Cuatro historias de amor unidas por el arte

Artistas locales compartieron sus historias de amor, que figuran dentro del mundo del espectáculo. La Música y la actuación guían sus vidas, convirtiéndose en los vínculos que los lleva a vivir experiencias que muy pocos logran experimentar.

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Conoce los relatos amorosos de estos artistas nacionales. / Foto Por EDH

Por Sara Castro / Elis Silva

2019-02-13 7:21:32

Roberto y Naara Salomón

Foto EDH / Menly Cortez

Su historia de amor nació en enero de 1974, cuando Roberto Salomón viajó hasta Ginebra, Suiza, para cumplir una gira teatral con el grupo argentino Once al Sur.

Algunos guiones de películas o novelas románticas podrían envidiar este encuentro: Salomón aún no había bajado del tren donde viajaba cuando vio sentada en la estación a la joven actriz que los recibiría, Naara. Y desde ese momento se sintió cautivado por ella y afirmó: “fue amor a primera vista”. Cuatro días fueron suficientes para que esta pareja estuviera convencida de pasar juntos el resto de sus días.

Roberto partió a París para realizar un doctorado, pero tres semanas después regresó a Ginebra y le pidió a Naara que lo acompañara a la capital francesa. Naara no lo meditó. El espíritu de libertad de aquella época les permitió vivir y disfrutar el presente. “Antes no se pensaba en el futuro, estamos hablando del espíritu de los sesenta y setenta”, comentó Roberto e inmediatamente Naara añadió que en aquella época se “vivía el momento, era vivir el amor”.

Pero los días en aquella idílica ciudad terminarían y Roberto debía regresar a El Salvador. Ante esa situación Naara comunicó a sus padres la decisión de viajar hasta el otro lado del mundo junto al “guapo director de teatro”, como ella define a su ahora esposo. Su padre le pidió que se casaran y aunque ellos no creían en el matrimonio oficial, lo hicieron. Fueron a la alcaldía del pueblo suizo de Grand Lancy y frente a los padres y una hermana de Naara y el testigo de Roberto firmaron su acta de matrimonio.

“No hicimos una boda mágica, pero fue más mágica que muchas otras porque 45 años después estamos juntos”, expresó la actriz.

La creatividad y la pasión por el teatro han sido claves en la vida de Naara y Salomón. Han trabajado juntos en decenas de obras teatrales. Ella actuando, él dirigiéndola. Y aunque otros no podrían sobrellevar una etapa laboral junto a sus parejas, ellos la han llevado de maravilla, sin excluir las desavenencias.

Son distintos. Y eso ha sido una ventaja. Él ama la vida citadina, ella el campo. Él es magnífico con la administración, ella un caos. Roberto es hiperactivo y Naara, contemplativa. Pero disfrutan la playa, cocinan juntos, debaten libros, tienen dos hijos: Arielle y Mateo, dos nietos, conviven con sus tres perritas y son la fortaleza el uno del otro.

Ante los abismos inevitables o los momentos de ruptura que llegan al matrimonio ellos decidieron construir y continuar admirándose y recordando qué los unió. Han tenido paciencia, han cedido, tienen ternura y la creatividad sigue inagotable.

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Es originaria de Suiza y posee una extensa carrera profesional en actuación teatral. Ha trabajado en escenarios de El Salvador como de Europa. Siendo muy joven conoció a Roberto Salomón, actual director del Teatro Luis Poma y se casaron. Juntos han realizado un gran aporte cultural por El Salvador.

Ligia Morales y William Cenna

Foto cortesía / Christian Montalvo

En el ámbito artístico musical, Ligia Morales y William Cenna se han reafirmado como una de las parejas más sólidas, en lo personal y profesional. Fue la agrupación Salsa Clave quien los puso en el mismo camino, y más de dos décadas después, ambos siguen brillando en el mundo del espectáculo.

“Todo comenzó en 1997, yo cursaba mi último año de bachiller en artes del Cenar, y él llegaba ahí a buscar a un amigo músico, (…) yo los contraté para que fuéramos a la inauguración del Teleférico y ahí surgió una ‘correntada’, pero él estaba casado y yo estaba estudiando”, relató Ligia, quien gracias a su voz impresionó a William, quien luego la ubicó como vocalista de Salsa Clave.

