VIDEO: Tacuscalco vuelve a sufrir daños

Montículos y una plataforma alargada del sitio arqueológico ubicado en Nahulingo, Sonsonate, fueron destruidas el pasado miércoles por los procesos agrícolas de empresas azucareras. En esta zona se encontraban estructuras de por lo menos 500 años, según arqueólogos de Dirección de Patrimonio Cultural.

Por Sara Castro

2020-01-16 8:52:55

El sitio arqueológico Tacuscalco, ubicado en Nahulingo, Sonsonate, sufrió severos daños en cuatro de sus estructuras principales. Ayer (jueves 16 de enero), arqueólogos de la Dirección de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura (Micultura) se abocaron al lugar luego de una denuncia ciudadana y constataron los daños provocados por empresas azucareras a raíz de las cosechas de estas plantaciones.

Este sitio fue considerado Bien Cultural por medio de un acuerdo ejecutivo en 1997, y en 2019 Micultura amplió el área protegida de Tacuscalco a 500 manzanas. A pesar de estos dictámenes, este centro ceremonial, enclavado en un área privada, ha sido foco de graves daños por empresas de diversos rubros.

De acuerdo con el arqueólogo Julio Alvarado, que Tacuscalco se encuentre en una zona privada no debería significar ningún peligro debido a su estatus de Bien Cultural, sin embargo en esta ocasión se quebrantó la restricción de sembrar caña en cuatro montículos. La empresa que trabaja en esta zona introdujo maquinaria agrícola, la que posee ganchos para labrar la tierra. Esos ganchos entran a la tierra a una profundidad de 50 a 75 centímetros.

El arqueólogo Julio Alvarado es uno de los encargados de las investigaciones en el sitio. Fotos EDH / Marcela Moreno

Esa decisión les pareció extraña a los arqueólogos, ya que por más de 40 años los montículos de esta área no se habían tocado.

“Aquí vemos la destrucción de una plataforma alargada que está compuesta por piedras de canto rodado, lo más seguro que del río Ceniza. Con la poca investigación que ha tenido el sitio, consideramos que esta estructura era pipil (…) Han destruido una estructura de por lo menos 500 años”, explicó el arqueólogo Hugo Díaz a los representantes de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDHH), de la Policía cional Civil (PNC), así como algunos miembros de la Mesa por la Sustentabilidad de los Territorios de Sonsonate (Mesutso)que se presentaron en el sitio arqueológico.

Tras las inspecciones, los arqueólogos responsables señalaron que las estructuras 6 (alargada), 8, 11 y 12 fueron destruidas por la realización de los procesos agrícolas. Y con la constatación de estos daños, también se encontraron sobre la tierra restos de piezas cerámicas (tipos lajas) y piedras de obsidiana.

Pieza prehispánica encontrada sobre la tierra arada, en la estructura 12. Foto EDH / S. Castro

Estos hallazgos reafirman la importancia de este centro prehispánico: tiene alrededor de 3,000 años, formó parte de la Alcaldía Mayor de Sonsonate y es considerado por los pueblos indígenas como tierra sagrada.

“Hemos perdido la posibilidad de conocer sistema constructivo, costumbres, materiales de construcción, cómo utilizaban y reutilizaban sus materiales, entre otros aspectos: simbolismo, significado para los antiguos habitantes, todo eso ya no lo vamos a poder conocer (…) Aquí hemos perdido todos los salvadoreños, hemos perdido un pedacito de nuestra historia”, lamentó Alvarado mientras descubría poco a poco la destrucción de este sitio.

Pese al deplorable contexto, Alvarado reconoció y destacó la organización del pueblo de Nahulingo. Para él, el resto de comunidades debe de aprender de ellos, pues son un ejemplo de protección y atención a su patrimonio.

Y fue así. Fueron algunos miembros de Mesutso quienes se pusieron en contacto con la Dirección de Patrimonio Cultural para ponerlos alerta de la situación y también llegaron al lugar para acompañar a los especialistas. “Este es un legado de nuestros antepasados y es invaluable. Todos los salvadoreños tenemos derecho a saber quiénes eran nuestros antepasados, es la cultura de nuestro país. Esperamos que a los responsables se le aplique la ley”, expresó Román Cartagena, habitante de Nahuilingo y miembro de Mesutso.

Luego de una exhaustiva inspección, los arqueólogos encargados de Tacuscalco realizarían un informe oficial para exponer los daños, pues como afirmó Alvarado “el recurso arqueológico no es renovable”.