Vírgenes, tiranos y castillos en la Revolución Industrial

“Y después, en días que ya no existían más, cuando aquel verano brillante, manchado y sangriento pareciera lejano y extraño como una pesadilla, él lo recordaba; una memoria que él compartió solamente con los que ya estaban muertos”. Marjorie Bowen in The Viper of Milan, A Romance of Lombardy (1906).

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Retrato de la joven Marjorie Bowen. / Foto Por autor desconocido

Por Katherine Miller

2021-06-12 11:53:37

La gótica, como estilo literario, es un idioma estético para la crítica social. La esencia artística del lenguaje gótico es la exageración, la magnificación de examinar fenómenos bajo una lupa, diseccionarlo y traerlo desde las profundidades de las emociones e imaginación, donde están sumergidos, para considerarlos a la luz del día. Y, en última instancia, presentarlos, ya con forma, en letras impresas en la página pública para mostrarlo a los lectores y que vean, reflejados en el texto, sus propios miedos a lo desconocido. Esta es la tesis del argumento presentado ahora, y la novela gótica en Inglaterra, cuna de la Revolución Industrial, es el ejemplo ofrecido.

Cronológicamente, la novela gótica surgió como una presencia literaria en Europa Occidental durante los siglos en que la industrialización tuvo sus comienzos, finales del siglo XVIII, llegando a su auge en el siglo XIX, cuando la reina Victoria estaba en el trono de Inglaterra. Durante la industrialización, en la época victoriana, que apareció primera y únicamente en Inglaterra, percibimos la apariencia de la primera máquina a vapor en 1698. La utilizaron para evacuar agua de las minas de carbón en el norte del país, abriendo la posibilidad de contratar a miles de hombres, mujeres y niños para trabajar debajo de la tierra en condiciones inconcebiblemente inhumanas. El algodón importado de su colonia, la India, producto del Imperio Británico, posibilitó la creación de fábricas textileras, maquinizadas y trabajadas por miles de mujeres y niños que llegaron hambrientos del campo a la ciudad. Y esta inmigración interna desde el campo a la ciudad creó los tugurios con enfermedades de hacinamiento, alcoholismo y deterioro moral involuntario de la población que dejó la desvanecida vida agrícola para trabajar en las fábricas y vivir en los tugurios industriales.

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La Revolución Industrial, que se llevó acabo solamente en Inglaterra en un principio, llegó a su cima en el siglo XIX. En 1853 comienza a funcionar la primera línea transnacional desde Manchester a Liverpool, para transportar el algodón a los barcos del puerto en Liverpool para su exportación. Con la llegada de los ferrocarriles la vida pacífica del campo se fragmentó y la gente no entendió qué había pasado con sus vidas y su modalidad de vivir. No entendieron la industrialización impuesta, ni las máquinas: los enormes caballos de hierro que viajaban velozmente y que emitían humo negro como un diablo. Causó una fractura que la mayoría de la gente no comprendió, el miedo a lo desconocido acosó, emocionalmente, a la gente que experimentó choques adicionales en esta Revolución Industrial junto con muchos otros fenómenos más. Estos miedos profundos que afectaron a toda la nación provocaron un retiro casi forzoso a los tiempos de cuando comenzó la nación inglesa, los tiempos medievales cuando había caballeros, caballos, honor y belleza, pero superstición y catolicismo, y eso que la nación inglesa es muy protestante. Así la metodología gótica de exageración de miedos y terrores conscientes e inconscientes desembocó en un retiro a lo medieval y la magnificación de fantasías e irrealidad. (En la iconografía medieval, acordamos que las iluminaciones en los manuscritos de hombres con ojos enormes, fuera de proporción a su cara, representaba la presencia de gran sabiduría). Veamos, entonces, una y otra vez, en todo en el mar decimonónico de la novela gótica de crítica social, la búsqueda de tiempos y ambientes internos en las épocas medievales y renacentistas. La realidad del diario vivir era demasiado dura.

