A pocos días de tocar suelo centroamericano, la actriz colombiana Laura Osma afirma estar enamorada de El Salvador.
La guapa morena de 22 años arribó a nuestro país para construir el personaje de Josefina Moreno, una joven agricultora de 18 años dotada de un peculiar sentido del olfato, que es la pieza clave de la trama del filme “El suspiro del silencio”.
Este largometraje es el quinto de la carrera del cineasta salvadoreño-canadiense Alfonso Quijada y su opera prima como director. A él, le recordamos como el fiel aliado del realizador salvadoreño Arturo Menéndez, en el proyecto cinematográfico “La palabra de Pablo”.
Ambos compatriotas lograron visibilizar cine hecho en El Salvador a nivel internacional, tras obtener el respaldo de HBO en Estados Unidos y Sony Pictures en Latinoamérica, para el drama protagonizado por los salvadoreños Carlos Aylagas y Leandro Sánchez, y la actriz colombiana Paola Baldion.
Fue precisamente esta última, quien contactó a Quijada con Laura Osma, artista que ha logrado reconocimiento internacional con su papel de Elba Coronado, en la serie “El Chapo” de la popular Netflix.
“Estaba de regreso en Vancouver (Canadá), poniéndome al día con la segunda temporada de ‘El Chapo’, cuando veo a Laura en escena. En ese momento, vi en ella los rasgos de Josefina y supe que era mi protagonista”, narró el hijo del famoso escritor quezaltepecano Alfonso Kijadaurías.
Su interés por contactarla, lo empujó a consultar con Baldion, quien le compartió que ella y Osma eran muy buenas amigas, que incluso la bogotana sabía de la película “La palabra de Pablo”.
Fue así como el cineasta contactó con su actriz principal, a través de Instagram, y le dio los pormenores del proyecto.
“Sinceramente, no sabía nada de El Salvador. Solo había escuchado música y sobre la violencia, pero al conocer el guion la historia me atrapó”, confesó la también actriz de la serie de Telemundo “Sin senos sí hay paraíso”.
Como primer paso, un intérprete debe investigar el espacio y el tiempo en los que se desarrolla el guion del metraje, tanto la geografía e historia como las costumbres y tradiciones de la época.
Cuando la joven sudamericana comenzó a indagar sobre El Salvador, se encontró solo con noticias desalentadoras. El panorama la hizo dudar en algún momento, pero se había enganchado del personaje. “No voy a mentir, tenía miedo de venir”, reconoció Osma.
Sin embargo, tras su llegada a territorio cuscatleco, la colombiana descubrió un país muy diferente. “Es un país muy bello. No tienen que envidiar nada a nadie”, exclamó.
Por supuesto, ya degustó de las famosas pupusas y afirma haber disfrutado el intenso sabor del loroco. También visitó las playas de El Tunco y El Zonte, y algunas de las tierras cafetaleras de El Salvador que serán el escenario del largometraje.
También está muy deseosa de probar el famoso “caldo de gallina” y conocer el litoral del oriente del país.
Pero, ¿cómo define la colombiana a Josefina Moreno?
“Es una mujer luchadora, la admiro mucho”, enfatizó con seguridad la talentosa latina. Incluso afirma sentirse identificada con ella, pues también se considera una latinoamericana muy aguerrida. “Todas somos luchadoras en el mundo”, recalcó.
Ahora bien, ¿por qué Osma subraya el valor de la protagonista del filme de Quijada? ¿De qué va esta nueva película salvadoreña?
De Nicaragua a El Salvador
Josefina Moreno, el papel de Osma, es un personaje que surgió en la mente de la madre de uno de los productores de “El suspiro del silencio”.
Ese productor está con Quijada, hombro a hombro. Su nombre es Andy Hodgson y es un experimentado productor y cinematógrafo en Canadá. “Es mitad nicaragüense y mitad ecuatoriano. Su madre, Marta, es ecuatoriana”, detalló el compatriota.
