Director de teatro salvadoreño sobrevive económicamente con la venta de caretas protectoras para COVID-19

El artista salvadoreño ha tenido que cambiar los escenarios por las ventas, en un esfuerzo por sobrevivir al confinamiento por coronavirus.

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En espera de pronto volver a hacer teatro, Héctor Estrada ha hecho de la venta una posibilidad de sobrevivir durante la pandemia. Foto EDH / Cortesía

Por Rosemarié Mixco

2020-05-10 4:08:47

Golpeado de nuevo por la incertidumbre, el actor y director de teatro salvadoreño Héctor Estrada se reinventa para paliar la escasez en su hogar impuesta por la emergencia por coronavirus.

Por ello ante la imposibilidad de ofrecer sus espectáculos, aprovechó la oportunidad de vender caretas protectoras para ganarse unos centavitos. Ayer domingo, mientras hacía las compras del supermercado, ofreció su producto a cuanta persona pudo al norte de Mejicanos, muy cerca de donde vive con su familia.

Los artistas, sobre todo los de teatro, se enfrentan a las pocas probabilidades de continuar con la función en la coyuntura actual. Él es uno de muchos que se las ingenian para conseguir el dinero suficiente para resistir los embates del confinamiento.

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¿Cómo hacer teatro desde el encierro? Difícil. Muy difícil, aunque no imposible. El también padre de tres hijos, lo argumenta de esta manera: “el teatro es vivo, presencial. Puede ser el mejor teatro del mundo, pero en video no sirve. Mira a Peter Brook en video, no gusta. Imagino que en vivo ha de ser una maravilla, porque por la pantalla no se puede llegar a todos los sentidos, es como consultar a un programa de medicina o a un médico por Internet”.

Uno de sus espectáculos más vistos en El Salvador es Carburo Clown. Foto EDH / Cortesía

Sin embargo, afirma estar esperando la idea que pueda permitirle retomar su arte escénico, que tan importante es para salud mental. “En estos momentos, la risa es muy necesaria”, enfatiza. “Me fijo en las largas filas para el súper, todos como yendo al matadero, en un silencio de muerte. Deberían poner música y a alguien que los anime”, sugiere.

Y si de algo debe sentirse orgulloso este compatriota es de una gran capacidad para irradiar positivismo. Aunque la vida se lo puso difícil desde su nacimiento, no se ha dado por vencido por muy complicado que ha sido el reto. Por supuesto, el teatro ha sido un gran aliado batalla tras batalla.

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“El teatro salvo mi vida. No podría vivir sin él”, recalca Estrada. “Hoy se habla de resiliencia. Gracias a Dios que siempre he sido así, no por decisión, sino porque no tengo opción”, añadió.

Es que este artista de teatro profesional, que renunció al sueño americano y a ser parte de la Compañía Nacional de Suecia para seguir en su país, se aferró a la vida desde que estaba en el vientre de su madre.

El artista salvadoreño se rebusca día a día, no solo en los escenarios sino también en el sector empresarial. Foto EDH / Cortesía Héctor Estrada

“Me sacaron con fórceps. Me hospitalizaron por desnutrición severa a los 3 años, me secuestraron a los 6, sufrí de violencia física y psicológica en mi adolescencia y a los 17 sufrí un atropello que me dejó en silla de ruedas… pero no cambiaría mi vida, eso es lo que me hizo ser lo que soy”, confiesa.

De la mano de maestros como Ciro Rivera, Filander Funes y Mario González, Estrada nació al teatro y lo hizo parte de su ADN. Y esa pasión por las artes escénicas es la misma que lo impulsa a asumir su realidad en la pandemia, buscar cómo enfrentarla y no darse por vencido una vez más.

Aunque agradece ser uno de los artistas que fue beneficiado con los $300 dólares, está consciente que la comida escasea y sus hijos confían en que papá se las ingeniará para conseguir lo que necesitan.

Por el momento, continuará comercializando las caretas protectoras a través de su Whatsapp hasta que llegue la idea que necesita para abrir el telón y seguir con la función.