Involucrar a las personas con discapacidad en las artes es un reto, por eso la Academia Manos que Hablan ha organizado dos jornadas educativas con Dagoberto Huerta, bailarín sordo originario de Chile.
Las actividades están dirigidas a personas con o sin discapacidad, profesores, artistas y quienes deseen emprender un proyecto cultural incluyente.
Huerta desarrolló su propia metodología de danza con base en la vibración y la percepción de la música después de quedar sordo.
“Noté que la vibración me hacía sentir y me permitió bailar como cualquier persona”, explicó.
Ahora enseña danza en Chile, Venezuela, Colombia, España y otros países. También se convirtió en miembro del Consejo Internacional de la Danza de la Unesco.
En su método fusiona la lengua de señas a través de técnicas de danza clásica, jazz y baile de salón para desarrollar la corporalidad. También orienta a los ciegos a trabajar la audio descripción del movimiento.
“La danza les permite involucrarse con el movimiento, sentir y sociabilizar. Ellos están ajenos a la música, pero el baile les entregará una experiencia nueva alejada de la realidad”, indicó el chileno.
Por otro lado, en el conversatorio abordará los convenios para que los artistas en situación de discapacidad puedan participar en actividades de la Unesco.
La directora de la Academia Manos que Hablan, Emilia Pérez, aclaró que este evento es importante para la comunidad de niños y jóvenes sordos, porque les permite tener un referente de superación.
El 21 de junio habrá un taller de danza inclusiva a las 6:00 p.m., el costo es de $20; mientras que el 22 se programó un conversatorio sobre proyectos artísticos, con un costo de $5. Ambas actividades serán en la Academia Manos que Hablan.