Björn Andrésen: "el joven más bello del mundo" y su trágica historia

El actor tenía 15 años y parecía tener el mundo a sus pies. Sin embargo, la belleza, éxito, fama y dinero fueron fugaces.

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Björn Andrésen tenía 15 años cuando el director italiano Luchino Visconti quedó fascinado con su belleza y lo eligió para el rol de Tadzio en Muerte en Venecia. Foto UNDANCE INSTITUTE/Mario Tursi

Por Agencias / N. Hernández

2021-03-16 1:49:25

Björn Andrésen fue considerado "El joven más bello del mundo", tenía 15 años y parecía tener el mundo a sus pies. Sin embargo, la belleza, éxito, fama, dinero y atención pública fueron fugaces y todo termino de manera abrupta.

La condena para el joven fue que la película Muerte en Venecia del maestro italiano Luchino Visconti  e inspirada en la novela de Thomas Mann lo llevó a la cúspide, pero también su condena porque su imagen ahí fue perfecta y después de ella en cada aparición las personas quedaban desilusionadas.

Björn Andrésen pasó el resto de su vida compitiendo contra él mismo, contra su imagen perfecta de adolescencia, él fue su propio enemigo. Cincuenta años después sigue luchando, rebelándose contra aquel papel cinematográfico que en lugar de servir de despegue a su carrera artística se convirtió en un muro que nunca pudo superar y lo ha acosado toda su vida.

Muerte en Venencia relata cuando Gustav von Aschenbach, un reconocido escritor alemán, decide visitar Venecia para pasar allí los meses de verano. Coincide en el hotel con una familia polaca y descubre el ideal de belleza en el joven hijo de la familia, Tadzio. Aschenbach observa cada vez más al chico y cae en una especie de enamoramiento que le sirve para reflexionar sobre temas como la verdad y la belleza. A medida que crece la fascinación por el joven, sobre Venecia se cierne una epidemia de cólera. Es considerada una de las obras literarias más influyentes del siglo XX, escrita por el premio Nobel Thomas Mann y magníficamente ilustrada por Ángel Mateo Charris, uno de los más destacados pintores del grupo de los neometafísicos españoles.

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La película se estrenó en 1971, hace cincuenta años. El director italiano necesitaba que Tadzio, el chico de 14, fuera, a primera vista, alguien que provocara fascinación, una imagen inolvidable e impactante. Encontrar a una persona así era todo un reto. Primero pensó en su ahijado español, el hijo de Lucía Bosé y el torero Luis María Dominguín, el ahora célebre Miguel Bosé. Pero el matador se opuso a que su hijo participara en una obra con esa temática.

Visconti descontó que en Italia no hallaría a su Tadzio, entonces inició un casting continental. Salió a buscar a Tadzio por Europa Oriental y por Escandinavia. Esa búsqueda quedó registrada en un documental de 1970 dirigido por él mismo. Alla Ricerca di Tadzio (En Busca de Tadzio) fue hecho para la televisión italiana y puede encontrarse en YouTube.

Así fue como encontró al joven sueco, un adolescente con el pelo cayendo al costado de las mejillas, la mirada algo triste y desafiante, se diferencia de los demás.

En 1971 se estrenó Muerte en Venecia de Luchino Visconti Foto UNDANCE INSTITUTE/Mario Tursi

El primer detalle que capta la atención del director es la altura del joven, el documental revela que Visconti le pide que se pare y cuando el joven lo hace expresa: "Es muy alto".

Luego Visconti le pide que se quite la remera y Björn se sorprende, se paraliza momentáneamente, abre la boca impactado. Intuye que algo no está bien. Menea la cabeza con desconcierto y se saca la prenda negra que lleva. El torso es delgado. Visconti le pide que sonría. Exige que el cámara le haga un primer plano, que le saquen fotos, que registren su perfil derecho y también el izquierdo.  Al ver ese casting, queda evidenciado -por si a alguien se le había escapado hasta el momento- que Visconti necesitaba que su Tadzio provocara en él, lo que en la novela hacía en Gustav von Aschenbach.

"Con sorpresa, Aschenbach -en la novela-notó que el joven era bellísimo. Su gracioso rostro, pálido, circundado de cabellos color miel, la nariz derecha y fina, la boca luminosa, la expresión de seriedad divina y encantadora recordaba a las estatuas griegas de la época áurea. Y esa absoluta perfección fascinaba de tal modo que el observador creía no haber encontrado jamás algo tan logrado ya sea en el arte figurativo o la naturaleza", de esta manera Thomas Mann describe por primera vez a Tadzio en Muerte en Venecia.

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Más allá de las modificaciones necesarias que exige todo texto literario en su traslación al cine, Visconti sabía lo que buscaba: el Tadzio que había descrito Thomas Mann en su novela. "(...) En su andar y su postura, en el movimiento de sus rodillas, al posar su pie de calzado blanco, había una gracia extraordinaria. Al mismo tiempo dulce y orgulloso, lleno de gentileza. Y más gentil lo hacía la reserva propia de la infancia. Una cabeza de eros, con el matiz amarillento del mármol de Paros, sutiles cejas pensantes, y sobre las sienes y las orejas, la sombra de sus rizos cayendo en ángulo recto", dice otro fragmento de la obra maestra de Mann.

