Larissa Graniello: “No soy monedita de oro para caerle bien a todos”

La presentadora de El Sótano y exreina de belleza asegura que ha aprendido a no olvidar sus orígenes y a sobrellevar con paciencia, respeto y madurez las críticas negativas que le hacen algunas personas en las redes sociales.

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elsalvador.com

Por Osmín Monge

2018-08-19 5:45:20

En un ambiente relajado y lejos del bullicio cotidiano, Larissa Graniello revela con franqueza algunos aspectos de su vida. Lo hace con la naturalidad, la humildad y la madurez que la caracterizan.

La conductora de televisión, modelo, exreina de belleza e influencer —que recién acaba de cumplir los 25 años— escarba entre sus recuerdos y extrae algunos de ellos; por ejemplo, los días en que, en su natal Santa Ana, salía a la calle a jugar con sus amigos, su participación clandestina en un concursos de belleza y sus comienzos en la TV.

La chica esbelta, de expresivos ojos  color miel y de labios carnosos también revela en esta entrevista que no le resultó nada fácil  llegar a donde está.

Según ella, fueron su espíritu rebelde, su deseo ferviente por hacer realidad sus sueños y el amor de su familia los factores determinantes que la llevaron a alcanzar el éxito.

Foto Roberto Molina
Foto Roberto Molina

¿Cómo te defines?
Me defino como una mujer líder, decidida, que no deja que ningún obstáculo le trunque el camino hacia sus sueños. Soy honesta, leal y los que me conocen bastante saben que soy una persona extremadamente cariñosa y sensible.

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La conductora de El Sótano llegó a sus 25 años rodeada de mucho cariño y muestras de afecto.

¿Cómo es Larissa cuando está lejos de las cámaras y los reflectores?
Soy una persona divertida, chistosa y que se ríe por todo. Muchas veces me gustaría que esa parte de mí la pudieran conocer muchas personas, porque a veces me dicen “te miras bien creída”, pero cuando me conocen me dicen “nada que ver”. Soy una persona más normal que lo normal. Me gusta bastante que la gente pueda conocer esa parte de mí, que es opuesta a lo que normalmente ven en la televisión.

Foto Roberto Molina
Foto Roberto Molina

Qué es lo que más recuerdas de tu niñez?
Fui una niña muy amada. Soy la primera de cuatro hermanos. Siempre digo que la primera es la que se hace con más amor. Viví en el seno de una familia muy unida, que me crio con muchísimo amor, con base a muchos valores; no me quejo de ella. No tuve una infancia con mucha tecnología, como ahora. Mi niñez más bien fue de jugar escondelero, mica… Salía a jugar con los amiguitos de mi colonia; creo que eso es lo que más me gusta.

Foto Roberto Molina
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¿Cómo incursionaste en el mundo del modelaje, de los concursos de belleza y en la televisión?
Siempre he sido un poquito rebelde, sino pregúntele a mi papi. Al principio mi familia no estuvo de acuerdo, ya que es una familia muy tradicional y siempre me decía que ese mundo era difícil, que no toda la gente era honesta y que probablemente podía salir lastimada. En un inicio me metí a Miss Teen El Salvador a escondidas de mi papá, tenía 16 años y nunca se enteraron. Yo viajaba en bus desde Santa Ana a San Salvador a escondidas de ellos. Me costeaba los gastos. Me salí del concurso, no llegué a la final porque ya no podía seguir con los gastos, además, mis papás se dieron cuenta y yo era una menor de edad. Lo intenté hasta donde pude. Después de eso, me vine a San Salvador a estudiar la carrera de Comunicaciones. Luego se me dio la oportunidad de estar en el programa Trato Hecho de TCS, ahí comencé. Fueron ellos mismos (TCS) los que me dijeron “Lari, metete a Nuestra Belleza, puedes tener la oportunidad”. De ahí fue donde brinqué a los concursos de belleza. En 2014 se me dio la oportunidad de representar como miss a El Salvador (en Miss Mundo).

Foto Roberto Molina
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¿Cuáles son los retos que enfrentas a diario como figura pública?
Sé que no soy monedita de oro para caerles bien a todos, pero he aprendido a tener que aceptarme como soy. A las personas que me quieren se los agradezco y a las que no también, porque me han hecho muchísimo más fuerte y he aprendido a sobrellevar mis defectos. Si nosotros amamos nuestros defectos nadie nos hará sentir mal.

Foto Roberto Molina
Foto Roberto Molina

Hoy en día está de moda ser influencer, ¿te consideras una de ellas?
Creo que sí. Entiendo perfectamente la diferencia entre ser influencer y una figura pública, de hecho hay muchísimas figuras públicas que no tienen ningún porcentaje para influir. Lo que recomiendo es que las personas nunca pierdan su esencia; si hacen algo diferente y a la gente no les gusta no dejen de hacerlo. Las personas que te quieren y te siguen, te tienen que querer por lo que eres. Lo importante es mantener esa esencia para poder dejar un mensaje diferente.

Foto Roberto Molina
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¿Cuál ha sido la lección más importante que has aprendido en tu vida?
He aprendido a nunca olvidar de dónde vengo. A algunas personas sí se les ha facilitado un poquito la vida y a otras se nos ha sido bastante difícil y hemos tenido que comenzar desde abajo. Hay niñas que me escriben y me dicen “Lari, quiero llegar a ser como tú, no voy a lograrlo nunca”, ellas ni se imaginan como comencé. Mi primer trabajo fue a los 17 años en un programa que ni siquiera salía en señal abierta, solo se veía en el occidente del país. Recuerdo que no me pagaban, trabajaba gratis, no recibía un sueldo.

Al finalizar la entrevista, Larissa reafirma que no ha sido fácil lidiar con las críticas ácidas y negativas que algunas personas suelen hacerle en las redes sociales, y que ante ellas no le queda mas remedio que enfrentarlas con mucho respeto y educación.