Las bestias gigantes de Panchimalco: Julio Hernández es el artista detrás de las impresionantes esculturas

Para Julio, dedicarse a este oficio no solo le ha permitido ganarse la vida. Si no que, ha sido uno de sus mayores deseos desde niño.

En el kilómetro 10 y medio de la carretera que conduce a Panchimalco, San Salvador, decenas de esculturas en formas de animales han sido talladas. Julio Hernandez de 47 años, uno de los artistas detrás del proyecto, relata la forma en cómo le ha dado vida a las enormes rocas.

Por Jonathan Tobías

2020-11-12 6:57:47

En medio de la abundante vegetación que cubre la calle poco transitada que lleva a Panchimalco, ahí en donde la bruma pinta un ambiente desolador, se encuentra un hombre que se encarga de darle vida a las grandes rocas. En el kilómetro 10 y medio, de la carretera hacia el municipio de Panchimalco, en San Salvador, decenas de esculturas talladas en formas de animales dan la bienvenida a todo residente o visitante.

Julio Hernández de 47 años, es uno de los artistas detrás de las obras de arte que han irradiado de color a Panchimalco.

Piedras en forma de conejos, lagartijas, tortugas, cocodrilos y elefantes, se han convertido desde el año pasado en la atracción principal en la zona. Algunas esculturas son tan grandes y curiosas que muchos se atreven a escalarlas para tomarse una fotografía. Otras, son tan pequeñas que hasta un niño podría sentarse encima de ellas.

Con sus distintos tamaños y variedad de colores, el tramo de la carretera se ha convertido en lo más parecido a una selva amazónica. Quienes transitan por el lugar en sus vehículos, se estacionan por unos minutos para observar con detalles cada figura. Julio comenta que la idea de tallar piedras en forma de animales nació por parte de la alcaldía de Panchimalco.

FOTOS: “He aprendido a sobrevivir del arte”: Julio Hernández, el escultor detrás de los animales gigantes de Panchimalco

El artista, quien tiene dos años de dedicarse al tallado en piedras, expresa que su mayor intención es que en un futuro toda esa calle se transforme en un lugar de recreación, especialmente para los más pequeños de la casa. “Los niños se alegran cuando ven a los animales”, dice, enfatizando que muchas familias fuera de San Salvador deciden visitar el lugar por esa razón.

El artista, quien tiene dos años de dedicarse al tallado en piedras, expresa que su mayor intención es que en un futuro toda esa calle se transforme en un lugar de recreación, especialmente para los niños. Foto EDH/ Francisco Rubio

Incluso, el artista recuerda que a principios del año pasado que daba por inicio el proyecto, turistas provenientes del extranjero llegaron para tomarse una foto al lado de lo que él llama las “bestias de la tierra”, refiriéndose más que todo al elefante, las iguanas y el cocodrilo; las tres obras que llegan a medir hasta 22 metros de longitud.

En el momento que se comenzaron a tallar las primeras rocas, Julio recuerda que eran alrededor de 15 personas trabajando, pero, por diversas razones personales, la gran mayoría no continuó con el proyecto, quedando hasta el momento seis artistas. Sin embargo, pese a las dificultades en el camino, expresan mantenerse con los ánimos de siempre para terminar la obra en ese lugar.

Parte de la materia prima que Julio utiliza con sus compañeros para darle forma a las rocas, es tierra blanca, cemento, hierro y pintura. Además, comenta que la inversión es barata debido a que lo principal dentro de este trabajo es ubicar la roca y darle forma. La mayoría de personas aprueban la inversión que se está realizando en el municipio, mientras que la otra parte la critican de manera negativa, dice Julio.

Sin embargo, a pesar de las críticas, el hombre sostiene que el proyecto ayudará a atraer a más personas al municipio y a generar espacios recreativos. Incluso, uno de los sueños de Raúl es que cada roca tallada de animal se convierta en un pequeño puesto de venta para las familias de Panchimalco que quieran comercializar sus productos, y de esa forma fortalecer la economía local.

Un sueño de niño hecho realidad

Para Julio, dedicarse a este oficio no solo le ha permitido ganarse la vida. Si no que, ha sido uno de sus mayores deseos desde niño. El artista recuerda que a la edad de siete años, sintió la necesidad de colocar en su mesa una hoja de papel y dibujar con una variedad de lápices de colores. Los primeros retratos no eran más que bocetos de animales y paisajes, pero con el tiempo fue perfeccionando su talento.

Julio finalizó sus estudios como bachiller industrial. La falta de recursos no le dio la oportunidad de estudiar una carrera universitaria relacionada a las artes plásticas. Pero, su deseo de seguir perfeccionando sus pinturas lo animó a seguir aprendiendo de manera empírica, sin ayuda de nadie ni de ninguna formación académica. “

La falta de empleo y el gusto al arte lo llevó a recorrer varias partes del país en busca de oportunidades para generar ingresos a través del dibujo. Julio recuerda que por muchos años se dedicó a crear paisajes en forma de murales. Incluso años anteriores, relata que la alcaldía de Panchimalco lo contrató por “servicios profesionales” para llenar de vida muchos de los postes y paredes que ahora son muy emblemáticas en el municipio.

“Yo he aprendido a sobrevivir del arte”, dice Julio, con un tono de satisfacción, comentando que el camino no ha sido fácil, pero, a través de su talento ha sido la forma de llevar el sustento a su esposa y a su hijo de diez años. “Mi niño cuando me ve pintar, me pide hacerlo también”, dice, asegurando que el menor ha demostrado a su corta edad el mismo gusto por aprender del arte.

Julio, a su edad, dice reconocer que en el país no existen los espacios necesarios para aquellas personas interesadas en las artes plásticas, por lo que hace un llamado al gobierno a generar mejores condiciones que beneficien a todos los artistas. “Esto es una pasión que llevamos en nuestra sangre y es nuestro privilegio darla a conocer”, finaliza, con un tono de orgullo.