Bailarina salvadoreña se formará en el Instituto Superior de Bellas Artes de Paraguay

La joven María José Ruiz estudiará una licenciatura en danza en Asunción. Por el momento, su viaje ha quedado en pausa debido a la cuarentena internacional por el coronavirus. Sin embargo, sigue entrenando fuerte para cuando deba partir.

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María José Ruiz también se ha presentados en platós internacionales. / Foto Por EDH-Cortesía Gisela Estrada

Por Sara Castro

2020-03-19 5:15:13

Comenzó a empacar sus maletas y su entusiasmo, pero la emergencia sanitaria a nivel mundial ha dejado en paréntesis su viaje hasta Paraguay. María José Ruiz llegaría a Asunción el próximo miércoles 25 de marzo para ingresar al Instituto Superior de Bellas Artes.

Esta bailarina salvadoreña tiene 18 años y arribaría a la capital paraguaya para realizar clases intensivas en danza y luego inscribirse a la licenciatura en danza en la prestigiosa institución suramericana. Pero todo deberá seguir su curso al compás de la pandemia.

La alteración de sus proyectos había llegado ya con la cancelación de la producción de “La Fille Mal Gardée” a raíz del COVID-19, donde sería protagonista, se despediría de su público y de la escuela que la formó y la vio crecer, la Escuela de Danza Macholah.

“Para nosotros es triste por la finalidad del evento, que era despedir a nuestra primera solista, pero nos queda respetar el decreto”, expresó días atrás la fundadora de Macholah, Gisela Siliézar, al cancelar el espectáculo.

A pesar de las adversas circunstancias, Ruiz aseguró que pronto las cosas volverán a su curso y también ella retomará su viaje, ese mismo que lo llevará a cumplir uno de sus más grandes sueños: tener una acreditación como bailarina profesional.

Ruiz logró contactar con este centro de arte gracias a que su tía, la también bailarina Marisol Salinas, vive en Paraguay. “Que mi familia viva allá me facilitará muchas cosas, sobre todo para mantenerme”, comentó la joven balletista.

Aunque Ruiz sabe que la danza y el ballet son sus más grandes pasiones, reconoció haber tenido un momento de dudas. Ruiz no sabía qué carrera cursar —dijo debatirse entre educación física y fisioterapia— y le compartió a su madre que no quería dejar de bailar. La respuesta de ella fue firme: “entonces eso es lo que querés hacer en realidad”.

María José Ruiz, bailarina de 18 años. Fotos EDH / Cortesía Gisela Estrada

A partir de ese momento, Ruiz comenzó la búsqueda de un lugar donde pudiera reforzar y enriquecer todo lo aprendido en Macholah. Y el instituto paraguayo era una opción excelente.

“Es un muy buen instituto. Ingresaré a la carrera en 2021. Pero antes de entrar estaré en clases de danza contemporánea y ballet todos los días, todo el día en el mismo lugar”, detalló Ruiz.

Y uno de los requisitos para que pudiera ingresar era tener una trayectoria importante y dilatada en la danza. Ruiz la ha tenido. Sus inicios se remontan a los 4 años, cuando participaba en cursos de danza durante sus vacaciones escolares y era elegida para interpretar papeles pequeños.

Pero uno de los roles principales llegó en 2013 cuando la seleccionaron para interpretar a Clara, una niña que recibe un gran muñeco cascanueces en Navidad, en el clásico “El Cascanueces”.

“Ahí empecé a sentir la responsabilidad de hacer las cosas bien porque el público llega a verte y es de los papeles que más recuerda, entonces uno entra con más nervios”, comentó la artista.

Luego pasó a ser la primera solista y protagonizó las obras “Esmeralda” y “La bella durmiente”. Pero también fue llamada por otras escuelas de danza para ser parte de otros montajes, siempre representando a Macholah.

Ruiz en una puesta en escena de la Escuela de Danza Macholah.

Ahora Ruiz se llena de paciencia, sigue entrenando fuerte en casa y se concentra en su estricta rutina para el día que tenga que partir hacia Asunción y asumir nuevos retos artísticos.

“He tenido la suerte de tener una familia que me apoya mucho. Seguiré bailando y regresaré a El Salvador, para aportar acá lo que aprenderé en Paraguay, y ayudar a crecer esta escena”, aseveró esta promesa de la danza salvadoreña.