La sorpresa “La Salvadoreña” es uno de los productos nostálgicos que ha marcado la infancia de varias generaciones en el país. Desde su creación en 1930 fue fabricada por la Confitería Americana en sus presentaciones para niño y para niña. Muchos recordarán la emoción de destapar esas bolsitas de papel para descubrir el juguete diminuto que traía dentro.
Carritos, cacerolitas, peines, cepillos, figuras de animales, bebitos, carteritas, dentaduras de drácula, yoyos, pelotitas, anillos, vejigas, pulseras, pitos, rompecabezas y hasta mini calendarios, entre otros, son parte de las sorpresas que esperan con ansias los niños y niñas.
La sorpresa “La Salvadoreña” es uno de los productos nostálgicos que ha marcado la infancia de varias generaciones en el país. Desde su creación en 1930 fue fabricada por la Confitería Americana en sus presentaciones para niño y para niña. Muchos recordarán la emoción de destapar esas bolsitas de papel para descubrir el juguete diminuto que traía dentro.
José Luis Cabrera comparte con su descendencia el legado que le dejó su padre, quien trajo la idea del divertido producto de Estados Unidos, el cual aseguró “salvadoreñizó”.
Cuenta que en los más de 85 años que tienen las sorpresitas, estas han cambiado en dos ocasiones su diseño.
No obstante, la idea de la sorpresa La Salvadoreña surgió en 1930 con una envoltura hecha de cartón que nunca salió al mercado, pues solo sirvió para copiar el formato en papel.