En abril de 1970, varios diputados de la Asamblea Legislativa tomaron la decisión de autorizar la emisión de dos monedas para conmemorar la guerra “en defensa de los derechos humanos” contra Honduras (1969) y el sesquicentenario de la firma del acta de independencia (1971).
El decreto respectivo fue emitido el 5 de mayo de ese año, con modificaciones el 12 de enero y 11 de junio de 1971. En esos tres textos legislativos se dispuso que la aleación de las monedas de oro fuera 900 partes oro fino y 100 partes cobre, mientras que las de plata fuera ese metal en estado puro. Las de plata debían tener valor nominal de uno y cinco colones, mientras que las de oro debían ser de 25, 50, 100 y 200 colones.
Además, mediante esas disposiciones legislativas se autorizó que la negociación de la acuñación de la serie de monedas fuera hecha en el país o en el exterior por el Ministerio de Hacienda y no por el Banco Central de Reserva (BCR), encargado de la política monetaria nacional. Una vez acuñadas, las monedas serían puestas a la venta con fines numismáticos y la utilidad debía ingresar al Fondo General de la Nación.
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En diciembre de 1971, otro decreto legislativo dispuso otras modificaciones, las más importantes señalaban que las monedas de 5, 50 y 200 colones corresponden a la conmemoración del 150 aniversario de la independencia centroamericana, mientras que las de 1, 25 y 100 colones fueron destinados a conmemorar “la lucha por la dignidad del hombre” manifiesta en la guerra con Honduras.
A partir de aquí, comienzan los misterios en torno a esa emisión monetaria.
La negociación del Poder Ejecutivo salvadoreño fue hecha con una casa de cambio, Italcambio C. A., fundada en 1948 en Caracas, Venezuela. Esta, a su vez, contrató los servicios profesionales de diseño y acuñación de The Royal Mint o Casa Real de Moneda (Llantrisant, Pontyclun, Reino Unido).
De acuerdo con información reunida por el Ing. Roberto Jovel, destacado numismático salvadoreño, de las monedas de 1 colón se encargó acuñar 21,000 ejemplares; 18,000 de la de 5 colones; 7,650 de la de 25 colones; 3,550 de la de 50 colones; 2,750 de la de 100 colones y 2,245 de la moneda de 200 colones. Sin embargo, según correo electrónico del BCR que me fuera dirigido el 5 de septiembre de 2019, “el total de monedas acuñadas fue de 12,700, pero no se encontró información oficial del número que correspondió a cada denominación. En adición a ese pedido, se compraron 400 monedas de oro de 200.00 colones, 100 monedas de oro de 100 colones y 250 estuches con las mencionadas monedas.”
La junta directiva del BCR fijó los precios de venta de esas monedas conmemorativas: las de 200 a 315 colones; las de 100 a 155 colones; las de 50 a 80 colones, las de 25 a 40 colones. Las monedas de plata de uno y cinco colones se vendían en estuches a 20 colones cada uno. La colección completa con las cuatro monedas de oro se comercializó en otro estuche especial, con un precio de 610 colones.
El misterio más grande es cómo La Fecundidad, obra plástica de Salvador Dalí, terminó en el reverso de las monedas conmemorativas de 1 y 25 colones, dedicadas a honrar la “dignidad del hombre”, un asunto muy alejado de la temática de esa pieza artística.
Ni la casa acuñadora inglesa ni la Fundación Gala-Salvador Dalí contestaron los correos electrónicos enviados. A partir de datos suministrados por Italcambio C. A. es posible reconstruir el asunto, con reservas, porque no ha sido posible consultar los contratos suscritos.
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La Fecundidad fue, al inicio, un óleo pintado por Dalí a finales de la década de 1960. Con medidas de 48.5 por 65.4 cm, perteneció al milanés Mario Pizzorni, presidente de Italcambio C. A. y uno de los hombres más adinerados de Venezuela. Tras usar esa imagen femenina en las dos monedas salvadoreñas, en 1976 Pizzorni suscribió un contrato con Dalí para realizar una serie de 15 acuarelas que debían ser adaptadas en miles de copias en bajorrelieve, en bronce y plata Sterling 925 de 249 gramos, con medidas de 38 por 33 cm con marco y de 16.8 por 22.2 cm sin marco. La serie estuvo lista al año siguiente.
Ocho años después, la Fundación Gala-Salvador Dalí, con sede en Figueres (Cataluña, España) realizó un tiraje de esa obra en versión litográfica a color, sobre papel BFK Rives Francia de 250 gramos. Cada ejemplar fue numerado en romanos y firmado por el propio Salvador Dalí.
¿Fue la moneda salvadoreña un experimento para ver cómo quedaría esa obra de Dalí plasmada en un soporte diferente al óleo original? ¿El artista dio su consentimiento?
