El libro de la periodista Anabel Hernández, "Emma y las otras señoras del narco", ha causado un tremendo cataclismo en el mundo del espectáculo mexicano. Muchos nombres reconocidos en el ámbito artístico aparecen entre sus páginas vinculados a carteles o poderosos líderes del narcotráfico.
Galilea Montijo, Alicia Machado, Ninel Conde, Sergio Mayer, son algunos nombres que se repiten en varias ocasiones en las páginas del recién publicado libro; pero también sorprende ahí el de Juan Gabriel. De acuerdo con la periodista, quien ha investigado las esferas del narco durante los últimos 15 años, el ámbito artístico, al igual que el político está bastante ligado al ambiente de fiestas, drogas, música y mujeres de los capos.
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"Tendría que leerse el libro para entenderse y tengo testigos directos de los hechos. No tengo testigos de oídas, no tengo testigos de que alguien le dijo que le dijo, era una persona que estuvo directamente (...) Esto no es un juicio moral, ni yo soy un juez ni pretendo ni siquiera hacer una especie de Santa Inquisición, ese no es el objetivo del libro, el objetivo del libro es poder entender este fenómeno (de las mujeres en el narco)", expresó Hernández sobre a los pronunciamientos de algunos artistas involucrados.
Según la reportera, Juan Gabriel no estuvo exento de estas contrataciones de lujo que suele costear con facilidad el mundo del narco. El "Divo de Juárez" recibió una invitación de Ernesto Rafael Fonseca, mejor conocido como "Don Neto", el líder del Cártel de Guadalajara, para amenizar una de sus increíbles juergas. En esa misma fiesta estaría Pablo Escobar, uno de las figuras más buscadas por el gobierno de EE. UU.
Para ese momento, Juan Gabriel saboreaba las mieles del éxito a raíz de su canción "Querida". El libro de Hernández explica que el cantante fue retado por algunos miembros del cártel de Medellín para besar en la boca al colombiano. El mexicano lo intentó.
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Escobar se enojó y tomó su arma como respuesta al gesto del cantante, pero "Don Neto" también lo hizo, así que el incómodo momento rápidamente pasó a ser objeto de risas, y la tensión en el ambienta se diluyó. Juan Gabriel decidió irse rápido y los capos continuaron.
No es la primera vez que se sabe que un artista ha cantado para estos grupos delictivos. Según la escritora, muchos artistas se vinculan porque piensan que todo quedará entre cuatro paredes y no saldrá a la luz pública, pero todo "termina por conocerse".
