante la presencia de los medios de comunicación decidió salir a luz, inmediatamente fue llevado al hospital para rehidratarse y los salvadoreños quedaron impresionados con el hecho.
Los objetivos del arriesgado hecho eran dos: promocionar un noticiero televisivo que se llamaría “Siete días” y el otro hacer que los salvadoreños olvidaran por unos días la violencia y tensión que se vivía por la guerra civil.