Pues la idea original del guion de esta película es de Marta. “Ella viajó muchas veces a Nicaragua” y estando allí se involucró en un proyecto de apoyo y ayuda a mujeres en condiciones de vulnerabilidad. “Trabajó en una casa refugio, donde conoció historias tremendas de abuso verbal, físico y sexual”, explicó el cineasta.
En suelo nicaragüense, Marta tomó consciencia del gran porcentaje de mujeres violentadas que existía. Con ese pensamiento, regresó a Canadá con la ilusión de trabajar un proyecto inspirado por esa realidad, esa que une a las naciones centroamericanas con el resto de América Latina y el mundo.
Hodgson y su madre trabajaron en una breve sinopsis, muy cercana a lo que es el guion hoy. Es en este punto, en el que aparece en escena el cineasta salvadoreño-canadiense en su papel de productor. Convencidos del valor universal de la historia, en la era #MeToo, inician la búsqueda de un escritor que hiciera click con el relato y elaborara el guion de la película.
Lamentablemente, la búsqueda fue infructuosa. Entonces, “… terminé siendo contratado por Red Castle Film (productora de Hodgson) para trabajar este guion, el cual escribí mucho aquí en El Salvador, pero también en Nicaragua y Guatemala”, detalló Quijada.
Al finalizar la escritura, surgió una nueva pregunta; ¿quién dirigirá?
El fundador de Sivela Pictures Inc. tiene más de 30 años de experiencia en la industria del cine, y si bien se había planteado la idea de dirigir, esperaba la llegada del momento correcto para sentarse en esa silla.
Fue su colega y socio Andy Hodgson, quien le dio el último empujoncito. “Me dijo: ‘creo que este proyecto está perfecto, dirígelo’. Y ahí la idea se concretó”.
Todo surgió de forma “orgánica y bella”, y en 2019, en San Salvador, el cineasta salvadoreño está a punto de poner a funcionar el primer estudio de cine de la región, con el rodaje de su opera prima como director, al lado de artistas como Laura Osma, Fernando Gaviria y Carlos Aylagas.
En este nuevo proyecto cinematográfico nacional, también figuran en el reparto los créditos de los artistas salvadoreños Alicia Chong, Luis Balibrera, Boris Barraza y Mercy Flores, entre otros.
El financiamiento
El proceso de gestión del financiamiento para “El suspiro del silencio” resultó menos escabroso y largo, gracias a las puertas que “La palabra de Pablo” y “Malacrianza”, de Arturo Menéndez, dejaron abierta en la industria internacional.
Además, Quijada encontró el apoyo de empresarios salvadoreños como Adolfo y Fito Salume, quienes creen en este tipo de proyectos. Pero el realizador regresó a su tierra natal con otra idea en la mente. No quería rodar solamente una película, él estaba convencido que este es el momento propicio para invertir en el cine salvadoreño. “Quería construir el estudio, y si ellos se iban a involucrar (Salume y su grupo) como ya lo hicieron en ‘La palabra de Pablo’, pues teníamos que hacerlo de la forma correcta”, subrayó.
Y, ¿qué es lo que hace un estudio de cine? Pues el proceso de financiamiento, distribución, desarrollo y producción del cine, en ese orden. “La producción no es precisamente lo más importante. Las producciones, claro, salen, pero solo cuando hay un financiamiento. Y la única manera de que haya financiamiento es si hay una manera de distribuir y regresar el dinero”, detalló el también actor de Hollywood.
Es así que el compatriota logra gestar Apex Studios, que él espera comience a funcionar con el rodaje de “El suspiro del silencio”.
El proyecto cuenta con el respaldo de Apex Studios, Red Castle Films (Canadá) y Unity Rentals (El Salvador), con la producción ejecutiva de José Robles y Fito Salume. “Además, Andy Hodgson es el cinematógrafo de la película…”, concluyó Quijada. La productora canadiense del compatriota, Sivela Pictures Inc., también es parte de este largometraje con aroma a café.