“¡Felicidades! Nos complace anunciarle que ha sido galardonado con la beca ‘The Denis Diderot Artist-in-Residence Fellowship Grant...’”, se lee al inicio de la correspondencia que el artista visual salvadoreño Otto Hernández recibió de The Château d'Orquevaux International Artist Residency, con una nueva oportunidad de crecimiento.
Si bien esta es la segunda oportunidad de hospedarse por varias semanas en el famoso castillo del artista, pintor y filósofo Denis Diderot, esta vez llega para apoyar al staff de dicha Residencia. Su primera experiencia fue en noviembre de 2019 y vaya que supo sacarle provecho.
Convivió con un grupo dominado por estadounidenses, en el que el salvadoreño y una japonesa fueron los inquilinos más exóticos. Ahí, figuraban pintores, escritores, músicos, fotógrafos.
A diferencia del pasaje bíblico sobre la Torre de Babel, la comunicación entre los ciudadanos de distintas naciones fluye a través de un solo lenguaje: el arte.
El histórico castillo -construido en la década de 1760 y ahora vivienda privada propiedad de la familia Attias- alberga desde 2015 dicha residencia, que concede un espacio de inspiración y crecimiento a los grupos de artistas que lo visitan.
Para el compatriota, esta segunda vez significa para su trayectoria más conocimiento e intercambio artístico-cultural.
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Si todo prosigue ‘viento en popa’, Hernández vuela este 28 de agosto hacia Francia, para, en un primer momento, permanecer en Champaña del 29 del mismo mes hasta el 2 de octubre de 2021.
Pero, ¿qué es una residencia artística?
“Una residencia artística es un espacio a donde aplican artistas de diversas disciplinas y partes del mundo para realizar proyectos acordes a su disciplina ya sean pintores, escritores, fotógrafos, músicos, etc. Todo esto con el objetivo de concretarlo durante una estancia en el extranjero y compartir con diversos artistas. Para aplicar, primero existe una convocatoria y luego un proceso de selección en donde existen lineamentos y parámetros de cada residencia”, explica el salvadoreño.
El artista capitalino de 41 años se apasionó por las artes visuales en su primera infancia. “Desde kínder, cuando conocí las crayolas”, expresa.
Actualmente, disfruta de la libertad de experimentación que le ofrece el arte. Las técnicas mixtas son sus favoritas: “Porque me permiten experimentar y a la vez utilizar otros recursos como el collage, que lo asocio al tema del reciclaje”, explica.
Inmerso en la antigua arquitectura del siglo XVIII, Hernández se dejó impresionar por la belleza del paisaje, el exquisito clima y los deliciosos sabores de la gastronomía francesa.
Si bien reconoce que tuvo que lidiar con el temor hacia lo desconocido en la primera visita al Château d'Orquevaux, asegura que tras vencerlos vivió una experiencia “enriquecedora” e inolvidable.
“Es otra cultura donde existe mucha valorización hacia el arte y a la ves son países muy ordenados. Lo que me impresionó del lugar es la naturaleza, la calidad del clima y el ambiente, un lugar con mucha historia. La amistad con los artistas y el contacto con la flora y la fauna fue una experiencia enriquecedora”, enfatizó.
El salvadoreña viaja con muchas expectativas y está convencido que este viaje aportará grandemente a su ya reconocida propuesta visual.
