Venecia y el primer topónimo español en suelo salvadoreño

El primer contacto de los españoles con Cuzcatán-Nequepio-Malalaca se produjo a fines de mayo de 1522, cuando la flotilla al mando del piloto mayor Andrés García Niño (Moguer, 1484-Honduras, ¿1525?) atracó en el golfo de Amapala y recorrió la costa ahora salvadoreña.

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El mapamundi de Gastaldi fue reeditado en 1565 por Paolo Forlani y Fernando Bertelli. En esa decorada versión aparece el topónimo Guatimalli como único asignado a la costa centroamericana del Mar del Sur o Pacífico. Imagen cortesía de la Sección de Geografía y Mapas, Biblioteca del Congreso, Washington, D. C.

Por Carlos Cañas Dinarte

2021-11-06 5:58:50

Durante la primera mitad del siglo XVI, la producción de mapas en suelo europeo estuvo concentrada en los Países Bajos y Alemania. Uno de sus máximos exponentes fue Sebastián Münster, quien en 1540 trazó el primer mapa del continente americano. Mucho de su conocimiento cartográfico viajó a otros reinos, como Florencia y Venecia, para fusionarse con los aportes del Renacimiento temprano en las manos de hacedores de mapas como el piamontés Giacomo Gastaldi (1500-1566).

Radicado en Venecia como ingeniero, en 1539, cinco años después Gastaldi trocó su profesión por la de cosmógrafo, geógrafo, cartógrafo y grabador al servicio del Consejo de los Diez, ente rector de la urbe veneciana, entonces una de las potencias navales en el Mediterráneo, tal y como la dejaron registrada el clérigo Georg Braun (1541-1622), el pintor Georg Hoefnagel (1542-1600) y el impresor Franz Hogenberg (1535-1590) en uno de los detallados grabados coloreados contenidos en Civitates Orbis Terrarum (Colonia, 1572).

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Durante su carrera cartográfica de 21 años, Gastaldi pintó mapas murales al fresco en el Palacio Ducal de la plaza de San Marcos, trazó o adaptó más de un centenar de mapas contemporáneos y les asignó algunos avances de las exploraciones europeas en América y publicó un mapamundi (1546, varias veces reeditado) en el que plasmó, por primera vez, muchos nombres originarios del Nuevo Mundo.

Publicados en la ciudad alemana de Colonia entre 1572 y 1617, los seis tomos con 59 grabados del Civitates Orbis Terrarum formaron el primer atlas de ciudades del mundo. Imagen de Venecia, de 55 por 40 cm, digitalizada por la biblioteca Británica, Londres.

Entre sus principales innovaciones a la cartografía europea del siglo XVI, Gastaldi dejó de usar la xilografía o impresión en madera empleada por tradición y la sustituyó por impresiones hechas mediante grabados en cobre. Una vez obtenidas las impresiones, con muchos y exquisitos detalles de ilustración, cada pieza pasaba a ser coloreada al aguafuerte por manos delicadas y hábiles. Por eso, ahora se sabe que mucho de ese trabajo fue realizado en el taller de Gastaldi y de otros cartógrafos europeos por mujeres jóvenes y por menores de edad procedentes de orfelinatos.

En los albores europeos de América, Gastaldi y otros cosmógrafos y cartógrafos al servicio de diversas casas reales se convirtieron en “descubridores mentales” de las tierras exploradas desde octubre de 1492, pero ya visitadas por pequeñas avanzadas de expedicionarios europeos desde el año 1021. En muchas oportunidades, esos trazadores de mapas aportaban nuevos conocimientos geográficos en sus portulanos, cartas de marear y libros de navegación, pero a la vez agregaban otras distorsiones, mitos y leyendas a sus creaciones bidimensionales dentro de ese proyecto global que era el registro detallado de las tierras anexadas en esos años de la Era de los Encuentros o Descubrimientos.

Así las cosas, no resulta extraño que Gastaldi se basara en la obra El millón, del explorador Marco Polo, para trazar la supuesta existencia del estrecho de Anián, que unía al noroeste americano con el continente asiático, otra de las vías posibles para transportar mercancías, pasajeros y tropas de un continente al otro. Muchos años después, un paso marítimo semejante seria descubierto en las aguas casi norpolares por el marino Vitus Behring y desde entonces ostenta su nombre. Ese misterioso estrecho lo dejó consignado, junto con otros detalles, en su planisferio o mapamundi de 1546, de 36.5 por 53.0 cm, del que se conserva una copia en los ricos acervos de la Houghton Library, en la Universidad de Harvard. Varias veces actualizado, ese mapamundi fue reeditado en 1565 por Paolo Forlani y Fernando Bertelli, una de cuyas copias, hermosamente ilustrada y plasmada en dos hojas, de 53 por 40 cm cada una, se custodia ahora en la Biblioteca del Congreso estadounidense, en Washington D. C. En ese planisferio aparece el topónimo Guatimalli como único asignado a la costa del Mar del Sur o Pacífico centroamericano, rodeado por igual de fantasías cartográficas y de datos verificados.