Las primeras novelas del estilo gótico aparecen en 1764 con The Castle of Otranto por Horace Walpole; Frankenstein, or The Modern Prometheus por Mary Wollstonecraft Shelley, publicado en 1818 en medio de un flujo enorme de otras novelas populares (pulp fiction) vendidas en las estaciones de los ferrocarriles a costo de un penny donde las señoritas, originalmente del campo, quienes ahora trabajaban en las fábricas de los centros urbanos, compraban estas novelas, seriadas para reducir el precio, para leer en el tren de camino al trabajo en las fábricas textileras.
Dado que causa y efecto no se establecen por una mera cronología, la coincidencia del enjambre de actividad industrial y la consecuente aparición de novelas del estilo gótico son coincidentes. Con el desarrollo de la industrialización, The House of Commons impulsó investigaciones a las condiciones de las minas y fábricas y presentaba al público los famosos Blue Books (1801-1900), revelando la necesidad de reformar las condiciones horrendas de los trabajadores. En 1843, Elizabeth Barrett Browning publicó “The Cry of the Children in the Mines” mientras que florecía The Chartist Movevent (1836-1848) para pedir al gobierno la reducción del día de trabajo a 10 horas. 1832 es el año del primer de Factory Act de las grandes reformas victorianas.

Friedrich Engels publicó The Condition of the Working Class in England en 1845 y en 1847 es publicada la novela gótica para todas las épocas, Wuthering Heights, que habla sobre la desolación moral en el campo del norte de Inglaterra y la traída, como regalo, desde la ciudad de un niño encontrado y recogido de la calle, Heathcliff. Es escrita por una niña joven y soltera, Emily Bronte. En 1853 Charles Dickens publicó, seriado, Bleak House, novela gótica en que Mr. Krook, un personaje de la novela, muere de combustión espontánea, lo que implica que su cuerpo explotó en llamas espontáneamente sin causas externas.

Aquí la relación entre la gótica y la industrialización es algo clara. Pero, entre estas fechas, hay una concatenación de eventos literarios en el que fueron publicadas enormes cantidades de novelas góticas y de crítica social que no se van a mencionar para no multiplicar ejemplos, solamente puntos algunos hitos. Veamos unos argumentos más al punto, porque la literatura gótica, obviamente, era mucho más que un ejercicio emocional en el terror, miedo y fantasía que sumergen a la razón.

Tal vez la novela gótica de comentario social más famoso es Drácula, escrito por el autor irlandés Bram Stoker y publicado en 1897. La nacionalidad del autor es significante cuando consideramos que los patrones ingleses de las fábricas textileras —los “Manchester Men”— utilizaron trabajadores ilegales irlandeses (hombres y mujeres sin papeles, indocumentados traídos clandestinamente por los patrones de las fábricas. Véanse North and South por Elizabeth Gaskell) para romper las primeras huelgas en Manchester, en el norte de Inglaterra, que comenzaron en la década de 1830.

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Además, en general, las fábricas de la Revolución Industrial necesitaban enormes cantidades de mano de obra y la gente pobre llegaba por miles desde Europa Central (Drácula es de Rumania) para llenar estas necesidades. Las poblaciones de Inglaterra consideraban a esta gente extranjeros que los llenaban de terror y a quienes los caracterizaban como vampiros. Los rechazaban fuertemente. Stoker caracteriza estos miedos primordiales al presentar a Drácula como extranjero, un vampiro que chupa la sangre nacional y moral, literalmente. Es una novela gótica que expresa y anima a los lectores a externalizar un miedo a lo desconocido y a los extranjeros que toman los trabajos de los ingleses y chupan la vitalidad de la vida de la nación inglesa.

Con eso como preámbulo, nos enfocamos en una novela que fue publicada en una cúspide entre la época victoriana y la época moderna. Es una novela gótica y victoriana que ha sido republicada ahora, durante el año pasado y que está recibiendo mucha publicidad, especialmente por el prefacio escrito por el reconocido autor inglés Graham Greene. Es The Viper of Milan: A Romance of Lombardy por Marjorie Bowen (seudónimo para Mrs. Gabrielle Margaret Vere Long née Campbell). Es la primera de unas 150 novelas que Bowen publicó durante su vida, además de un número igual de cuentos cortos, biografías, novelas históricas y novelas detectivescas de crimen (escritos bajo seudónimos masculinos).

