El artista salvadoreño Tito Mira es una de las figuras más queridas en El Salvador, no solo por su pegajoso ritmo de chanchona, sino por su contagiosa alegría y sobre todo humildad.
“Los lamentos de Rosita”, “La ciguanaba”, “Que se mueran los feos” y “La mona de Tarzán” son solo algunos de los éxitos de La Chanchona de Tito Mira, agrupación que el público no ha visto en vivo por varios años en los escenarios nacionales.
¿La razón? Como muchos salvadoreños, Mira se vio en la necesidad de quedarse a vivir en Estados Unidos tras ser víctima de la delincuencia. Para tristeza del cantante, quien ama su país, se vio obligado a estar lejos de su tierra.
En el 2012 el intérprete se encontraba de gira por territorio norteamericano cuando se enteró que su casa fue saqueada.
“No puedo explicarlo completamente, detalladamente (…) pero se me metieron en mi casa y robaron”, expresó en una entrevista exclusiva para elsalvador.com.
Aclaró que no puede dar mayor detalle del suceso. “Por ahí decían muchas gentes que me estaban esperando para decirme cuestiones que no puedo realmente decir… me dio miedo regresar”, señaló con tristeza.
Desde ese momento Tito se convirtió en un Hermano lejano casi de manera forzada, pero ha logrado acoplarse en lo que se puede.
“Se siente orgullo y tristeza porque es tan lindo vivir bajo el cielo salvadoreño, yo desde el año que estoy acá, desde el 2012, tooodos los días extraño a mi país y en este momento que estoy hablando lo estoy extrañando, a mi lindo El Salvador. Sus costumbres, sus vivencias, su naturalidad, su gente, lindo mi país“, comentó Tito Mira, quien añadió que trata de mantenerse en contacto a diario con la familia que dejó acá.
“Gracias a Dios hasta el momento todos mis familiares están bien, los adoro y extraño”, sostuvo.
Contrario a lo que pensarían algunos, toda esta vivencia solo ha logrado que se fortalezca el patriotismo en Mira, quien describe al salvadoreño como “gente luchadora, gente llena de esperanza. Gente que con un “si no hay” lo buscamos, “si no está” lo hacemos, todo tiene solución para el salvadoreño”.
En una entrevista habló sobre su vida en Estados Unidos y la energía que siempre le acompaña.
“Aquí en Estados Unidos me da mucho orgullo encontrar gente muuuyyy, pero muy humilde, con progresos inmensos, económicamente hablando. Gente salvadoreña siendo empresarios de alta latitud que han sido personas humildes en mi país (…) eso demuestra que el salvadoreño es luchador, emprendedor y no se agüita, no desmaya, como un personaje que siempre está dispuesto a hacer las cosas bien”.
Cuando se le preguntó sobre lo que más extrañaba, respondió que siempre se encuentra melancólico -como millones de salvadoreños que viven en el extranjero- porque lo que más extraña es su familia; además de las costumbres, los bailes y los festivales.
Admite que en Estados Unidos no le ha ido tan mal, el apoyo que ha recibido de los latinos ha sido sorprendente: “Fuera de nuestras fronteras salvadoreñas la gente como que se manifiesta más con los suyos cuando se encuentran y sobre todo los que laboramos en lo que yo hago, he tenido manifestaciones de cariño inmensas, exageradas podría llamarlas yo”.
“Me da mucho orgullo ser salvadoreño y que muchos latinoamericanos me identifiquen como un representante de mi país y admiren mi estilo, lo que Dios me dio. Yo no presumo que es mi talento, pero me enorgullece que mis hermanos latinos me identifiquen instantáneamente como un salvadoreño típico, oriundo de esa linda tierra”, declaró.
“El chivazo” ha tenido altos y bajos en los últimos años, una de las cosas más tristes que ha tenido que afrontar es la pérdida de seres queridos y no poder estar presente en su “último adiós”.
“Cuando falleció mi hermana menor, Darlin Mira, en noviembre de 2015, ese día yo iba a tocar en un evento en Austin, Texas (…) trabajé increíblemente, como que no hubiera pasado nada, con el corazón forrado de fuerzas porque había perdido a mi hermanita linda”, manifestó el intérprete.
Tres meses después viviría uno de los momentos más duros, la muerte de su madre: “Yo tenía presentaciones en Boston, Massachusetts, los tres días imploré a mi mamá, la mencioné, pedí aplausos para ella al igual que para mi hermana en los eventos donde estuve (…) lastimosamente he llorado mucho tiempo a ellas dos”.
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A sus 62 años, a punto de cumplir 63, afirma que quiere dejar un legado destacado por la humildad: “Me encantaría que la gente piense que Tito Mira es alguien que ha tratado, sigue tratando de ser humilde y no presumir lo que Dios le ha dado”.
Por el momento quiere seguir compartiendo su alegría y buena vibra con la misma efusividad de siempre.
“Siento que mi mente se estancó en los 25 años o los 30. Aunque mi cuerpo me recuerde que tengo los sesenta y pico mi mente siempre me dice lo contrario, mi cuerpo peleando con mi mente. Mi cuerpo diciéndole ‘ya estás viejo’ y mi mente diciendo ‘sigues estando joven’. El mayor aprendizaje que he tenido es saber compartir con la gente, saber convivir, departir y saber entender sobre todo a mi público”, concluyó el artista.