Renacho Melgar: "Nadie ha querido atribuirse el rechazo o censura de la pieza..."

El pasado 30 de septiembre, el creador salvadoreño denunció en sus redes sociales que el Ministerio de Cultura retiró su pieza “Hoy no hacemos milagros” del Salón del Dibujo Contemporáneo 2021, sin que a la fecha le hayan aclarado el porqué

"Hoy no hacemos milagro" es la pieza que fue retirada del Salón del Dibujo 2021 por el MiCultura. Video: imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://www.facebook.com/renacho/videos/278147797308974/

Por R. Mixco

2021-10-07 6:12:36

El pintor, muralista y dibujante salvadoreño Óscar René Melgar, “Renacho”, alzó la voz en septiembre pasado para denunciar en sus redes sociales lo que considera una censura a su trabajo, tras ser notificado de que su obra “Hoy no se hacen milagros” fue retirada del Salón del Dibujo Contemporáneo 2021, organizado por el Ministerio de Cultura.

A la fecha, nadie de dicha cartera de estado le ha explicado por qué su dibujo fue rechazado. Y ante tal afrenta, decidió registrar el hecho en sus plataformas y mostrar al mundo la propuesta censurada.

“Nadie ha querido atribuirse el rechazo o la censura sobre la pieza, y los argumentos han sido esos: simplemente el MiCultura no quiere que ese tipo de obra con contenido crítico al gobierno se presente...”, manifestó en entrevista vía Whatsapp.

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No obstante, Renacho agradece a la persona o las personas que decidieron sacar su obra del Salón. “Me gustaría agradecerle a la persona que censuró el dibujo, creo que esa actitud o ese gesto lo que hizo fue generar un alud de morbo hacia la pieza y ahora la volvieron más famosa, que no era la intención...”.

El dibujo en cuestión es una metáfora sobre la realidad que sufren “las víctimas de siempre” en El Salvador, un dibujo pensado para invitar al espectador a cuestionarse desde su historia personal y generar debate.

Hace 10 años, lo invitaron a participar por primera vez en el Salón del Dibujo y nunca imaginó que atravesaría una situación como esta. Consciente de que su denuncia pública puede generar una ola de ataques cibernéticos en detrimento de él y su trabajo, expresó cuál es el rol que, hoy por hoy, debe jugar el arte en El Salvador.

La figura del Jesucristo payaso surgió hace un año, como una crítica a la realidad maquillada del país. Foto: cortesía Renacho Melgar

¿Cuándo decidiste participar en el Salón 2021 sabías a lo que te exponías?

Realmente, no me imaginaba que íbamos a llegar a esta situación. Sí creo que tenía cierta lógica de las posibilidades a las que me enfrentaba si hacía una pieza; creo que estuve (pensando), dos meses previos a la presentación, si era importante o si era necesario exponerme a lo que iba a suceder. Claro está, vivimos en un mundo dominado por trolles cibernéticos y es tan fácil crear una identidad falsa y hablar, tirar veneno. Me cuestioné mucho si valía la pena el hacerlo.

¿Cuál es el enfoque de la edición 2021, es tema libre?

El título del Salón o nombre del Salón siempre ha sido “Tránsito y permanencia”... dentro de las bases de este año, además de que la temática era completamente libre, lo único que se exigía era que fuera gráfica, ya fuera grafito, tinta o grabado. Está dedicado al maestro Héctor Hernández, uno de los grandes — sobre todo, durante mucho tiempo mantuvo una actitud crítica, muy propositiva alrededor de la mente de izquierda— , y pensé que si era un homenaje a él había una paralela de pensamiento con mi pieza, que iba a ver ahí una afinidad.

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¿Al momento de recibir la invitación, ya tenías lista la obra o la creaste específicamente para esta convocatoria?

El año pasado nació la pieza el Jesucristo payaso, el Salvador del Mundo payaso, desde la óptica y la idea de El Salvador maquillado. Siento que nuestro país está maquillado, pero en esencia y en fundamento, siempre mantiene esa realidad cruda y violenta que construye nuestro país. Esto en el sentido de esa lucha de contrarios, entre letras y números, gente con dinero y sin dinero, proletarios y burgueses, INFRAMEN e ITI, esa realidad fragmentada que se vuelve una lucha de contrarios… agreguemos ahí militares y guerrilleros, pues siempre ha sido parte de la identidad y de la realidad del país. El hecho de ahora verla ‘pof’ y ‘soft’, llena de colores, no es más que un maquillaje. Ahí nació la idea hace un año; era parte de la muestra “De hijos suyos podernos llamar”, que implicaba la estética de las pandillas y esta esencia política. Así que cuando me invitaron al Salón, surgió como crecer. Haber tenido esa pieza era el colofón de la pieza completa.

No estaba, sino que la produje directamente para el salón.

En esta fotografía publicada en sus redes, se ve al artista trabajando en la pieza “Hoy no hacemos milagros”. Imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://www.instagram.com/p/CTsWvQplbhC/

¿Cómo se titula tu pieza y qué expresas en ella?

La pieza se llama “Hoy no hacemos milagros”. Es una metáfora desde la producción de mi obra plástica, como te dije ya, abordando la realidad del país; ese sentido crudo y violento, pero desde la óptica de las víctimas de siempre. Desde la óptica del ser víctima. Esa realidad violenta y cruda, que realmente conocemos todos y todas. Mi intención primaria era que el espectador —sea una vendedora de tortillas, un multimillonario o un político— se detuviera frente a la pieza, que ella misma fuera como un catalizador del pensamiento y que el espectador pudiese construir desde su verdad y desde su realidad, no necesariamente por los diferentes factores políticos y sociales que nos diferencian... Es un retrato de la violencia, esa realidad permanente que se mantiene en El Salvador, sobre todo en el gueto...

