Cuatro años después de su retirada de los escenarios debido a un grave infarto, Luis Eduardo Aute falleció este sábado 4 de abril en Madrid y su marcha ha provocado un tsunami de cantos al alba, bailes “slowly” y muchos cambios de hora porque los relojes marcan ahora las cuatro y diez.
El cantautor, pintor, escultor, poeta y cineasta Luis Eduardo Aute murió hoy a los 76 años en un hospital madrileño en el que había ingresado ayer, informaron a EFE fuentes de su entorno familiar, que desconocen si su deceso pudiera estar relacionado con el coronavirus.
A la espera de saber qué se harán con sus restos mortales, dada la actual situación con el estado de alarma, el mundo de la cultura se ha puesto en pie para despedirse del “maestro”, de ese curioso sin límites, creyente y practicante de la indisciplina artística que nació en Manila un 13 de septiembre de 1943 y que vivió en Madrid desde los once años.
Porque han sido muchos, una legión, los que se han despedido de él a través de las redes sociales a falta de poder hacerlo por última vez en un tanatorio, como se lamentaron Pancho Varona y Jorge Drexler, quien dijo que, como no podrá ir a despedirse de él, le cantará desde sus “cuatro paredes”.
“La belleza se quedó sola en su cuarentena. Buen viaje, querido maestro”, añadió el cantante uruguayo.
El ministro de Cultura y Deporte español, José Manuel Rodríguez Uribes, ensalzó la condición de “referente” del “artista integral” de Aute, sin quien sería imposible entender bien la historia reciente de España y especialmente el “camino de libertad” abierto desde la Transición.
También dijeron al autor de himnos plagados de belleza otros amigos como Loquillo, Christina Rosenvige o Pedro Guerra, Alejandro Sanz o Raphael.