Terry, el guía de cuatro patas que lleva a excursionistas hasta el peñón de Comasagua

Sin importar la hora, el día o las condiciones climáticas, el instinto de Terry despierta cuando visitantes llegan a la finca El Faro para disfrutar del paisaje y el clima en el peñón.

Por Menly Cortez

2020-10-10 3:24:17

Para llegar a la finca El Faro —ubicada a cinco kilómetros del casco urbano del pueblo de Comasagua, en La Libertad— debe recorrerse una carretera estrecha y llena de vegetación, la cual solo puede transitarse en un vehículo todoterreno.

Al encuentro del turista se encuentra Terry, un can de raza criolla de 2 años que descansa afuera de la casa de sus dueños, la familia Flamenco. Pero al escuchar el sonido de los automóviles Terry se levanta inmediatamente, comienza a mover la cola, a ladrar y a saltar, dándole así la bienvenida a quienes por instinto sabe que son personas que tendrá que guiar hasta la cima del peñón.

Lee también: 5 destinos preferidos por las mujeres para un viaje en solitario, según Forbes

En el lugar no hay guías turísticos, tampoco aparenta ser un espacio concurrido por viajeros nacionales o extranjeros en búsqueda de una experiencia agradable en campo abierto. La extensa finca es el hogar de campesinos que cosechan milpas y café en los cerros y planicies de la zona; y desde hace 7 años el peñón es una opción de turismo rural en Comasagua.

Entre cultivos de maíz y frijol, Terry muestra el camino a lo alto de la peña de la finca El Faro, desde acá los visitantes pueden apreciar la belleza de la tierra salvadoreña. Foto EDH / Menly Cortez

Fue aquí donde Terry desarrolló su instinto como el mejor amigo del hombre, que protege y acompaña a cada persona de manera leal sin que se lo pidan.

La dinámica de este sitio ha enseñado a Terry que tiene una oportunidad de lograr ganar su alimento y hacer nuevos amigos, pues él no duda en alegrar con el movimiento de su cola y con un húmedo lengüetazo a los visitantes.

El can descansa mientras espera a las personas que se han quedado atrás en el recorrido. Foto EDH / Menly Cortez

Santos Flamenco, dueño de Terry, explicó que el canino se educó así desde pequeño, pues antes que él era su madre quien cumplía la labor de guía. “Terry se iba con su mamá a acompañar a los turistas, ahí agarró la costumbre, pero hasta ahora ellos siempre se sienten alegres con la compañía de él”, expresó.

No te pierdas: Las impresionantes fotografías que mezclan los atardeceres y la luminosidad de San Salvador

Por su parte, Sergio Landos, de la finca Santa Marta y que ofrece servicios de caminata hacia El Faro —y que conoce a Terry desde su nacimiento—, comentó cómo el perro se ha convertido en el personaje representativo del peñón de Comasagua, “las personas al venir le traen comida porque saben que él los espera y él agradece emocionado”.

El canino siempre esta atento a cualquier movimiento o sonido durante el trayecto. Foto EDH / Menly Cortez

Por eso, cuando los visitantes llegan al lugar, Terry se dispone a adelantarse para mostrar el camino. Son 1.5 km los que él acompaña a los visitantes, incluso si deciden detenerse en algún punto del camino a apreciar el paisaje o a tomar fotografías.

Al llegar a la cima del peñón, la vista podría describirse como el estar atrapado en una obra de arte, pueden apreciarse los mejores paisajes de El Salvador, como la costa salvadoreña, el océano Pacífico, los volcanes Chaparrastique de San Miguel y el Chinchontepec de San Vicente.

A los turistas les encanta descansar sobre las rocas; Terry los acompaña en todo momento. Foto EDH / Menly Cortez

También se divisa el volcán de San Salvador y la cordillera del Bálsamo, contrastado con un cielo de variados colores durante el amanecer y el atardecer, pero durante la mañana se observa un intenso azul acompañado de una cálida brisa.

Te puede interesar: 5 pueblos pintorescos de El Salvador que recobran su esplendor y vuelven a recibir a sus turistas

Pero en un día nublado, todo el que se ubica sobre esta roca puede sentirse como en el cielo, gracias a la neblina que cubre los 900 metros de altura que mide la roca.

Mientras el turista disfruta del paisaje, Terry, el guía, descansa y emprende su última misión: escoltar de regreso y hasta la recta final a sus compañeros. Su jornada concluye al llegar nuevamente a la entrada de la finca El Faro.