Con el tiempo nació entre ellos un importante vínculo que “hasta ahora se ha convertido en una relación de 22 años (…) él arregló su situación y yo la mía. Lo que mucha gente no sabe es que nosotros tenemos de vivir juntos la edad de mi hijo André, casi 16 años, antes de esto yo vivía en mi casa y él vivía con su mamá”, explicó la intérprete.

Ligia y William, voz y tecladista de La Vieja Fiebre, celebraron el 11 de febrero su primer año de casados; riendo ella enfatizó en que aún sigue esperando su sortija.

Nadia Maltez y Alejandro “El Borrego” Saravia

Foto EDH / Josué Parada

Ambos son extrovertidos y hablan casi al unísono. Alejandro Saravia, mejor conocido como “El Borrego”, es locutor y presentador. Y Nadia Maltéz es cantante de jazz y exparticipante del reality show “El Número Uno”. Su relación se remonta hace cuatro años, cuando él quedó flechado por la voz, el cabello rizado y la piel morena de la artista, quien estaba cantando en un concierto de jazz.

La vida los volvería a cruzar en bares, conciertos y fiestas. El Borrego, sin un ápice de timidez, se acercaba a ella, la saludaba y conversaba. A Nadia, quien se considera intolerante, le sorprende haberle dado espacio a una persona que no era cercana a ella.

“Haciendo retrospectiva, pienso que no sé cómo le hice caso porque era una cosa espantosa. Me sentí acosadísima. Él no me dio tiempo de reaccionar”, dijo entre risas la cantante, y él acepta haber sido “invasivo”.

Fue en un juego de fútbol de mesa que las cosas comenzaron a cambiar. Se propusieron que cada partida que perdieran alguien se quitaría una prenda. El Borrego terminó sin camisa. Pero ahí se rompió la formalidad y comenzaron a salir con la visión de convertirse en novios. Después de un mes comenzó su romance.

Luego de seis meses de ser novios empezaron a vivir juntos de manera espontánea y conocieron sus caracteres intensos, a entender y a congeniar el alma hippie de ella y lo organizado de él. Disfrutan de cocinar juntos, ver televisión y de que Nadia lea libros para Alejandro y ¡ni hablar de la música! Comparten gustos musicales, como Joaquín Sabina, Silvio Rodríguez, Fito Paez, Alejandro Filio, entre otros, pero también discuten por géneros que El Borrego goza, como la música banda.

“Yo sé que no es una relación perfecta, ya nos soportamos bastantes cosas y las superamos, eso te da una certeza para decir: ‘aquí voy bien’. Nosotros ya somos como un matrimonio, pero no estamos firmados ante lo civil y Dios”, comentó Saravia.

Pero pronto lo estarán. Los preparativos para su boda, que se llevará a cabo en noviembre próximo, ya comenzaron. Y de esta manera, el futuro matrimonio Saravia Maltéz seguirá conviviendo junto a Abril, la hija adolescente de Maltéz, con el perro Paco y el gato Polar.

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Álex Ortiz y Elvia Avelar

Foto EDH / René Quintanilla

Un evento en Guaymango, realizado hace 14 años, unió las vidas de Elvia Avelar y Álex Ortiz, miembros activos de La Sonora Hechicera.

Ella era cantante solista y él ya integraba la popular agrupación: “desde que ella llegó se fue a sentar en la puerta de una casa (…) le dije a mi compañero ‘mira que bonitas las muchachas de acá’, pura virgencita la carita, tenía 17 años. Cuando la vimos que subió a cantar les dije a los del grupo: ‘una chamaca así es lo que nos hace falta’ y así fue que comenzó”, relató divertido Álex.

La versión de Avelar también es muy jocosa: “mi papá me dijo ‘este chamaco dice que quiere que entrés al grupo’, y yo le dije que no (…) en eso iba pasando él deshaciéndose unas trencitas, y dije ‘no, ese hombre no me da buena vibra’ (risas). Después va de llamar a la casa para que me integrara al grupo”.

Poco más de 13 años después ellos forman un sólido matrimonio dentro de la industria musical tropical; procrearon tres hijos, Héctor (12 años), Mario (9) y Ximena (6), todos ellos con inclinación hacia la música. “Soy su mayor admirador, por eso ciegamente confío en su trabajo y eso quizá se refleja en el escenario”, concluyó Álex.