También publicó una serie de biografías históricas de William of Orange, George Washington, Mary Wollstoneraft, Charlotte Corday, William Hogarth y otros. Bowen publicó durante toda su vida para apoyarse económicamente a sí misma y a sus tres hijos, solo por medio de estos títulos. Publicado en 1906 cuando ella tenía 21 años, Bowen, según sus propios papeles personales, cartas y agendas, ahora almacenados en la Beinecke Rare Book and Manuscript Library of Yale University, comenzó a escribir The Viper of Milan cuando tenía 16 años, o sea, en 1901, el año cuando la reina Victoria murió. Es una novela de 300 páginas y, con un resumen, se puede examinarla como una novela gótica de crítica social, reaccionando a la Revolución Industrial, todavía en su auge de efectos profundos en la nación inglesa.

“Cementerio del monasterio bajo la nieve” del alemán David Caspar Friedrich. Fotografía blanco y negro de la original pintura al óleo de 1819, la cual desapareció de la Galería Nacional de Berlín en 1945, durante la ocupación de la ciudad al final de la II Guerra Mundial.

Entre la colección de papeles de Bowen en Yale University se encuentran cartas de felicitación y aprecio de parte de luminarias como Graham Greene, Mark Twain, Sir Arthur Conan Doyle, Rebecca West y Sinclair Lewis. The New York Times divulgó una recensión muy positiva de The Viper of Milan en una de sus ediciones de 1906. En el mismo año, el autor de la examinación de esta novela —publicada en The Bookman— alegó que “la novela deja la impresión de ser uno de los antiguos crónicos italianos”. Es cierto que era sumamente erudita en su conocimiento de la historia y los lectores pueden saborear el ambiente preciso con lujo de detalles en estas novelas, aunque es, extrañamente, olvidada hoy. Graham Greene, en el prefacio que él escribió para The Viper of Milan declara que “Uno no pudo leerla sin creer que escribir era vivir y gozar. Ella me dio el patrón de cómo escribir. El mal perfecto caminando en el mundo donde el bien perfecto jamás pudiera caminar otra vez. Y solamente el péndulo puede asegurar que, al fin de todo, se ha hecho la justicia”.

El tiempo interior de esta novela, The Viper of Milan, es el año 1360. El accionar es ubicado en Lombardía durante el Renacimiento italiano. El argumento se trata de una lucha por el poder y territorio entre el villano, Gian Galeazzo Visconti, Duque de Milano, y el noble Mastino Orazio della Scala, Duque de Verona. Al comenzar, los lectores están informados que la ciudad de Mastino, Verona, ha sido saqueada y quemada y su esposa capturada por Visconti, encarcelada en una torre en Milano.

Visconti, en Milano, controla una docena de ciudades en Lombardía y mantiene una alianza con Francia. Es un manipulador con muchas habilidades. Puede confeccionar venenos en su cámara secreta y es maestro de disfraces. La propia hermana de Visconti, Valentina, muere cuando él le entrega un anillo de boda envenenado porque ella rechazó un matrimonio forzoso con el duque d’Orléans para formar una alianza entre Milano y Francia y aumentar, así, el poder de Visconti. Bajo el nombre de “Ambrosio” se lleva a cabo una seducción secreta de la niña Graziosa, hija de un pinto maestro. “A Visconti”, dice Bowen, “le gustó inspirar miedo y terror, tener las vidas de otros en su mano y jugar con ellos y con la muerte”. Visconti señala, en el texto de esta novela, que “Un dios no puede decir que ‘he logrado todo lo que he intentado’. Pero yo puedo decir eso porque he tenido éxito y triunfos. Yo miraba la vida y tomé lo que quería, las cosas más bellas y finas que la vida ofreció. Y el precio otros lo han pagado!”. Pero más adelante leemos que “Visconti se cayó contra la muralla y luchaba con sus terrores como que fueran una cosa viviente, y, con dientes salvajes, mordió su propia carne... El suelo estaba abriéndose y debajo de él se desplegaron torrentes profundos y sin fondo. ‘I am mad’”, expresa.

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Mastino, de otro modo es impulsado por una sola cosa: venganza contra Visconti. En las primeras páginas, los lectores ven a Mastino en el camino disfrazado como un vagabundo con el nombre “Francisco”, buscando la recuperación de su esposa y tierras. Logra conformar un ejército y lanzar un asalto fuerte contra Visconti, pero, al fin, fracasa por el engaño y la traición de sus aliados y la vulnerabilidad y debilidad de su propia naturaleza. Tan desesperado está por recuperar a su esposa, Isotta, que entra en un acuerdo maléfico con Visconti: ella será entregada y Mastino podrá vivir su vida en su querida Verona si él cede sus ejércitos, sus tierras y sus ciudad-estados Verona, Ferrara, Novara y Mantua, a Visconti. Pero también se dice a sí mismo que “Con valentía y retos altos, el trato honesto y una causa moralmente correcta, he luchado contra la intriga y crueldad. Ni el pasado ni el presente tenían significado.

