Intuitiva, curiosa, la cineasta mexicana Lila Avilés admite que su ópera prima, “La camarista”, el retrato agridulce de una empleada de un lujoso hotel de Ciudad de México, y que ha sido seleccionada para representar a su país en los Oscar, tiene que ver con otro trabajo de la artista francesa Sophie Calle.
En una entrevista con Efe en Barcelona (España), Avilés bromea que los artistas “somos devoradores de otros artistas” y no esconde que en el inicio del proceso de esta contenida y personal película, con Gabriela Cartol en el papel protagonista, parte de una obra de teatro en la que participó, basada en el proyecto de Calle, “Hotel”.
A su juicio, el filme puede verse como “la historia de una camarista, pero creo que puede traspasarse a otros muchos microuniversos, puede verse como una película abierta a otras muchas cuestiones”.
“De la misma manera que hay fronteras geográficas -reflexiona- hay fronteras humanas, pero, al final, creo que todo tiene que ver con el respeto y con no ser invisibles, con ser empáticos, sea en la situación que sea. El trabajo que hace la protagonista es muy digno y no se nos debe olvidar que en algunos lugares es un medio de trabajo para millones de familias”.