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En sus trabajos cosmográficos y cartográficos, Gastaldi asumió la poderosa influencia de Sebastian Münster, mientras que él mismo aportó fuerte eco intelectual en geógrafos y cartógrafos contemporáneos como Cock, Luchini, Ortelius y Ramusio. De Münster, Gastaldi adaptó 31 mapas para su edición italiana de la Geografía de Claudio Ptolomeo, realizada en Venecia, en 1548.

Uno de los 34 mapas “modernos” (reimpreso en 1561 y 1574) que incluyó en esa magna obra fue uno grabado al cobre y coloreado al aguafuerte, donde puede verse el topónimo Rostro Fragoso, asignado a fines de mayo de 1522 a la costa occidental de la actual República de El Salvador. En la actualidad, una copia de ese mapa se conserva en el sistema bibliotecario de la Universidad de Stanford (California), aunque existen otras más en archivos y bibliotecas públicas y privadas de otras partes del mundo.

En 1548, en Venecia, Gastaldi imprimió este mapa, donde figura el topónimo Rostro Fragoso, asignado en mayo de 1522 a una parte de la costa occidental ahora salvadoreña. Imagen cortesía del sistema bibliotecario de la Universidad de Stanford (California, Estados Unidos).

Aunque no se han conservado ni el diario de navegación ni los apuntes cartográficos del piloto mayor Andrés García Niño, ese topónimo hispánico del Rostro Fragoso y otros más del actual territorio salvadoreño han llegado hasta el presente gracias a los informes remitidos a la corona española por el capitán Pedrarias Dávila, gobernador de Tierra Firme y Nicaragua, enemigo acérrimo del también capitán extremeño Pedro de Alvarado y Contreras, gobernador de Guatemala. Gracias a esos documentos ahora perdidos, esos nombres de lugares y los detalles de las exploraciones náuticas en las costas de la Mar del Sur pudieron ser plasmados en diversos mapas elaborados en talleres de diversas ciudades y villas europeas desde 1526 en adelante. Por ende, el de Gastaldi fue uno de ellos, con la novedad de que fue el primer trabajo cartográfico veneciano en retomar la designación del Rostro Fragoso.

Por órdenes directas de la Casa de Contratación de Sevilla -férrea encargada del comercio monopólico entre España y América, así como del desarrollo cosmográfico y cartográfico del imperio español- toda nueva información geográfica era secreto de Estado y formaba parte de una ciencia codificada, sujeta a censura oficial. Por eso, no es un asunto menor que mucha información cartográfica usada por Gastaldi le fuera suministrada por el poeta granadino Diego Hurtado de Mendoza (1503-1575), embajador ante la corte veneciana por parte del monarca Carlos I de España y V de Alemania. En este sentido, es muy probable que las delineaciones, deformaciones y mitos plasmados por Gastaldi y sus seguidores en sus mapas de paralelos y márgenes graduados formaran parte de una manipulación interesada para mantener en secreto muchos de los hallazgos españoles en tierras americanas.

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Entre 1546 y 1561, Gastaldi se dedicaría a recoger más información de las exploraciones españolas en América. En especial, llamó su atención el trabajo desarrollado en las tierras interiores del norte, desde la Florida hasta la cuenca del Mississippi. En este sentido, registró las dos expediciones emprendidas por Hernando de Soto y Francisco Vázquez de Coronado, en la década de 1540. En la primera de ellas estuvo, como segundo al mando, el capitán español Luis de Moscoso y Alvarado, fundador de San Miguel de la Frontera (ahora ciudad de San Miguel, El Salvador), en una zona aún no determinada del actual departamento de Usulután. Para la historia mundial, Moscoso y Alvarado fue el primer europeo que reportó la existencia de petróleo en suelo texano y también fue pionero en la exploración y registro del curso fluvial del Mississippi.

PARA SABER MÁS

-BROOKE-HITCHING, Edward. El atlas fantasma. Grandes mitos, mentiras y errores en los mapas (Barcelona, Blume, 2017).

-HORODOVICH, Elizabeth. The Venetian Discovery of America. Geographic Imagination in the Age of Encounters (Cambridge, Cambridge University Press, 2018).

-LEÓN PORTILLA, Miguel. Cartografía y crónicas de la antigua California (México, UNAM, 2001).

-PORTUONDO, María M. Ciencia secreta. La cosmografía española y el Nuevo Mundo (Madrid- Fráncfort del Meno, Iberoamericana, 2013).

-SCHULTEN, Susan. A History of America in 100 Maps (Chicago-Londres, University of Chicago Press, 2018)

-THROWER, Norman J. W. Maps & Civilization. Cartography in Culture and Society (Chicago-Londres, University of Chicago Press, 2008, tercera edición).