La esposa de Mann alguna vez contó cómo surgió Muerte en Venecia. El escritor estaba junto a ella y sus tres hijos en Venecia, en el Grand Hotel des Baines, y quedó deslumbrado con un chico rubio, con su belleza. Katia Mann escribió sobre ese viaje de 1911: "El primer día vimos en el comedor a una familia polaca. Todos lucían tal cual mi esposo los describió en su libro. Y ahí estaba ese chico, de unos 13 años, vestido con un traje de marinero. De inmediato atrajo la atención de Thomas, que no podía parar de mirarlo. No lo persiguió por toda Venecia pero mi esposo sentía fascinación por el chico".

Con el tiempo, mucho después de la publicación de la novela y unos años después del estreno de la película, se supo que ese chico, el que deslumbró al novelista alemán era Wlasdylaw Moes. Un polaco que, en ese entonces, tenía 10 años. El diminutivo de su nombre era Wadzio o Adzio. Así que Thomas Mann ni siquiera ocultó demasiado la identidad de su modelo. Ya convertido en Barón, Moes descubrió que él había oficiado de secreto modelo del escritor alemán recién cuando vio en un cine de Varsovia la película de Luchino Visconti. La historia de Wladylaw Moes o el verdadero Tadzio la contó el periodista escocés Gilbert Adair en The Real Tadzio.

La imagen del joven era perfecta, por ello después de la película su imagen decepcionaba a las personas. Foto UNDANCE INSTITUTE/Mario Tursi

Luchino Visconti elige la novela de Mann porque comparte temas, obsesiones. Ambos viven su sexualidad con conflicto, sin libertad, con ocultamiento debido a la mirada social. En la novela y en la película se habla del placer de observación, los amores prohibidos y el esplendor y la decadencia física.

Suele escribirse sobre alguien rubio, transitando el lugar común, que su pelo es dorado. El de Andrésen era dorado de verdad, refulgía. Las rasgos armónicos y una sonrisa misteriosa. Pero había algo más en ese chico. En sus ojos se percibía dolor, algo roto.

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Su madre había muerto un par de años antes, cuando él tenía 10. El que creía su padre era su padre adoptivo. Hasta hace unos poco años siguió buscando, de manera infructuosa, a su padre biológico; quería conocerlo, mirarlo a los ojos para hacer un intento por entender su historia. Con la elección para interpretar a Tadzio, Björn creyó que lo malo había pasado, que había logrado dejar atrás sus dolores.

El joven después de esa película no volvió a tener éxito, ahora vive en la pobreza. Foto captura de pantalla YouTube

En el documental Björn cuenta que la noche de la presentación del film en Cannes, Visconti lo llevo junto a los integrantes del equipo a un boliche gay: “Me miraban con descaro, como si fuera un plato apetecible. No podía reaccionar, habría sido un suicidio social. Fue el primero de muchos encuentros de este tipo. Recuerdo las paredes de terciopelo roja, la pintura negra brillante, las lenguas voraces. La gente no comprende el efecto que esto puede tener en un chico. No habría aceptado el papel de Tadzio de haber sabido cómo iba a afectar a mi vida. Reconozco que conocí a personas interesantes pero, considerándolo todo, mejor habría sido que me hubiesen dejado en paz. La película ha tenido una gran influencia en mí. No creo que haya merecido la pena. Fue como una montaña rusa y, definitivamente, no estaba preparado para ello”.

Después de varios años, en el 2003 se volvió a saber de Björn y no fue por alguno de esos papeles menores que hacía de manera ocasional en películas también menores. La escritora Germaine Bailey publicó un libro titulado The Beautiful Boy. En la tapa, en blanco y negro, una foto de Björn en su época de Tadzio. Andrésen se quejó amargamente, dijo que no podía entender cómo una escritora feminista podía hacer eso, elegir esa foto para la tapa y cosificarlo. Obtuvo un poco de atención después de años de oscuridad pero no mucho más. La editorial respondió mostrando que el autor de la foto, David Bailey, había prestado su autorización para el uso de la imagen. Andrésen respondió que deberían haberle pedido permiso también a él, el protagonista de la foto.

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En la actualidad, Björn con 66 años vive en Estocolmo con su novia. Tiene problemas económicos e intenta que no lo desalojen de su vivienda. Luego de tener algunas parejas homosexuales, en la década del ochenta se casó con una mujer de la que se divorció luego que su hijo de 9 meses falleciera por muerte súbita. Su otra hija, en la actualidad, dice que su padre usa esa barba larga para ocultar su rostro, para que la gente no se dé cuenta la belleza que se escurrió.

Tomado de Infobae.com