Golpeado de nuevo por la incertidumbre, el actor y director de teatro salvadoreño Héctor Estrada se reinventa para paliar la escasez en su hogar impuesta por la emergencia por coronavirus.
Por ello ante la imposibilidad de ofrecer sus espectáculos, aprovechó la oportunidad de vender caretas protectoras para ganarse unos centavitos. Ayer domingo, mientras hacía las compras del supermercado, ofreció su producto a cuanta persona pudo al norte de Mejicanos, muy cerca de donde vive con su familia.
Los artistas, sobre todo los de teatro, se enfrentan a las pocas probabilidades de continuar con la función en la coyuntura actual. Él es uno de muchos que se las ingenian para conseguir el dinero suficiente para resistir los embates del confinamiento.
¿Cómo hacer teatro desde el encierro? Difícil. Muy difícil, aunque no imposible. El también padre de tres hijos, lo argumenta de esta manera: “el teatro es vivo, presencial. Puede ser el mejor teatro del mundo, pero en video no sirve. Mira a Peter Brook en video, no gusta. Imagino que en vivo ha de ser una maravilla, porque por la pantalla no se puede llegar a todos los sentidos, es como consultar a un programa de medicina o a un médico por Internet”.