Sin espectáculos ni espacios culturales abiertos, artistas salvadoreños solicitan ser incluidos en fideicomiso de reactivación económica
El gremio ha quedado fuera del proyecto de ley de Fideicomiso propuesto por el Gobierno, el cual pretende ayudar a través de créditos y subsidios. El sector artístico cultural insta a la Asamblea hacer modificaciones pues sus ingresos se han visto afectados de manera grave.
Frente a la crisis económica derivada de la pandemia por COVID-19, el Gobierno presentó en días pasados el proyecto de ley de Fideicomiso, que pretende apoyar a micro, pequeños y medianos empresarios a través de préstamos y subsidios, sin embargo el gremio artístico salvadoreño ha quedado excluido de esta propuesta de reactivación económica.
Ante esa realidad, un grupo de artistas, promotores y gestores culturales se unió para enviar una carta a la comisión de Hacienda de la Asamblea Legislativa para que sean tomadas en cuenta algunas modificaciones a este proyecto que, de acuerdo con algunos parlamentarios, ha dejado al 70 % del sector comercio fuera, sin incluir en este porcentaje al gremio artístico.
El Fideicomiso será revisado y analizado este jueves 9 de julio, por lo que el sector artístico cultural hizo un llamado especial a todas las fracciones políticas para que sean tomados en cuenta en esta iniciativa que contempla $600,000,000 en préstamos y subsidios.
“Solicitamos ser incorporados en esta Ley de Fideicomiso. Hemos estudiado opciones donde podemos ser incluidos, así como muchos artesanos fueron incorporados con base a garantías solidarias, esa podría ser una opción de cómo nosotros podríamos ser incorporados, tomando en cuenta que nuestro sector está en la informalidad”, expresó Marlen Argueta, gestora cultural.
Los actores, músicos, bailarines, pintores, performistas, cineastas, escritores, gestores y promotores de la cultura han formado parte de la escala productiva del país, a pesar de que durante décadas han estado relegados, incluso desde su formación profesional. Ese contexto los ha dejado al margen de estímulos estatales o políticas públicas que los incluyan como figuras “lucrativas”.