Desde hace muchos años, la salvadoreña Cendí Aurora Tejada ha estado inmersa en un mundo lleno de colores y figuras geométricas, los que al combinarse se convierten en espectaculares obras de arte. Su estilo, a diferencias de otras expresiones artísticas, transmite paz espiritual y calma, tanto para el que las crea como para el que las aprecia.
La salvadoreña, conocida artísticamente como Aury, es una muralista experta en mandalas, un arte representativo, simbólico y espiritual. Su ingenio y su creatividad para dibujarlas en lienzos, cuadernos y murales le han permitido transcender fronteras.
Según Aury, su talento lo descubrió en su etapa universitaria, cuando en un momento de descanso comenzó a dibujar en una servilleta círculos y figuras, sin saber que el resultado final sería un mandala. En ese entonces, desconocía que lo que había hecho tenía nombre y tampoco sabía que podía llegar a ser arte.
Pero sus compañeros comenzaron a interesarse en sus dibujos, algo que la motivó a seguir creándolos. Con el paso del tiempo, descubrió en redes sociales que lo que ella plasmaba en cuadernos y servilletas eran mandalas, un arte muy conocido en el mundo, especialmente por su relación entre el simbolismo y la espiritualidad.
Mandala es una palabra de origen sánscrito y significa “Círculo”. Prácticamente consiste en una forma circular compuesta por elementos geométricos, concéntricos y organizados en diversos niveles, combinados con una paleta de colores que hacen perfecto el ambiente en el que se plasman.
De cuadernos a murales
La compatriota, originaria del cantón Agua Escondida del Puerto de la Libertad, fue perfeccionando su talento con el paso del tiempo, trascendiendo de los cuadernos y los lienzos a los murales.
Eso le permitió proyectar su arte en varios lugares de El Salvador, entre ellos, el Centro Recreativo El Cafetalón, en La Libertad; Nueva Concepción, Chalatenango; Suchitoto, Cuscatlán; Sonsonate y varias zonas del gran San Salvador.
Hace aproximadamente 3 años, decidió llevar su arte más allá de las fronteras cuscatlecas, con el objetivo de abrirse nuevos caminos y buscar mejores oportunidades. Es así como llegó a Guatemala, país en el que ya ha dejado huellas.
Con sus pinceles y pinturas, Aury ha dado vida a varias zonas de la capital guatemalteca, así como a interiores de casas de personas que se ven atraídas por las coloridas mandalas que ella pública en sus redes sociales.
Retos y obstáculos
Sin embargo, la vida para la salvadoreña de 27 años no ha sido por completo color de rosa, ya que ha tenido que enfrentar la discriminación y la falta de apoyo por ser ajena al país en el que reside.
“Es difícil ser artista salvadoreño en otro país. Me he topado con mucha gente aquí en Guatemala que todavía cree que todas las personas de El Salvador son delincuentes. Entonces, es una cosa muy fea que no confíen en vos, porque sos de tal lugar”, expresó.
Pero aclaró que la falta de oportunidades es igual tanto dentro como fuera de su tierra natal, y que esa puede ser una de las razones por la que muchos salvadoreños buscan realizar sus sueños fuera de El Salvador.
“Honestamente, considero que tanto dentro del país (El Salvador) como fuera es igual de complicado, dado que vivimos en un país en el que las oportunidades para los artistas son muy escasas. No tenemos las herramientas ni los espacios necesarios como para desarrollar las cosas que nos gusta hacer o nuestro talento, como dicen muchas personas. Fuera del país tal vez se hace más complicado por el hecho de que no tenemos papeles, el hecho que nadie nos conoce, pero al igual debes ir haciéndote de tu nombre, irte dándote a conocer poco a poco. Ya cuando te das a conocer la gente ya va más confiando en tu trabajo y le va gustando”, manifestó.
Hay que destacar que eso no ha sido un impedimento para que ella siga triunfando en el exterior, pues recientemente fue parte de un encuentro de muralistas en Cantarranas, Honduras. Evento en el que tuvo la oportunidad de compartir conocimiento con otros artistas internaciones, incluso del pulgarcito de Centroamérica.
“A mí, los mandalas, al dibujarlos me transmiten paz, tranquilidad. Creo que me despejan la mente, es como liberar todas esas energías negativas. No me gusta dibujar cuando estoy triste, porque siento que esas energías negativas quedan plasmadas ahí. Cuando es así, esos cuadros, esos dibujos me los quedo para mí. Trato de que siempre que voy a pintar o dibujar y va a ser para alguien más o alguien más lo va a ver, sea con las mejores energías, que este feliz, para que esas energías positivas se transmitan a otras personas”, resaltó Aury.
Asimismo, aseguró que “el arte salva. En lo personal me ha ayudado a liberarme en los peores momentos de mi vida”, por lo que, estar concentrada en dibujar y pintar mandalas hace que su imaginación vuele y se desestrese.
Por lo general, la joven se lleva de dos a tres días en terminar un mural, pero destacó que el tiempo depende del tamaño y el diseño. Mientras que un dibujo en lienzo puede finalizarlo en un día.
Los materiales que utiliza son acuarelas, pinturas acrílicas, pinceles, brochas y aerosol.
Últimamente, ha debutado en el arte del tatuaje, ya que algunas personas se han interesado en que sus creaciones estén talladas en la piel.
“Al final, la piel es un lienzo más. Yo sí soy de la idea de que quiero pintar mandalas en donde se pueda. Lo he hecho en ropa, en zapatos, papel, madera, paredes, electrodomésticos. Incluso, hago libretas artesanales”, finalizó.
La obra de la joven artista salvadoreña puede apreciarse en su cuenta de Instagram, bajo el usuario @aury.artistic
