Sí, claro que sí. El artista más odiado del momento, Luisito Rey, visitó El Salvador en al menos dos ocasiones, en la década de los años 70. Y, no, no trajo con él a Luis Miguel ni a su esposa Marcela.
Vino a cumplir contratos artísticos y, de paso, a compartir con una pareja de antiguos amigos que conoció en Madrid, España, en 1963: los esposos Napoleón y Maricruz Hasbun.
“Gracias a Luisito nosotros nos conocimos”, afirma el empresario salvadoreño, quien hace cinco años celebró sus bodas de oro junto a la española que le robó el corazón.
En esta imagen que fue publicada en el Diario Madrid aparecen Jose Gallego, Napoleón Hasbun y Luisito Rey, en 1963, en España. Foto EDH / cortesía
Su historia comenzó en el consultorio de un odontólogo llamado Jesús, que funcionaba en el mismo edificio donde el salvadoreño alquiló un apartamento, para vivir unos meses en la nación española.
El inmueble fue elegido por Luisito Rey y su tío Jose Gallego. “Estaba ubicado en el Paseo de la Habana, muy cerca del Santiago Bernabéu”, recuerda Maricruz.
En realidad, el piso fue seleccionado por la pareja de pillos andaluces, para mudarse a vivir con el empresario salvadoreño, a quien recién conocían y a costillas de quien la pasaron muy bien.
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La madre del artista desapareció en agosto de 1986 en un viaje que hizo a Italia.
Ninguno se imaginó que Napoleón conocería en ese lugar a la mujer con la que formaría una familia, y quien daría por finalizada aquella época de excesos y parrandas. “Fue un tiempo que disfruté mucho, pero no niego que esos dos eran unos granujas”, expresa el salvadoreño.
Para ese entonces, el centroamericano había producido varios espectáculos en su natal El Salvador y fue muy amigo de Pedro Infante, antes de que Luisito Rey se cruzara en su camino. Dos de sus hermanos, integraban el dueto Los Antonio, y él les solía apoyar promoviéndolos y componiendo canciones. Entre los personajes que figuraban en su círculo de amistades estaban el Mariachi Vargas, Agustín Lara y el fundador de Televisa Emilio Azcárraga.
Fue eso lo que olió el progenitor del Sol de México. Pensó que el salvadoreño le facilitaría contactos útiles para hacer despegar su incipiente carrera musical.
“Era muy talentoso. Tocaba la guitarra como nadie y cantaba muy bien. Además, componía sus propias canciones y era muy agradable”, recordó don Napo, como cariñosamente le conocen hoy.
Él considera que el fracaso de Luis Rey se debió, sobre todo, a su falta de presencia artística, una ambición desmedida, excesos e inestabilidad emocional. “Lo lamentable es que era un drogadicto”, exclamó. Frase que completó Maricruz, al detallar que Rey gustaba de mezclar el whisky puro con la cocaína. “Decía que así se inspiraba”, añadió el empresario.
En la foto de la boda del salvadoreño y la española, en España, se puede ver de espaldas a Luisito Rey (último a la derecha). Foto EDH / cortesía
Después del idílico encuentro entre el salvadoreño y la española, bastaron unas semanas para que ella descubriera el tipo de personas que su novio tenía por amigos.
“Eran unos lagartos. Disfrutaban y vivían en parranda con el dinero de Napoleón. Yo llegué a odiar a Luisito Rey”, recordó.
Incluso, el cantautor andaluz trató de separarlos. A ella le advirtió que no tenía futuro en un lugar como El Salvador, país que ni siquiera conocía. A él, le expresó que si bien era muy guapa podía conocer a más chicas.
Pero Napoleón y Maricruz estaban hechos el uno para el otro. Y seis meses después de aquel encuentro, contrajeron matrimonio.
Por supuesto, Luisito Rey y Jose Gallego -que eran un excelente chef y sabía mucho de jamones y vinos- estaban entre los invitados. “Llevó su guitarra y cantó en la boda. Pero yo llegué a detestarlo tanto, que casi todas las fotos donde aparecían las rompí”, confesó la española.
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De regreso en territorio cuscatleco, Maricruz inició con su vida de casada y procreó a sus hijos.
Con los años, volvería a encontrarse con aquellos truanes, cuando Luis Rey visitó El Salvador para unos conciertos. “Fueron dos las recepciones que se le ofrecieron acá. Una fue en mi casa, a la que él invitó a todos los que se le dio la gana”, recordó Maricruz. Para ello, el andaluz logró que el entonces Embajador de España le facilitará una decena de cajas de vino.
Don Napo y Maricruz afirman que su historia es de las pocas cosas buenas que hizo Luisito Rey. Ya tienen 55 años juntos y el amor entre ellos hoy es más fuerte. Foto EDH / Lissette Monterrosa
“Jose se me acercó durante la recepción y me dijo que el jamón y el vino lo iban a reservar para nosotros”, rememoró la anfitriona. Para ellos, el resto de invitados no sabían apreciar semejantes manjares.
La segunda vez que Rey pisó suelo salvadoreño ya vivía con Marcela y Luis Miguel tenía entre 6 y 7 años. “Me mostró las fotos y me dijo que se había casado con una italiana guapísima y que tenía un hijo hermoso”, añadió.
Incluso, bromeó con la española diciéndole que su hija Caro (Hasbun), quien tenía la misma edad de Luismi, era ideal para casarla con su hijo. “Imagínese”, exclamó Maricruz.
Y es que su hija tenía esa apariencia que tanto le atrae al Sol. “Murió hace 4 años, en la playa Conchalío. Tenía 44”, compartió sensiblemente afectada la madre. Pero aunque Luis Miguel haya llegado a ser lo que hoy es, ella no se lamenta de no habérselo presentado a su hija, aunque esta llegó a pedírselo años después.
Caro Hasbun nació el mismo mes y el mismo año en que nació Luis Miguel. Foto EDH / cortesía
La esposa del empresario salvadoreño no se ha perdido ningún episodio de “Luis Miguel: la serie”, más por Luisito Rey que por su hijo. Y afirma que el actor español Óscar Jaenada está impresionante. “Captó su personalidad. Así era Luisito Rey”, aseguró.
Ambos esposos se imaginaron que el ambicioso y corrupto cantautor terminaría mal, incluso nunca pensaron que llegaría a vivir tanto. No obstante, les parece que Luismi ha revelado lo que él ha querido y cómo él ha dispuesto.
Pero siguiendo su trayectoria, han concluido que el Sol se parece mucho a su padre.