Luego de la polémica entrevista del príncipe Harry y Meghan Markle concedida a la poderosa Oprah Winfrey, las relaciones de la familia real inglesa han quedado con más fisuras de las que los rumores ya señalaban. Las confesiones de estos exduques sacudieron a la monarquía y dejaron mal parados a los más cercanos a Harry.
A pesar de que la pareja sacó a relucir muchas cosas negativas en torno a este aristocrático clan, muchos detalles quedaron en reserva para no provocar más incomodidades; fue así como algunos nombres involucrados en las tensiones y discrepancias con Markle se mantuvieron en completo secreto. Pero una experta en la realeza reveló ayer (31.03.2021) la identidad de la persona que hizo el supuesto comentario sobre el color de piel del bebé Archie, el primogénito de los duques de Sussex.
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Este punto que reflejó el arraigado racismo que existe dentro de la monarquía fue uno de los más impactantes al salir a la luz la entrevista. "En los meses previos al nacimiento de Archie, no solo hubo conversaciones sobre cómo no se le daría un título y no habría seguridad, sino también sobre qué tan oscura podría ser la piel del bebé y qué significaría o cómo se vería eso", comentó Markle durante la entrevista, una frase que llegó a ubicarse en los titulares de cientos de tabloides alrededor del mundo.
Estaba dicho. Y aunque algunos miembros de la corona inglesa, como el príncipe William, negaron lo aseverado por Markle, las críticas y la polémica estaban servidas. De acuerdo con Lady Colin Campbell, una reconocida figura entre la monarquía y los tabloides británicos, una fuente confesó quién había externado su "preocupación" por la piel del bebé en camino.
Campbell indicó que ella pudo acceder a información que Oprah no logró revelar gracias a un informante, quien le comunicó que el nombre que no mencionó el matrimonio en la entrevista fue la princesa Ana (Anne Elizabeth Alice Louise), hija de la reina Isabel II.
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"La conversación se sacó de contexto. No hubo preocupaciones sobre el color de Meghan, la princesa Ana estaba preocupada con razón porque, si el matrimonio continuaba y tenían hijos, habría grandes problemas, no por el color de Meghan, sino por la incapacidad y determinación de Meghan de negar las diferencias culturales y de tener respeto por la institución a la que pertenecía la persona con la que se casaba y la familia de la que habría de formar parte", explicó la experta, derrumbando así la postura de racismo dada por Markle.