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¿Alguien te ha explicado por qué fue retirada tu obra del Salón?

Nadie me dijo nada, al final es un universo de rumores. La persona que me invitó y que recibió la pieza el 29 (de septiembre), me llamó el día 30, a las 8:00 de la mañana, y no le pude contestar. Cuando le devolví la llamada, solamente me dijo: ‘Renacho, mirá, las personas que conforman el Ministerio de Cultura creen que tu pieza no puede ser exhibida en este Salón, sin embargo tenés la puerta abierta para regresar o si tenés algún otro dibujo extra que querrás mostrar, pero la pieza no se puede’. Luego, decidí ir a traerla y cuando fui al mediodía guardó silencio, no me quiso decir el nombre de la persona —que me imagino fue quien dirige—. A manera de chambre, uno de los trabajadores del lugar me dio un nombre, pero esto es a manera de chambre… Nadie ha querido atribuirse el rechazo o la censura sobre la pieza, y los argumentos han sido esos: simplemente, el MiCultura no quiere que ese tipo de obra con contenido crítico al gobierno se presente, que la puedo presentar en cualquier lugar menos en algo que pertenezca al MiCultura… ¡Por favor!

En este post en el muro de su Facebook, el artista se pregunta ¿qué es lo que debemos pintar? Imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://www.facebook.com/renacho

¿Te había pasado algo similar antes?

Me había pasado que la gente con pudor me pidiera que le pintara las partes íntimas a un personaje, hombre o mujer; me ha pasado que me pidieran cambiarle el color a algo, pero estamos hablando dentro del espectro mercantil que puede tener la obra... Sin embargo, estas piezas, con una índole más crítica, más en búsqueda de desarrollar el pensamiento, me parece realmente una falta de respeto que sea censurada, cuando no me dan motivos específicos diciéndome: ‘aquí en esta parte usted está haciendo esto y esto’. Tanto que en el momento de sacar el cuadro, yo les dije que me gustaría exigirles, preguntarles a las personas que la rechazaron, que me digan qué cosas debemos de pintar para ser partícipes en el Salón.

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En tu denuncia en redes, afirmas que el gobierno actual vulnera los derechos de los ciudadanos, ¿consideras que los artistas ya no pueden expresarse con libertad en El Salvador?

Sí, te estoy hablando como artista. Te estoy hablando desde mi perspectiva como ciudadano y como artista. Sí es cierto que sentí bien vulnerable el hecho de tomar y decir: “bueno, no podés participar con tu obra”. Asimismo, creo que el hecho de burlarse en las redes sociales, como en el caso de las compañeras que hicieron una performancia y tildarlas de brujas y hechiceras, o acercarse y contratar a diseñadores de otros países, o pagarle a una compañía de danza y teatro de primer mundo para que nos represente en Dubai, eso sí me parece una falta de respeto contra los artistas, hombres y mujeres, que trabajamos en nuestro país y que producimos, en vez de desarrollar, producir y crear una plataforma desde dónde exponer, poder generar pensamiento, para fortalecerse técnicamente...

Melgar denunció el rechazo a su obra en sus redes sociales. Imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://www.facebook.com/photo/?fbid=10158740276554779&set=a.10152228643534779

Ante crisis socio-políticas como la que se vive en nuestro país, ¿cuál consideras que debe ser el rol del arte y los artistas?

Para mí el rol de los creadores —porque estoy un poco divorciado con el término artista— es hacer un rostro real del país. Hablar de todo lo que nos está aconteciendo. Buscar una interacción más dinámica con el espectador... hay que crear propuestas nuevas e inteligentes para involucrar al espectador, y que el espectador deje de ser un alejado de los procesos creativos, de los resultados estéticos y de la obra. Que tenga más capacidad de hablar de lo que le provoca… El arte es eso, comunicación. Nosotros deberíamos estar buscando eso, en vez de estar enfrascados en construir para el Estado, en hacer retratos de políticos o ser diligentes para ganarnos becas…

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¿Cuál debe ser la actitud del sector cultural del país ante este tipo de censura?

Me gustaría agradecerle a la persona que censuró el dibujo, creo que esa actitud o ese gesto lo que hizo fue generar un alud de morbo hacia la pieza y ahora la volvieron más famosa, que no era la intención. Mi intención era abrir y generar debate. Ahora lo que están haciendo es generar un morbo alrededor de la pieza, todo el mundo quiere verla, quieren que se mueva, y no sé si puedo hacerlo, por todo lo que implica el desgaste hacia mi imagen, hacia mi familia, ya realmente me da miedo. Vivimos en este universo de trolles trogloditas, fanáticos partidistas, que lo que menos tienen es una capacidad de diálogo, sino que todo los invita a destruir. Lo que me parece más irónico es que en un mundo en el que está de moda hablar de la “descolonización”, todas sus actitudes se vuelven colonizadoras. Ese sentido colonial-conquistador de llegar e imponerse sobre lo que alguien ya trabajó, destruir y vetar lo que no les parece y considerarlo degenerado, satánico, y seguir construyendo desde la forma más canibalista. Creo que entre mis colegas de todos los gremios culturales, en este momento, lo único que ha hecho bien el Estado es generar división, generar conflicto, nos han polarizado más, porque ese poco dinero que no se regaló, pero que la gente cree que se le regaló, lo que ha hecho es destruir el petate cultural que existía en el país. Lo que deberíamos de hacer es reunirnos y hablar, y coincidir en algo diferente a todos los vicios que ya mantenemos y dejar de culparnos, dejar de creer que somos víctimas, que somos excluidos. Podríamos hacer muchas más cosas si estuviésemos juntos y juntas, porque al final, si vemos, son más las afinidades que nos unen que las diferencias que creemos tener.