Museos salvadoreños, vigilantes ante desastres

El incendio que consumió el Museo Nacional de Río de Janeiro, en Brasil, puso en alerta a la comunidad cultural mundial. Salvaguardar el patrimonio de un país es la misión de estos espacios. ¿Están preparados a enfrentar alguna emergencia?

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Por Sara Castro

2018-09-14 6:57:43

Museo de Arte de El Salvador (Marte), Museo de Historia Natural de El Salvador (Muhnes) y Museo Nacional de Antropología “Dr. David J. Guzmán” (Muna).

La noche del pasado 2 de septiembre, con mucha seguridad, marcó un punto de quiebre para el ámbito cultural brasileño, tras el incendio que acabó con 200 años de historia y acervo artístico, científico y antropológico del Museo Nacional de Río de Janeiro. Ahora solo quedan cenizas, muchas preguntas e impotencia por la invaluable pérdida.

Parece inaudito que un país considerado la novena potencia mundial en economía, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), no haya podido resguardar sus bienes culturales. Y ante ese penoso desastre es valido cuestionar si los museos de El Salvador están preparados para emergencias.

El impacto de lo sucedido en Brasil también ha alertado a la comunidad cultural del país. Las revisiones de sistemas eléctricos, de planes de respuesta ante emergencias o la ratificación de un comité de seguridad se han reactivado, a pesar de que ya sean un decreto a partir de la Ley General de Prevención de Riesgos en los Lugares de Trabajo.

De acuerdo con el director del Museo Nacional de Antropología “Dr. David J. Guzmán” (Muna), Heriberto Erquicia, la ventaja de dicho recinto cultural es que su arquitectura e ingeniería fue pensada para ser un museo. “No es un antiguo palacio, no es la casa de alguien donde se reacomodó para ser un museo”, explicó.

Piezas prehispánicas

El Muna posee alrededor de 10 mil piezas, entre colecciones prehispánicas, etnográficas e históricas. Entre las cerámicas más antiguas están las encontradas en el sitio El Carmen, Ahuachapán, que datan de hace 1,500 A.C.

Ante ello, Erquicia confirmó que existe un sistema de detección de incendios, 17 extintores especiales, distribuidos en cada sala, mangueras y, por supuesto, puntos de evacuación. De esta misma infraestructura puede jactarse el Museo de Arte de El Salvador (Marte), el que resguarda una de las colecciones más grandes de pintura y escultura del país.

“Todos los que trabajamos en museos estamos conscientes de la enorme responsabilidad que tenemos, puesto que salvaguardamos el patrimonio de nuestro país. En ese sentido, lo que sucedió en Brasil es un llamado de atención para todos. Este suceso nos obliga a revisar qué estamos haciendo nosotros para cuidar de nuestras colecciones”, comentó Roberto Galicia, director del Marte.

Y los directivos del Marte no lo pensaron mucho. Rápidamente el personal se reunió para revisar los protocolos y los focos de mayor peligro. De esta manera descubrieron tres importantes áreas de riesgo: el depósito, que alberga la colección del museo que no está en sala; la bodega, que guarda materiales y equipo para el mantenimiento del museo y la Gran Sala de exposiciones, que exhibirá hasta 2022 “Diálogos en el arte salvadoreño”, una muestra con mucho recurso multimedia y que eleva el consumo de energía.

Muy lejos a estos escenarios está el Museo de Historia Natural de El Salvador (Muhnes), que se aloja dentro del área del Ecoparque Saburo Hirao (Colonia Nicaragua), en una casa de inicios de 1900. Los terremotos de 2001 deterioraron por completo esta propiedad que un día fue una casa patronal de madera. Sin ese episodio, el edificio quizá nunca hubiera sido restaurado, según Eunice Echeverría, directora del museo desde hace seis años.

El diente de leche de un Tigre de Sable

Uno de los mayores atractivos del Munhes es este fósil de mega fauna mamífero de hace más de 10 mil años, encontrado en Ciudad Obrera, Apopa.

El Muhnes no cuenta con detectores de humo y las mangueras que servirían ante una emergencia son las mismas que rocían las áreas verdes que lo rodean. “Constantemente estamos pidiendo revisión al sistema eléctrico porque tenemos sobrecarga. Todo el tendido eléctrico pasa por el parque Saburo Hirao”, comentó Echeverría.

La histórica casa expone muestras paleontológicas, zoológicas y botánicas; pero son los depósitos de historia natural los que conservan miles de especies, y es el herbario el único que cumple con las “mínimas medidas”.

“No tenemos el sistema de detección de humo, que sí creo que debemos seguir empujando para tenerlo, porque son las cosas que necesitamos. Si vos ves la mayor tragedia en Museo de Río de Janeiro, la pérdida no solo es el edificio, las colecciones no las podrán volver a tener. Es la pérdida del acervo cultural, científico e histórico lo devastador”, aseveró Echeverría.

Por el contrario, el Muna sí cuenta con detectores de humo y es tal su preparación que para las sala de biblioteca poseen extintores con químicos especiales (halotrón, polvo abc, CO2 bc, entre otros) pues no “echarán a perder los documentos” esparciendo agua en caso de incendio.

El mantenimiento, indiscutiblemente, forma parte del presupuesto de estos templos de la cultura; sin embargo no es tan robusto como se desearía. Nohemy Navas, jefa de educación y difusión del Muna, reconoció que el Ministerio de Cultura es una de las carteras del Estado más pobres y el presupuesto para este rubro está supeditado a dicho ministerio. Sin embargo, ante el precario panorama, Navas exhortó a que los salvadoreños “volteen a ver su patrimonio y conocerlo. En una triste coyuntura, es momento que la gente visite y conozca lo que tiene en su país”.

El pintor Carlos Cañas fue el Premio Nacional de Cultura 2012, máximo reconocimiento que entrega el Gobierno de El Salvador. Fotografía / EDH Archivo.
Algunas pinturas de Carlos Cañas están resguardadas en el Marte. Cañas fue el Premio Nacional de Cultura 2012, máximo reconocimiento que entrega el Gobierno de El Salvador. Fotografía / EDH Archivo.