Kevin Bacon, 6 décadas derrochando talento

Su nombre ganó reconocimiento mundial por su gran calidad histriónica y sus más variados roles. Su versatilidad se mide en las tablas, en cámaras y sobre los escenarios musicales.

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elsalvador.com

Por Sara Castro

2018-07-07 6:16:45

Su rostro ya esboza arrugas, pero Kevin Bacon se siente enérgico y con muchas fuerzas para continuar labrando su carrera artística, tanto así que el actor estadounidense se embarcó en 2017 en el rodaje de la serie “I love Dick”, de Amazon, y continuó promocionando su banda “Bacon Brothers” en una gira por Estados Unidos.

Mañana, el actor estadounidense llega a seis décadas, un número importante de celebrar e inevitable para reflexionar, sobre todo cuando se ha tenido una trayectoria prolífica, con interpretaciones que se han perpetuado en la memoria de los fieles espectadores y en la historia cinematográfica.

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¿Quién podrá olvidar al intrépido adolescente Ren McCormack en “Footloose” o el megalómano biólogo molecular, Dr. Sebastian Caine en la cinta “El hombre sin sombra”? Y es que Bacon puede jactarse de los más heterogéneos créditos fílmicos, aunque sus roles maléficos sean los que más perduren en el recuerdo colectivo. Y a pesar de sus grandes interpretaciones, los galardones del séptimo arte las han esquivado.

Bacon tuvo su debut en la pantalla grande en 1978, con la comedia “Animal House” (Colegio de animales) y pronto comenzó a tener papeles más recurrentes en la gran pantalla, como “Viernes 13” (1980), “Hero at Large” (1980) y “Diner” (1982). Pero fue “Footloose” la producción que lo mandó al estrellato. La crítica internacional describió la cinta como la lanza de un género semidesconocido hasta ese momento: “el cine sobre adolescentes para adolescentes”.

Pero la fama apenas comenzaba. La década de los 80 y 90 sería una cosecha de gran abundancia para el actor nacido en Filadelfía. A finales de los años 80 llegaron “Criminal Law” (1988), “The Big Picture” (1989) y en 1990 compartió cámaras con Julia Roberts y Kiefer Sutherland en el filme “Flatlines” (“Línea moral”), dejando en claro que su nombre no se iría fácilmente del mundo hollywoodense. Bacon tenía aún mucho que dar a la gran pantalla.
Si esas cintas no fueron suficiente referente, a finales del siglo XX, Bacon reafirmó su legado, quizá sin esperarlo. Fueron las cintas “A Few Good Men” (1992), con Tom Cruise, Jack Nicholson y Demi Moore; “The River Wild” (1994), con Meryl Streep, y “Murder in the First” las que lo catapultaron, pues por la producción que compartió con Streep, recibió sus primeras nominaciones: una para un Globo de Oro y otra para el Premio del Sindicato de Actores por mejor actor de reparto.

Todo ese éxito inició muchos años antes en el teatro The Circle in the Square, en Manhattan, New York, cuando Bacon se marchó de su casa para dedicarse a la actuación.

A pesar de que Bacon es conocido más por su carrera cinematográfica, su música ha sido otra de sus pasiones. Fue en 1995 que decidió explorar este terreno, junto a su hermano Michael. De acuerdo con Bacon es en el escenario donde, en realidad, se siente “desnudo”.

“Si quieres saber quién soy no tienes más que echar un vistazo a las letras de mis canciones. Son mi talón de Aquiles. Cantando nuestras propias canciones delante del público es el momento en el que me siento más vulnerable. En ocasiones me he sentido desnudo como actor, pero siempre hay un personaje de detrás del que esconderse. Pero aquí no hay nada que te proteja del público”, comentó en una entrevista para la revista española ICON.

Ante las cámaras de cine, televisión o sobre el escenario Bacon se ha consagrado en la escena del entretenimiento. Y las arrugas no han impedido que siga siendo un “sex symbol”, pues aunque parecería que ya no es rentable, Bacon aún es una figura imperante y con mucho vigor.

“Volviendo a los 60, cuando uno se acerca a esta edad es cuando empieza a pensar en su virilidad. En la fuerza. Si podré seguir adelante a medida que me vaya haciendo mayor”, aseveró la estrella estadounidense a ICON.