Estaba montado en una pesadilla”. Aunque sabe que Isotta está muerta, anda galopando frenéticamente en un caballo feroz buscando a Visconti. En una lucha física con Visconti, Mastino pierde, y su cadáver mutilado es tirado a la maleza.

Portada de "The Viper of Milan".

Visconti y Mastino son figuras de poder condenados por su ambición desmesurada. Pero, al último momento, durante el intercambio, Visconti envenena a Isotta y Mastino, quien, mientras, ha confesado su traición a sus ejércitos, es dejado deshonrado y su esposa muerta. Después, su intento de asesinar a Viconti fracasa y él muere, manchado y humillado irrevocablemente; sus ejércitos y aliados traicionados y derrotados. Visconti también va a morir desacreditado, traicionado y asesinado con stileto por su secretario, Giannotto. Ni la nobleza del amor ni las intrigas de la ambición los salvan.

En este romance gótico del Renacimiento, Florencia representa la sede de la libertad mientras que Milano, en el norte, representa la tiranía de Visconti. (La ciudad civilizada de London queda en el sur de Inglaterra, mientras que Manchester, ciudad de los Manchester Men, comerciantes sin alma quienes buscan nada más que ganancias a costo de las vidas humanas de sus trabajadores, queda en el norte). Estamos ante la muerte del honor en los dos hombres, la pureza de las señoritas vírgenes, encarceladas en torres medievales para forzarlas a casarse por alianzas de poder de sus hermanos. Al final, la justicia es representada solamente por la eliminación de ambos hombres, en una saga resonante de las secuelas morales de la industrialización en que todo es reducido a luchas para el poder en que el honor y la moral se pierden. Y todo el escenario es vestido con la puesta del sol medieval por las torretas de las ruinas de un castillo medieval.

Pero hay una escasa gracia final. Es la presencia apagada de la belleza del arte y poesía que es omnipresente en la novela, pero que queda como cenizas en la boca cuando Visconti habla de la poesía de Petrarca y de Dante. Aunque ambos están sumergidos en la apreciación y el amor de la poesía renacentista, Visconti dice: “Creo que Messer Francesco Petrarca utilizó su amor por Laura para hacer dinero; acuñó a la dama Laura en piezas de oro bueno!”. Y parte del pleito que Visconti lleva con Mastino della Scala es que, como dice Visconti a un huésped en su castillo, “usted ha mencionado a Alighieri olvidando quien era su anfitrión” (Cangrande della Scala, padre de Mastino, era anfitrión de Dante Alighieri durante su exilio en Verona). Estamos en medio del Renacimiento italiano y, en verdadera forma, experimentamos el auge del poder y la codicia por el dinero y la ambición de poder a todo costo, siempre encima de todo.

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Los valores del Renacimiento son traicionados de la misma manera que las esperanzas ilusorias de la isla esmeralda de Inglaterra, ya manchada con el humo negro de las fábricas y las ambiciones desenfrenadas de gente ya poderosa como los Manchester Men. Aún en 1906, cuando Bowen publicó esta novela, la pérdida de los valores de una sociedad agrícola y caballeresca de antaño —honor, el poder de la belleza y lealtad— representaba el peligro de la destrucción moral en la Revolución Industrial. El tiempo actual de 1906 demuestra valores traicioneros del falso renacimiento ofrecido por la Revolución Industrial con su adoración de ganancias de dinero y poder que implican la destrucción de toda una modalidad de vivir. Al final de cuentas, la justicia es representada, en una manera casi posmoderna, como la negación de los nuevos, falsos valores. FIN

LECTURA RECOMENDADA

- Bowen, Marjorie. The Viper of Milan, a Romance of Lombardy (1906).
- Bronte, Emily. Wuthering Heights (1847).
- Dickens, Charles. Bleak House (1853).
- Gaskell, Elizabeth. North and South (1855).
- Shelley, Mary Wollstonecraft. Frankenstein, or, The New Prometheus (1818).
Stoker, Bram. Drácula (1897).