El día que Pedro Infante enloqueció a los salvadoreños con su visita

Los precios de sus conciertos, en el país, fluctuaron entre los 5 colones y 0.60 centavos

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elsalvador.com

Por Leidy Puente / Archivo

2018-08-23 7:16:17

61 años han pasado desde la muerte de Pedro Infante, el inolvidable ídolo mexicano, conocido por su cercanos como “Perucho”. El 15 de abril de 1957 se terminó de escribir la historia del artista que llegó a diferentes partes del mundo a través de sus legendarias películas y éxitos musicales, que aún disfrutan las nuevas generaciones.

A Infante, quien fue carpintero antes que cantante y actor, le bastaron 39 años de vida para convertirse en leyenda. Intervino en 61 películas y grabó 351 canciones de 170 compositores mexicanos y extranjeros, así como 80 pistas para películas.

“Antes de morir a los 39 años en un accidente de avión en la ciudad de Mérida. Yucatán, grabó 4 canciones para su último disco y le quedó pendiente uno más con canciones del yucateco Guty Cárdenas”, recuerda José Ernesto Infante en el libro “Pedro Infante, el ídolo inmortal”.

Además de ser el único mexicano que ha ganado un Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín, tiene la versión más vendida de Las Mañanitas, la tradicional canción mexicana para los cumpleaños, con 20 millones de copias y todavía hoy compite en ventas con 100 mil unidades al año.

Los precios de sus conciertos, en el país, fluctuaron entre los 5 colones y 0.60 centavos

En El Salvador protagonizó una histórica visita, que aún es recordada por muchos

“Con procedencia de México llegó ayer (domingo 29 de septiembre de 1952) a las 7:30 de la mañana al aeródromo de Ilopango el simpático actor de cine y radio Pedro Infante, estrella de la pantalla que goza de amplia estimación en el continente”, se lee en la nota publicada por El Diario de Hoy (EDH), en aquella época.

Esta se convertía en la segunda vez que “Perucho” visitaba el país, pues cerca de dos años y medio atrás se había presentado en los teatros metropolitanos, deleitando al público con su característicos chistes y magnífica voz.

Sin embargo, esta segunda visita se convirtió en la más memorable, ya que se presentó por una semana completa en los teatros de San Salvador, Santa Ana y San Miguel.

Al momento que el artista arribó a tierra salvadoreña, millones de personas se encontraban en el aerodrómo, “donde prevalecía el sexo femenino”, según la nota de EDH.

El “hall” (sala de espera) y los alrededores del edificio del aeropuerto se encontraban abarrotados de personas ansiosas de conocer al mexicano y obtener autógrafos.

Pedro Infante fue recibido por don Santiago Begoa, gerentes del Circuito de Teatros Nacionales; don Raúl Suay y don Adolfo Antonio Castillo, jefe de publicidad de la misma institución.

Desde que el astro apareció en la puerta del avión (con una chaqueta de color ocre, un pantalón gris y un sombrero), una lluvia de fotografías se desató.  Primero saludó al público y luego pasó a las oficinas de migración.

Pedro Infante

Al terminar los trámites migratorios, hombres y mujeres de todas las edades lo interceptaban a su paso, con libretas en mano, para solicitar los anhelados autógrafos

“Me encuentro muy feliz de estar nuevamente en este país, donde tanto se quiere a mi patria. Cuando estuve aquí hace tres años, más o menos, me llevé un recuerdo imperecedero y prometí que si Dios me alargaba la vida, regresaría. Sus cielo, sus bellas mujeres, sus paisajes, todo es igual… y  ¿por qué no iba a regresar y esta vez a estarme más tiempo para darme a querer de este simpático pueblo?”, dijo a la prensa.

Luego, fue trasladado al hotel en un carro convertible. A su paso, los salvadoreños se detenían a cada momento y decían: “ese es Pedro Infante”; mientras, él saludaba quitándose el sombrero. Horas más tarde, tuvo su primera presentación en el Teatro Nacional, con un lleno total.

Los precios para sus presentaciones en El Salvador eran desde 0.60 centavos a  5 colones.

Tras esta visita, corrió la voz que el famoso actor mexicano se quedó frecuentando El Salvador, debido a que la belleza de una salvadoreña lo flechó.

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En 2005, Eduardo Salomón Portillo, un salvadoreño que conoció al artista, aseguró a EDH que cuando Infante venía al país se ejercitaba en el gimnasio Magaña, ubicado en el centro de la capital.

“Un día llegué al gimnasio y todas las maquinas estaban solas, pero una multitud rodeaba una de ellas. Me acerqué y miré que era Pedro Infante rodeado de gente mirando y tomando fotos. Fueron varias veces que él llegó allí para hacer sus ejercicios en esos años”, dijo a este periódico.

Otro de los lugares que frecuentaba el mexicano era el billar La Dalia. “Pedro Infante venía a jugar y a tomar. Él vino en los años 50, también aquí estuvo don Luis Aguilar. Aquí venía doña Lucha Villa con su esposo a jugar capitales”, aseguró el gerente general, al contar los años dorados del billar más antiguo de San Salvador.

Trayectoria 

De acuerdo con diferentes biografías, el actor sembró fama de mujeriego y tuvo relaciones sentimentales con varias mujeres, como María Luisa de León, su primera esposa y quien le apoyó en su ascenso cinematográfico.

Posteriormente, tuvo romances con la bailarina Lupita Torrentera y la actriz Irma Infante, entre otras.

En su filmografía destacan “La ovejanegra” (1949), “Nosotros los pobres” (1948), “Los tres huastecos” (1947) y “Ustedes los ricos” (1948).

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Estos artistas, sin imaginar que pasarían a la historia salvadoreña como parte de los mejores, impresionaron al país con su carisma y talento.

En sus películas era retratado como un héroe valiente. Interpretó a personajes de humildes como carpinteros, panaderos, músicos, rancheros y mecánicos.

Su personaje más famoso fue Pepe “El Toro”, de la cinta de la época del cine de oro mexicano “Nosotros los pobres”, un melodrama sobre la clase trabajadora de México.

Cuando murió era el cantante más rico y admirado de México. A su entierro acudió más de un millón de personas.

Nació en el seno de una familia humilde en Sinaloa en 1917, fue el cuarto de 14 hermanos. No alcanzó a terminar la primaria porque trabajó desde muy joven. Cuentan que él mismo hizo su primera guitarra y la usó para cantar.

Este jueves lo recordamos con algunos de sus mejores momentos en vídeo:

-La canción Amorcito Corazón de la película “Nosotros los pobres” (1948)

-Una de las escenas más dramáticas del cine mexicano, la muerte de El Torito en la película  “Ustedes los ricos” (1948)

-El éxito “Cien Años”