La vida de la exactriz estadounidense, Meghan Markle, cambió por completo cuando se convirtió en la esposa del príncipe Harry, no solo porque se involucra en asuntos más serios, si no porque tiene que seguir las reglas que impone el Palacio de Kensington.
Aunque parezca extraño y quizá no entendamos la razón de estas normas, Meghan tiene restricciones, incluso, con las joyas que usa durante el día y la noche.
“Las esposas de los príncipes tienen un equipo que conoce lo que es apropiado para cada evento y especialmente Meghan recibe mucha ayuda a la hora de elegir”, explicó Myka Meier, experta en protocolo, fundadora de Beaumont Etiquette a news.com.au, citado por Infobae.