Sergio Ramírez dedica premio Cervantes a nicaragüenses asesinados

El escritor centroamericano rindió tributo a "la memoria de los nicaragüenses que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar Justicia y Democracia".

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elsalvador.com

Por Agencia EFE

2018-04-23 7:33:02

El escritor Sergio Ramírez dedicó el Premio Cervantes a “la memoria de los nicaragüenses que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar Justicia y Democracia”.

Tras recibir la medalla y la escultura acreditativa del premio de manos del rey Felipe VI, este lunes 23 de abril, Ramírez empezó su discurso dedicando el galardón a sus compatriotas, “a los miles de jóvenes que siguen luchando sin más armas que sus ideales por que Nicaragua vuelva a ser república”.

El autor de obras como “Margarita está linda la mar” fue vicepresidente de Nicaragua de 1985 a 1990, en el primer gobierno de Daniel Ortega, y militó en el Frente Sandinista durante 20 años.

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Reconoció a Ramírez como "embajador de una lengua de todos, enriquecida con la enorme herencia" de las culturas indígenas.

Ramírez quiso con sus palabras y con un crespón negro en su solapa recordar los sucesos ocurridos en su país, donde cinco días de protestas contra una reforma de la seguridad social anunciada por el Gobierno de Daniel Ortega -y posteriormente derogada- dejaron como resultado al menos 27 muertos y más de 100 heridos.

Palabras con las que el centroamericano agradeció el prestigioso galardón. Foto cortesía

A su llegada al paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), donde se celebra la solemne ceremonia de entrega del Cervantes, Ramírez señaló que modificaría su discurso para hacer una mención a la situación en su país.

El ganador del máximo galardón de las letras en español ya participó el domingo en Madrid en una concentración en la Puerta del Sol para reclamar el fin de la “represión insostenible” que se está viviendo en Nicaragua.

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El Premio Cervantes explicó que había acudido a la concentración para “solidarizarse” con su pueblo, que ha demostrado -subrayó- “tener la valentía suficiente para protestar para que le devuelvan la libertad y democracia confiscadas”.

Al acto en la universidad alcalaína, el escritor acudió acompañado por su mujer, Tulita, sus tres hijos y sus ocho nietos.

Presidido por los reyes de España, al acto también asistió el ministro de Educación, Cultura y Deporte de España, Íñigo Méndez de Vigo, que en su intervención también hizo referencia a los sucesos de Nicaragua y aseguró que “el español es libertad, desde Cervantes a Sergio Ramírez”

Nada es más libre que la escritura

El escritor recibe la medalla y la escultura acreditativa del premio de manos del rey Felipe VI de España. Foto cortesía

El escritor Sergio Ramírez aseguró en su discurso tras recibir el Premio Cervantes que “no hay nada que pueda y deba ser más libre que la escritura” y que cerrar los ojos ante la realidad de la violencia, el narcotráfico o el exilio es “traicionar el oficio”.

Además, consideró que no se puede ignorar la realidad de los “caudillos del narcotráfico” ni “el exilio permanente de miles de centroamericanos hacia la frontera de Estados Unidos impuesto por la marginación y la miseria, y el tren de la muerte que atraviesa México con su eterno silbido de bestia herida, y la violencia como la más funesta de nuestra deidades (…)”

O “las fosas clandestinas que se siguen abriendo, los basureros convertidos en cementerios”.

Ramírez tuvo recuerdos en su discurso para su país, sus abuelos y su madre, que fue la que le enseñó a leer el Quijote, y reiteró su admiración por Cervantes y por Rubén Darío, con quienes la lengua española hizo un viaje de “ida y vuelta”.

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Precisamente ese fue el título de su discurso en el que explicó cómo la lengua de Cervantes hizo a Centroamérica el viaje de ida cuando en 1605 llegaron los primeros ejemplares del Quijote. Tres siglos después, Rubén Darío devolvió a la península “novedades liberadoras” de la lengua que recibió en herencia de Cervantes, “sacudiéndola del marasmo”.

Una lengua que nunca ha dejado de ser cervantina, reconoció Ramírez, que señaló que el castellano se reinventa de manera constante en el siglo XXI mientras se multiplica y se expande: una lengua viva que “reclama cada vez más espacios y no entiende de muros ni fronteras”.

Rubén Darío fue “quien creó nuestra identidad, no sólo en sentido literario, sino como país”, afirmó Sergio Ramírez sobre Nicaragua, y consideró curioso “que una nación americana haya sido fundada por un poeta con las palabras, y no por un general a caballo con la espada al aire”.

El escritor llegó a la premiación acompañado de su familia. Foto cortesía

También hizo referencia a su paso por la política. “Si un día me aparté de la literatura para entrar en la vorágine de una revolución que derrocó a una dictadura, es porque seguía siendo el niño que se imagina de rodillas en el suelo de la venta presenciando la función de títeres del retablo de Maese Pedro, ansioso de coger un mandoble para ayudar a don Quijote a descabezar malvados”, recordó.

Y rindió homenaje al mexicano Sergio Pitol, Premio Cervantes 2005 y recientemente fallecido, un “cervantino hasta la médula, porque nunca se atuvo a la pesadez y supo trocarla por el humor, la ironía y la parodia, un raro de los de Rubén, que supo hacer de la escritura una fiesta”.

Un recuerdo a Pitol que también estuvo presente en el discurso del rey Felipe VI, que se refirió igualmente a la situación en Nicaragua.

“En estas horas difíciles toda España lleva a Nicaragua en su corazón”, dijo el monarca, que destacó además que Ramírez es el primer escritor centroamericano en recibir el Cervantes.