Estilo 503, el programa de entrevistas de Raquel Avolevan está dedicado a conocer a personalidades de la belleza y el glamur para que compartan sus experiencias y consejos. En el podcast de este fin de semana invitó a Ana Yancy Clavel, quien abordó diferentes aspectos de su vida incluso cómo llegó a representar a El Salvador en el concurso Miss Universo y algunos secretos para cuidar su cuerpo.
Pese a que el el evento de belleza fue en 2012, Las Vegas, Estados Unidos, Clavel ha logrado posicionarse en los medios de comunicación salvadoreños desde entonces. Actualmente es conductora de “Hola El Salvador”, modelo de marcas internacionales y además es creadora de contenidos. Sobre todo soy, recientemente, “la esposa joven”, mencionó, ya que se casó a los 27 años.
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Confesiones del ritual de belleza de una reina
Uno de los puntos más esenciales de la entrevista con Avolevan fue conocer el día a día de una modelo. Clavel dijo que para empezar bien su jornada lo primordial es una ducha.
Su ritual de belleza incluye un tratamiento sencillo para la cara. “Todos los días, en mi baño, ocupo una crema para limpieza para rostro, la retiro con agua helada y luego aplico otras cremas. Además uso bloqueador solar si salgo o me quedo en casa. Lo aprendí hace años atrás. Uso hidratantes y los faciales no los dejo a un lado. A los dos meses me hago uno, por lo menos”, explicó.
Su otro punto fuerte es el cabello.
“Uso un champú de limpieza y mascarilla hidratante para el pelo todas las semanas, hace que se me vea suave y con brillo. Lo corto a los tres meses y siempre trato de hacerlo en un día de luna creciente. No sé si soy demasiado creyente de eso, pero hasta tengo una app de un calendario lunar y me ha funcionado mucho”, confesó.
Para todos los que tenían la duda, la modelo ha aplicado un tinte color chocolate a su melena.
El secreto para llevar una vida saludable, según ella, es la disciplina, y se puede convertir en un hábito.
“A las 3:30 a.m. me levantaba para estar a las 4:00 a.m. en el gimnasio y luego ir al trabajo. Pero ese ritmo te tiene que gustar, porque es un estilo de vida que vas a llevar. Comer bien también se incorpora y tiene que gustar”, aconsejó.
En estos días de cuarentena hace una hora de ejercicio con bandas seis días a la semana. “El miércoles es mi día de descanso o los domingos”, sostuvo.
Ya que le cuesta mucho ganar masa muscular y la pierde en cuestión de un par de días toma proteínas y aminoácidos.
¿Qué significa ser reina?
Otra parte importante de la tertulia fue descubrir su pasado y cómo logró el título de Nuestra Belleza. La comunicadora reveló entre risas que “de pequeña era súper terrible, me escapaba de la casa, de unas rejas… Me iba a la calle”.
Asimismo, aseguró que “siempre, toda mi vida soñé con ser maestra”. De hecho estudió la licenciatura en educación parvularia en la Universidad de El Salvador (UES) y periodismo con especialización en relaciones públicas. “Nunca me imaginé que mi vida daría un giro, no me imaginé usando tacones, maquillándome o poniéndome pestañas”, subrayó.
Recordó que mientras iba a la universidad era de las chicas a las que les faltaban los cosméticos “pero nunca la comida”, sostuvo. “Era de las que iba con bolsón, tenis y camisetas… Pero en la carrera llega un momento que te vestís formal”, dijo.
Comenzó a estudiar para maestra en la UES en 2009. “La carrera para la que quería optar ya no tenía cupos. Llamé a mi mamá llorando y me dijo que me calmara, que el mundo no se iba abajo. Me dijo que estudiara para ser maestra, me veía vocación de docente”, contó.
Se graduó en cinco años y el mismo día que hizo un importante examen para certificarse como profesora participó en el casting de Nuestra Belleza. “Mi hermano me llevó al terminar esa prueba en la U y en el camino me iba maquillando. No sabía mucho, ni peinarme o usar bien los tacones”, agregó.
Aprendió a caminar con ese tipo de calzado gracias a que, previamente, su mamá la llevó a una escuela de modelaje en San Salvador. “Ella me compró mis primeros tacones, eran negros y nunca se me van a olvidar”. Luego afirmó que “yo era todo ‘anti niña’: me ponía las camisas de mis hermanos y aprendí a pelearme con los dos para que me dejaran jugar. Mi mamá tampoco se arreglaba mucho. Esa parte femenina no me la inculcó”.
Su turno para el casting era el número 112. “Pasé hasta la tarde”, recordó. Al finalizar solo dije “lo que Dios quiera”. Dos semanas después la llamaron y pasó al primer corte. En esa segunda fase compitió con 45 mujeres en una pasarela casual y otra en traje de baño. Luego de cinco días le anunciaron que era parte de las 17 finalistas.
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“No le había contado nada a mi mamá antes de eso, mis amigos no sabían nada, nunca se lo dije a alguien hasta que estuviera segura”, añadió.
Pero al darles la noticia, sus familiares se alegraron mucho. “Ambas (ella y su mamá) veíamos los eventos de Miss Universo, pero en el de 2010 mi madre me mencionó que yo debía competir, pero era como un sueño de ella. Yo en ese momento le dije que eso no era conmigo”, relató.
“Muchas personas tienen el concepto erróneo de las coronas, pero se construyen con disciplina, dedicación y horas de esfuerzo, no de posar o glamur… El peso de una banda, también es grande”, subrayó.
Respecto a sus sesiones de foto, reveló “copio las ideas, dos o tres y cuando estoy en la sesión me dejo llevar. Me gusta crear mis cosas también. Los fotógrafos tienen el enfoque de lo que quieren conseguir, pero cuando son sesiones abiertas me gusta probar. A todo esto, tenés que saber cuál es tu perfil perfecto, el mío el izquierdo, me da más seguridad y empoderamiento. Te sentís cómoda y lo proyectas en las fotos”, subrayó.