Salvadoreños documentan la pandemia desde su realidad y sus materiales son incluidos en archivo histórico de museo
Fotografías, videos, textos y obras de arte son parte de los donativos compartidos por la población cuscatleca al Mupi. Estos materiales cuentan cómo el país enfrenta la crisis por COVID-19 desde la óptica de sus ciudadanos.
Al margen del sesgo político que conlleva la crisis sanitaria por coronavirus, los ciudadanos salvadoreños tienen mucho que contar sobre este capítulo de la historia mundial. Para visibilizar esas historias cotidianas que mantienen con vida a El Salvador, el Museo de la Palabra y la Imagen (Mupi) apostó por la campaña “De la pandemia a la esperanza”, que surgió de las conversaciones entre confinados en un centro de contención.
Fieles a su misión y visión, el Museo se propuso “preservar historias y memorias de la pandemia” en el país con el apoyo de los protagonistas: los ciudadanos. Desde mayo pasado, que inició la recolección de materiales, el equipo del Mupi ha recibido una gran cantidad de fotos, videos, obras de arte, poemas y relatos breves que han servido para comenzar con el archivo documental de la crisis sanitaria por COVID-19 en El Salvador.
Uno de esos donativos es el tema “La historia de un virus” que el artista Mau Ricio (Mauricio Pineda) compartió en YouTube el pasado 10 de abril, una visión muy personal sobre la pandemia que surgió desde el municipio de Sacacoyo, en La Libertad. “Un sencillo inspirado en la realidad de la pandemia del virus Covid-19 a nivel mundial. Después de esto el mundo ya no será igual”, se lee al pie del videoclip.
Por su parte, el fotoperiodista Nelson Rentería ha enviado un archivo fotográfico muy valioso sobre la crisis.
Pero el objetivo de este proyecto va más allá de cincelar la memoria histórica de nuestro país, también pretende visualizar las lecciones que este episodio está heredando al mundo. “El archivo documental capta esta etapa de incertidumbres con humanismo no exento del humor salvadoreño: el papel de la mujer en la primera línea del combate al virus, un teatro vacío, un dibujo de Prudencia Ayala con mascarilla, la vida cotidiana en Pushtan, El Carrizal, Nahuizalco o en Santo Domingo de Guzmán, con ancianas refajadas protegidas con tapaboca, o el interior de los hospitales y los centros de contención”, detalla un comunicado emitido por el museo.
Para conocer más de esta respuesta ciudadana, el director del Mupi, Carlos Henríquez-Consalvi, ofrece más detalles sobre la respuesta recibida por parte de los salvadoreños. Antes, es importante destacar que el museo sigue recibiendo materiales, los cuales pueden enviarse a comunicacionesmupi@gmail.com incluyendo nombre y una breve descripción del contenido.
¿Cuando surge el proyecto, qué expectativas tenía el Museo en lo que respecta a la respuesta de la ciudadanía? ¿Se han cumplido?
El proyecto de crear un archivo documental sobre la pandemia nace en el mes de marzo, cuando dimensionamos el impacto que esta tendría en la sociedad salvadoreña. Curiosamente, la idea surgió junto a una compañera del área de Educación del Mupi, en un centro de contención, donde estuvimos 42 días confinados. Desde el cautiverio, comenzamos a recabar testimonios orales y gráficos de esa experiencia, como en otras oportunidades que el Museo de la Palabra y la Imagen ha emprendido campañas de este tipo, tal fue el caso luego de los terremotos, la migración indocumentada, o las memorias de las comunidades indígenas. Siempre la respuesta ciudadana a sido positiva, generada en la confianza que sus aportes son retribuidos con exhibiciones, publicaciones o audiovisuales.
¿Qué tipo de materiales se han logrado recopilar y de qué forma serán clasificados?
Hasta el momento hemos recibido centenares de documentos: fotografías, videos, obras de arte, relatos breves, poemas. Están siendo clasificados a partir del soporte y de su temática. Fotoperiodistas como Nelson Rentería han entregado valiosos documentos audiovisuales para la memoria gráfica de la pandemia.