Luego de al menos dos años en total abandono, la cortina del Cine Metro está abierta de nuevo y sus entrañas están a la vista de los transeúntes. Las personas se detienen y miran hacia adentro, hay quienes se atreven a subir algunos de los escalones de la entrada para verificar qué es lo que ocurre en su interior; se preguntan si el cine funcionará de nuevo.
Lilibeth Rivas, encargada de la iniciativa cultural “La Nave”, como se ha rebautizado al lugar, le explica a uno de esos curiosos que el sitio está siendo transformado en un espacio cultural.
— Me alegro mucho, pero… ¿sí sabe que aquí pasaban películas porno?, le comenta el peatón.
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Rivas le responde que sí. En ese momento su interlocutor hace una remembranza del auge y la decadencia del Cine Metro, luego le recomienda que haga una limpia o una bendición del recinto para que el reinicio goce de suerte.
Esta y otras anécdotas relata Rivas al preguntarle sobre cómo se han vivido las últimas semanas previas a la reapertura del inmueble, a lo que añade: “al ver el interés y el trabajo en conjunto de artistas de todas las ramas, personal logístico y de las personas de la comunidad, da la sensación que todas las personas creen en el proyecto”.
Es que establecer ahí el proyecto “La Nave” significa el renacer del antiguo cine, un edificio ubicado entre un centro comercial, bares y ventas informales, que fue construido a finales de los años 70 como parte del proyecto de la Cadena Cinematográfica Salvadoreña, S.A.
Tras algunos años desde su inauguración, la proyección de películas familiares dejó de ser rentable, lo que empujó a la administración a optar por la proyección de cine para adultos. La oferta porno continuó hasta su cierre definitivo en 2018.
Así se convirtió en otra sala cinematográfica con un final desafortunado y altas probabilidades de transformarse en iglesia, un bar o en una tienda de ropa de segunda mano de las que pululan por todo San Salvador.
Lilibeth Rivas informó que el proyecto se tituló “La Nave” porque la arquitectura del cine simula ser una nave industrial con infinitas posibilidades creativas. Una invitación para echar a volar la imaginación.
La iniciativa se ha venido trabajando desde finales del 2019 junto a Egly Larreynaga, de la Asociación Cultural El Azoro, cuando tras conocer a los dueños del lugar pensó en utilizar el edificio para la promoción del arte. Su idea llenó de entusiasmo a los involucrados y establecieron un acuerdo para revivir el antiguo cine.
Desde entonces, poco a poco el Metro se ha ido transformando, borrando así el pasado de las películas de pertenencia voluntaria.
Actualmente, la sala de proyecciones está vacía, sin butacas, ya que estas tuvieron que ser destruidas por su mal estado. El suelo ha sido sellado y limpiado, mientras que las paredes lucen un nuevo color.
Lo que aún se conserva es la madera que da el toque de antaño y los candelabros que son evidencia del esplendor de su época.
Según Rivas, la primera fase de la remodelación se ha logrado gracias a alianzas y colaboraciones entre artistas independientes, la Asociación de Comerciantes de Cuenta Propia, Glasswing, Fundasal y USAID, que han apoyado en la logística, promoción y la transformación del lugar.
“La Nave” es un proyecto que aún necesita apoyo, por lo que pronto lanzarán un crowdfunding para continuar con la transformación y recuperación de la estructura del lugar.
Por el momento, ya posee una calendarización de 6 meses, en los que artistas independientes se presentarán de manera gratuita para apoyar a la promoción del lugar. El primero de ellos será Renacho Melgar, quien este 28 de noviembre ofrecerá un taller de pintura para los niños de los alrededores e inaugurará una exposición con sus pinturas a las 4:00 pm. Durante el día se efectuarán otras actividades de recreación para los habitantes del centro, en las calles aledañas.