La monarca británica, Isabel II, no parece estar plenamente relajada en los últimos días de 2021, ni en una etapa donde se consideraría que ya no debería estar preocupada por su reinado ni otras cosas. Sin embargo ha surgido una situación que pone mal a la famosa reina de Inglaterra, según tabloides internacionales, tanto que no puede dormir.
Todo se debe a los frecuentes viajes en helicóptero que está realizando su nieto, el príncipe William, desde Londres a la residencia de Anner Halk, en Norfolk, para visitarla. Esta distancia es de algo menos de 200 kilómetros que el joven recorre, muchas veces en compañía de su esposa, la duquesa Kate Middleton y sus hijos.
Y es que en las familias de la realeza hay una regla tácita: los miembros de un mismo núcleo o clan no pueden viajar en un mismo avión o helicóptero, sobre todo padres e hijos porque en caso de que ocurriera un accidente y alguien muriera "quedaría una rama de la familia, dando continuidad a la corona", detalló el rotativo El País.
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De acuerdo con el periódico The Times, fuentes cercanas a la monarca revelaron que "pasa las noches en vela” debido a esta situación, ya que cada vez son más asiduos los viajes donde es el mismo William el que pilotea los helicópteros y es acompañado por los pequeños George, Charlotte y Louis.
El duque de Cambridge es un experimentado piloto que en 2008 trabajó para el ejército y en 2010 continuó como piloto de rescate de la Real Fuerza Aérea británica (RAF), sin embargo ni esta experticia tiene tranquila a la reina, así que The Times aseguró que ya ha tenido pláticas serias con su nieto respecto a cómo gestionar estos vuelos.
“Su Majestad le ha dicho a amigos cercanos y a cortesanos que desea que Guillermo deje de pilotar él mismo, sobre todo en malas condiciones atmosféricas, puesto que los helicópteros no son la forma más segura de transporte. (La situación) mantiene a la reina despierta por las noches y está, comprensiblemente, muy preocupada", detalló otra fuente al tabloide The Sun on Sunday.
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La preocupación de la reina no es en vano, según indica El País, pues algunos miembros de la realeza han sufrido percances en vuelos de helicópteros que pudieron haber terminado muy mal: en 2018, Camila de Cornualles, esposa del príncipe Carlos, sufrió dos accidentes en helicoptero de cierta gravedad; así también la esposa del príncipe Eduardo, Sofía de Wessex, pasó un momento de mucho temor cuando el helicóptero en el que viajaba casi cocha con un avión en pleno vuelo.
La familia británica ha gastado 2.8 millones de dólares en viajes de helicóptero en 2020.