Conoce a Paola, la reina afro de Atiquizaya que lucha porque el color de su piel sea reconocido y respetado

El censo poblacional de 2007 reveló que solo el 0.13% de la población salvadoreña se definen afrodescendientes.

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La joven originaria de Turín representa con orgullo la afrodescendencia salvadoreña. Foto EDH / LIssette Lemus

Por Lissette Lemus

2020-09-21 11:11:31

El color de su piel fue motivo de burlas durante su vida escolar y desde que era una niña. “Mi almohada sabe cuántas veces pasé llorando”, recuerda. “Hubo un momento que me llegué a deprimir e incluso llegué a pensar en dejar la escuela, pero mi madre me decía que Dios tenía un propósito para mí”, relata Paola Lisbeth Herrera Castro, la primera reina afrodescendiente del municipio de Atiquizaya, en el departamento de Ahuachapán.

Esos días tristes quedaron en el pasado cuando Paola comenzó a estudiar el bachillerato, lo cual permitió que conociera a personas que la instaron a descubrir sus raíces negras. “Estas raíces son especiales porque me hacen diferente”, dice, con orgullo, Paola, mientras luce un llamativo turbante de colores vivos y vibrantes que hace juego con su negra cabellera rizada.

La joven originaria de Turín representa con orgullo la afrodescendencia salvadoreña. Foto EDH / LIssette Lemus

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La idea que Paola fuera nombrada reina de esta comunidad, para que representara a los afrodescendientes en el desfile de Independencia del año pasado, fue propuesta por César Rodríguez, maestro de expresión artística del Centro Escolar Mercedes Monterrosa de Cárcamo, y la decisión contó con el aval de las autoridades de la institución y del comité artístico cultural de la escuela.

“En el desfile, llamó la atención de mucha gente y otros se identificaron con ella”, explica, emocionado, César, quien también estuvo a cargo de diseñar el vestido que la reina de la afrodescendencia utilizó durante su presentación, el año pasado.

La reina posa junto a las obras dedicadas a África del maestro César Rodríguez. Foto EDH / LIssette Lemus

En este proceso, Paola también contó con el apoyo de la organización Afroos, Afrodescendientes Organizados Salvadoreños que, según explica Ana Yenci Lemus, directora de la ONG, nació debido a las experiencias y la discriminación que sufren las personas negras en El Salvador. Acciones que, casi siempre, son normalizadas.

Con el fin de cambiar la situación para las personas negras en el país, Afroos realiza diversas actividades con la finalidad de sensibilizar sobre la importancia de reconocer las raíces africanas que tienen los salvadoreños.

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Según Lemus, desde 2017, han pedido apoyo a la Comisión de Puntos Constitucionales para que se reforme el artículo 63 de la Constitución y que se incluya a los afrodescendientes.

Para la activista, el hecho de que no se incluya a las personas negras en la Carta Magna, convierte al país en uno de los “más racistas de Centroamérica”.

Como organización, también buscan ser parte de la historia y la visualización que les ha sido negada históricamente.

A la guapa joven le gusta vestir los colores fuertes que nos recuerdan el continente africano y realzan el color de su piel. Foto EDH / LIssette Lemus

LA HISTORIA DE LA NEGACIÓN
El historiador y antropólogo Heriberto Erquicia explica que hay una gran cantidad de registros que confirman la ascendencia africana en el territorio que ahora es El Salvador. “Todo inició con la llegada de Andrés Niño al golfo de Fonseca, con una embarcación y 20 personas esclavizadas de África”, afirma.

Como prueba también existen los censos realizados durante la colonia y documentación antropológica.

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Al respecto, Paola, quien es ejemplo de la presencia de la descendencia afro en territorio salvadoreño, concuerda y dice: “las personas que discriminan, no tienen conocimiento de nuestras raíces” y describe que el desconocimiento y la ignorancia son los peores enemigos de la inclusión.

A inicios del siglo XX, un interés de la clase intelectual por homogeneizar a los individuos de la sociedad salvadoreña, a través de una construcción del mestizaje, dio paso a esa invisibilización y negación de la diversidad étnica y cultural de las poblaciones indígenas, zambas y otras que habitaban el territorio nacional.

Paola ama su linda cabellera negra y rizada. Foto EDH / LIssette Lemus

Erquicia plantea en su artículo “¿Negros en El Salvador? Historia de la presencia africana en la sociedad salvadoreña y su negación durante los siglos XX y XXI”, publicado en 2019, que, durante la administración del General Maximiliano Hernández Martínez (1931-1944), como parte de las políticas públicas que promovían el “blanqueamiento”, se promulgó la Ley de Migración de 1933, que prohibía el ingreso a El Salvador a los ciudadanos chinos, personas de la raza negra, gitanos, palestinos, turcos, entre otros.

“Estas raíces son tan especiales porque te hacen diferente”, dice Paola, al respecto de esos procesos de exclusión. “Gracias a Dios he salido adelante, superando todo tipo de discriminación”, recalca y agrega que desde que consiguió superar esas barreras se describe como “una persona útil, hermosa, negra y resaltante”.

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Otra de las causas que contribuyeron a la invisibilización de las raíces africanas, según Erquicia, fue que, a partir de la promulgación de la ley, los censos nacionales no incluyeron en sus instrumentos censales a las categorías étnicas como manera de contar a la población, “A partir de ello, la sociedad salvadoreña <asumió> que en El Salvador no existían negros”, agrega el historiador.

Según explica el también arqueólogo, el Estado salvadoreño siguió descartando la raíz africana en su población, incluso en años recientes. En 2005, el gobierno de El Salvador presentó un informe ante la Convención para la Eliminación de la Discriminación Racial de las Naciones Unidas (CERD), en que se afirmaba que “no existe población negra en El Salvador, por ser el único país de Centroamérica que no posee costas en el mar Caribe”.

Ella sigue luchando porque en el país se reconozca la afrodescendencia salvadoreña y se visibilice en la historia de la nación. Foto EDH / LIssette Lemus

Esa afirmación da paso a situaciones que Paola ha pasado en varias ocasiones, “A veces me preguntan si soy de otro país, me siento halagada porque mi color y mi pelo son súper bonitos”, explica.

El CERD recomendó incluir en los censos poblacionales del país la adscripción étnica. Para la directora de Afroos, Ana Yenci Lemus, la aceptación y el reconocimiento de la descendencia afro en el país ha tenido pequeños avances en los últimos años con la incorporación de la clasificación étnica en el censo poblacional de 2007, en el que 7,441 salvadoreños se auto identificaron como afrodescendientes, correspondiente al 0.13% de la población.

Para Erquicia, la boleta censal de 2007 tenía muchos errores, y uno de esos tiene que ver con la pregunta de la clasificación étnica, en la cual se le preguntaba a la gente si se definía como “negro de raza”, por esa razón, el CERD recomendó mejorar la metodología que refleje de una manera más objetiva la diversidad étnica del país.