El último compromiso real del príncipe Harry y su esposa Meghan Markle terminó de comprobar lo que muchos medios británicos especulaban. No ha habido reconciliación alguna con los duques de Cambridge: el príncipe William y su esposa Kate.
Los rostros de los aún duques de Sussex evidenciaron la tensión tras su llegada a la Abadía de Westminster para cumplir con el Servicio de la Commonwealth.
Como era de esperar,la atención mediática iba a ser letal. Pues este evento era el primero en que se reunirían con el resto de la familia real desde el anuncio del Megxit, el pasado mes de enero.
El punto de quiebre fue cuando los duques de Sussex y los duques de Cambridge tomaron sus respectivos asientos.
Pues la tradición dicta que Harry y Meghan deben sentarse en la segunda fila detrás de la Reina, Carlos, Camilla, William y Kate durante el servicio.
La cercanía de las parejas afloró la incomodidad entre los miembros de la realeza.
La pasada aparición de Harry y Meghan en el en el Royal Albert Hall, donde Harry se presentó por última vez como Capitán General de los Marines Reales también generó expectación, pero lo que avivó la controversia fue el supuesto mensaje oculto que la exactriz envió a la realeza a través de su outfit.
Medios británicos especulan que Meghan eligió vestir de rojo por su significado implícito; el cual denota pasiones extremas, desde el amor hasta la ira.
A esto se suma el hecho de que Meghan coordinó su atuendo con el de Harry. Algo que los británicos entienden como un mensaje de que la pareja está unida y muy comprometida en la lucha que enfrentan con la realeza.
El mensaje parece ser fuerte y claro. Pues Meghan parece estar diciendo que está disfrutando de este momento y no piensa alejarse de los medios.
El príncipe Harry y su esposa, Meghan, romperán formalmente la próxima primavera sus lazos con la monarquía británica para cumplir su deseo de ser “económicamente independientes”.